Es probable que los vecinos de Estepona estemos pagando las frustraciones de aquel chiquillo acomplejado y solitario que sin duda debió ser, pero desde luego la venganza a la que nos está sometiendo es desproporcionada. Hay quien dice que los pueblos tienen los gobiernos que se merecen, y no cabe duda que el mío depositó una confianza en este señor injustificada. Y aunque podríamos decir que le elegimosy por tanto apechuguemos con él, la realidad es que cuando se parte de un supuesto engañoso el elector eso puede ser injusto. Seremos culpables de ingenuidad o de incultura política, pero no de los actos deleznables cometidos por los que elegimos.
Es cierto que algunos advertimos que el cargo de notario no certifica demasiado, salvo el silencio cómplice de la mayoría de ellos en las tropelías urbanísticas y financieras que han llevado a nuestro país a la ruina. En algunos casos, incluso la sospechosa ausencia de reparos a operaciones que luego han resultado delictivas. Muchas de ellas en Marbella, lugar donde, por cierto, tiene intereses nuestro Alcalde.
También hemos contado que un licenciado en derecho preocupado por sus vecinos, íntegro, solidario y que busca la justicia social raramente elige esa profesión, la de notario, para desarrollar su vocación. Salvo excepciones, que las hay, es más fácil encontrar a personas entregadas a los demás en los despachos laboralistas, en los turnos de oficio y en los juzgados que en el Colegio Profesional de este señor. Ahí solo encontraremos a millonarios, aspirantes a millonarios y especuladores que trapichean en los municipios vecinos a los que ejercen, por aquello de las incompatibilidades.
Con todo, el que nos ha tocado sufrir sobrepasa todas las expectativas. Mintió a los electores, mintió a los trabajadores municipales y cuenta sus amigos entre delincuentes de guante blanco y miembros de familias nazis. Pero no sabíamos que era capaz de engañar a una mujer discapacitada y reírse de ella mientras la dejaba conscientemente en la puta calle.
Ahora recuerdo su ceremonia de investidura, entregando el bastón de mando municipal a su anciano padre. ¿Le habrá contado lo que es capaz de hacer su hijo?
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