Publicado en Estepona Información el 23/03/2013
Lo habrán sospechado, el título de este artículo no me va a llevar más que
citar de refilón a la espectacular celebración que en otros lugares de Andalucía
supone la llamada Semana Santa. Un auténtico despliegue de arte, fenómeno
sociológico de indudable interés y enorme belleza que discurrirá o no, ya
veremos qué dicen los dioses Eolo y correspondientes, por las calles de nuestros
pueblos. No será el caso de Estepona, que aquí se procesionará lo de todos los
años más o menos, poco de valor por tanto.
Sin embargo, el número de
maltratados y crucificados seguirá creciendo en la localidad. Por el interés
puesto en ello por las autoridades nacionales, pero también con el incondicional
apoyo de nuestro Alcalde, que se postula como malo entre los malos. Ya saben lo
que le gusta un premio al Notario, y esta vez está dispuesto a desbancar a la
Ministra de Sanidad, a la de Educación o a la mismísima Cospedal. Además de ser
el Alcalde más premiado, con lo que cuesta eso, también quiere superar en maldad
a sus compañeros de partido. Lo tiene un poco más fácil, pues ya está fuera de
concurso Bárcenas, que al parecer ya no es del PP.
Nuestro Notario puede
encaramarse, si todo sale como él pretende, solo un pasito por detrás de los
hermanos Malasombra, que eran malos de verdad. Después de incrementar
directamente el número de parados de la localidad, ahora nos enteramos que
quiere ir al infierno por permitir que cierre el comedor social.
No soy
partidario de la limosna, pero no por eso podemos cerrar los ojos ante el
problema que diariamente padecen vecinos de mi pueblo, ajenos a la opulencia de
ese que habita una mansión de Puerto Banús y se permite arrogar la
representación de todos los esteponeros. Si se ha firmado un convenio de
colaboración con una ONG, hay que cumplirlo. Pague lo que debe a Emaús de una
puñetera vez, Notario. Hágalo, porque sabe que esa ONG está acudiendo a paliar
un problema grave de muchos esteponeros.
Y aunque muchos sepamos que no
es la caridad la que lo resolverá, sino la transformación social y
revolucionaria, incluyendo la socialización de esos bienes acumulados por los
que siguen viviendo en la opulencia, como usted.
El Notario, desde su
atalaya de soberbia que enmascara el complejo de inferioridad, quiere ser el
más malo de la película, y que los demás le rindamos pleitesía y le tengamos
miedo. Puede que lo consiga en algunos casos, pero no todos estamos dispuestos a
otra estación de penitencia.
jueves, mayo 02, 2013
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