lunes, diciembre 27, 2010

Bochornoso

Publicado en Estepona Información el 25/12/2010

Tuve la poca fortuna de vivir el miércoles, se celebraba el pleno municipal, un incidente desagradable de los que dejan con amargo sabor de boca a los que nos consideramos demócratas.

Durante la discusión de la ordenanza municipal relativa al servicio de taxis y mientras intervenía el Sr. Crespo un nutrido grupo de taxistas allí presente lanzó improperios y fuertes descalificativos contra el citado señor.

Es lamentable ver como los colectivos vecinales acuden a los plenos municipales frecuentemente cargados de razón y, también por eso con frecuencia, con el ánimo indignado contra los miembros del plenario municipal, a los que acusan de la dramática situación económica por casi todos padecida.

Los taxistas ayer tuvieron una salida de tono excesiva, no disculpable aunque sea comprensible, que fue atajada por el presidente de la sesión con firmeza y determinación. No son tolerables los excesos del público en los plenos, aunque hay que arbitrar medios para que los ciudadanos colaboren con el Ayuntamiento. Es ineludible poner en funcionamiento de una puñetera vez el reglamento de participación ciudadana en lugar de mantenerlo escondido y vertebrar nuestra ciudad hacia la participación más que hacia la representación delegada de cuatro en cuatro años.

Sin embargo, con todo, lo peor de ese momento fue la chulesca, desproporcionada y provocadora reacción del Sr. Crespo. Alguno de los calificativos vertidos hacia su persona, además de hacerle directamente responsable de la situación del taxi en Estepona, fue mucho tiempo Delegado de Servicios, hacía referencia a su condición ética.

Estepona no se merece este tipo de representantes, un señor condenado en el Tribunal Supremo por perjudicar a la ciudad y que aún tiene que responder a la justicia por la presunta comisión de gravísimos delitos contra el patrimonio público debería estar en su casa calladito en lugar de citar los ciudadanos a encuentros barriobajeros, “a la cara” decía, como si todavía se encontrase en el patio de la prisión. Al menos, hasta no devolver el dinero que ha sido condenado a pagar.

Charles Bronson

Publicado en Estepona Información el 18/12/2010

Las promesas electorales del candidato popular van camino de convertirse en clásicos del disparate en Estepona. Tremebundo futuro nos espera si, por mala fortuna, los ciudadanos deciden confiar el gobierno a ese partido político.

El populismo más puro, heredero directo del gilismo, empapa sus actividades, discursos y actitudes. Así, a las paellas, cócteles y barbacoas tan generosamente sufragadas se sumará pronto el regalo de tabletas de turrón, entradas para el fútbol y grabaciones en dvd de villancicos populares. He dicho populares sin referirme al carácter derechista de los villancicos, que no sé si lo tendrán, sino a la sensiblería típica de esta derecha retrógrada que desgraciadamente estamos conociendo en nuestra localidad.

Del candidato vamos conociendo que no le duelen prendas cuando invita a copas o carne asada a nuestros vecinos. Hace alarde de una saneada economía personal, labrada en su profesión y sus múltiples intereses empresariales, que contrasta con la desesperada situación económica de muchos esteponeros. A mí no me parece mal, que el dinero es suyo, y como buen negociante pensará que no lo está tirando en saco roto. Quizá sea criticable ese tipo de campañas tan caras cuando deberían ser deberían ser austeras y centradas en las propuestas y los programas.

Pero él no hará eso, que tendría que hablar de política, y prefiere no perder la ocasión de manifestar alguna de sus barbaridades preferidas, aquellas que demanda su electorado potencial. La última: El personal de confianza son “personas contratadas, sin oposición y sin méritos, por ser amigos de los que gobiernan”. Es decir, menospreciando la Ley de la Función Pública despacha de un plumazo una figura recogida en nuestro ordenamiento. No es la primera vez que disfrutamos de su particular respeto a la ley, recordemos de nuevo su demagógico “legalizaré todos los campitos”, por mencionar un ejemplo.

Se va retratando. Le gusta decir a su entregado auditorio, calentado por copas gratis previamente, justo lo que quiere oír. Yo soy la justicia, como Charles Bronson.

No a la constitución

Publicado en Estepona Información el 11/12/2010

A la del 78, me refiero. No es la primera vez que me posiciono en esta columna contra un documento que discrimina a las personas según su según su nacimiento y ahora, a pocos días después de su aniversario, no voy a cambiar de opinión.

Un texto caduco que por la sola inclusión de la institución monárquica debería ser repudiado por todos los demócratas pero que además ha servido para perpetuar el liberalismo económico y las privilegiadas relaciones que mantiene la Iglesia Católica con el Estado. La mera inclusión del término “social” en el art.1 o la enumeración de algunos derechos como el del trabajo o a la vivienda digna no es suficiente para apoyar un texto que no es útil para regular las relaciones de los ciudadanos que convivimos en el Estado.

No es el único ejemplo pero la cuestión de la vivienda, por su relación con la Costa de la Corrupción, es suficientemente significativo del fracaso constitucional. Dice el texto en su art. 47 que “todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada”, y en el artículo 32 se reconoce el derecho a la propiedad privada, limitado por la “función social” de la misma. La práctica constitucional, 30 años después, ha puesto de manifiesto que el derecho a la propiedad privada es el único inviolable, que cada vez hay más diferencias entre poseedores de las riquezas y pobres y que la “función social” de la propiedad queda reducida a su declaración de intenciones, que no al ordenamiento efectivo.

En la Costa se acumulan las viviendas vacías junto a los expedientes de solicitud de una vivienda digna. El derecho a la propiedad privada, aunque sea la de los especuladores y corruptos, prevalece sobre el de los ciudadanos condenados a vivir en condiciones extremas.

Ha llegado el momento de solicitar una crisis constitucional profunda, que acabe con la desigualdad, con los privilegios de ciertas iglesias y, sobre todo, permita a los poderes públicos actuar de forma contundente contra la desigualdad y la injusticia social. Por una constitución republicana, laica, federal y social.

lunes, diciembre 06, 2010

Una obra innecesaria

Publicado en Estepona Información el 04/12/2010

A pocos días de cerrarse el plazo de exposición pública del estudio informativo sobre la hipotética autopista de peaje entre Ronda y la Costa del Sol el gobierno de la nación sigue dando ejemplos de políticas económicas insostenibles, alejadas de la necesidad y propiciadoras del despilfarro de los recursos públicos naturales y financieros.

Si bien es cierto que se hace necesaria la adecuación de la actual carretera Ronda - San Pedro, la demanda de un transporte por carretera de calidad entre las dos comarcas malagueñas no justifica en modo alguno la multimillonaria inversión pública ni, caso de conseguirse, la cesión del supuesto negocio a una entidad privada.

Además, en lugar de incrementar las medidas de protección de un entorno único en el mundo, Sierra Bermeja y Valle del Genal, de indiscutibles valores naturales, culturales, históricos y etnográficos la construcción de la autopista ejercerá un impacto directo negativo sobre las tierras que soportarían su trazado. Daños inmediatos e incalculables sobre acuíferos como el de Jarastepar o los destrozos de cientos de hectáreas de bosque mediterráneo endémico de Sierra Bermeja.

Por parte de la comunidad científica y con el apoyo de multitud de organizaciones ciudadanas se ha reiterado la petición de figuras de protección específicas para este territorio, Parque Nacional de las Sierras Bermejas Malagueñas y Parque Natural del Valle del Genal. Estas peticiones. El Gobierno socialista, ignora la racionalidad de estas medidas y continúa empeñado en el anuncio de obras megalíticas con el reclamo de la creación de empleo inmediato que esconde un empobrecimiento de las comarcas y, en todo caso, la realización de beneficios empresariales a grandes grupos del cemento y el ladrillo.

Y, hurgando en la herida, el anuncio de estas obras coincide con el frenazo a las inversiones del Tren Litoral de la Costa del Sol, condenado de nuevo al parón presupuestario. No nos cabe ninguna duda, hay que parar tan descabellado proyecto mediante el impulso de políticas respetuosas con el medio y los recursos.

viernes, diciembre 03, 2010

Quimera

Publicado en Estepona Información el 27/11/2010

A estas alturas de la película los partidos políticos de la localidad insisten en el mismo lenguaje, las mismas recetas. Aún reconociendo la caducidad de un sistema económico basado en el ladrillo, no hay manera de sacarles más que promesas de “inversores” interesados exclusivamente en lo que se ha demostrado como ineficaz y empobrecedor.

Del análisis del convenio con los propietarios de los terrenos de la Herencia Nadal Guerrero se desprende que nadie ha intentado tan siquiera preguntarse por otras alternativas de actividad económica. Estamos ante un documento que consagra el negocio urbanístico como el único posible en nuestra localidad. El convenio, que no tiene nada que ver con ninguna futura universidad en la localidad, establece pasos para la ordenación de una parte muy importante del territorio siendo ajeno tanto a una visión completa y compleja del término municipal como a la propia realidad económica.

Preparar el terreno para la construcción de seis mil viviendas que deberían alojar, si para eso fuesen concebidas, a veinticuatro mil esteponeros inexistentes es la única intención del documento. Ficticia intención que ignora el parque de viviendas vacías de la localidad, el desplome del mercado inmobiliario y las capacidades de la tierra para absorber tan tremendo impacto destructor.

Sin embargo, y conocida la filosofía de nuestros gobernantes, nos queda esperar que los partidos políticos tradicionales aprueben el documento alegando la creación de puestos de trabajo y la revitalización de la vida económica con la creación de la también imaginaria universidad esteponera. Ninguno de ellos recordará que la construcción es el más efímero de los negocios y el que mayor capacidad de destrucción tiene de nuestros auténticos tesoros económicos, nuestros campos y nuestras playas.

Hay que lamentar nuevamente que el interés electoral haya precipitado la firma y puesta en escena de un convenio tan falso como los anteriores y que juega con la ilusión de los trabajadores afectados por el paro y el de la población aún pendiente de la quimera universitaria.