lunes, agosto 30, 2010

Panfleto

Publicado en Estepona Información el 28/08/2010

Hace unos años, con Toni Caba de alcalde, los más díscolos militantes de IU nos quejamos de la impresión de un pseudo periódico, La Hora de Estepona, que editado desde el Ayuntamiento hacía ejercicio de la más burda de las propagandas. La autocomplacencia, el abuso de la fotografía de los entonces cuatripartitos líderes políticos y el oscurantismo tanto en la financiación como en cualquier aspecto relativo a la publicación propiciaron una queja por escrito que jamás obtuvo respuesta.

Aquellos díscolos izquierdistas mantenían inalterables su defensa a la libertad de expresión y el servicio social inherente a cualquier medio de comunicación público. Así, eso implicaría el alejamiento de la propaganda partidista o la promoción personal de los políticos gobernantes. Incluso cuando nuestro partido fuese parte de ese gobierno creíamos en la independencia de los informadores y en la insoslayable transparencia de la gestión pública. Mantuvimos la misma posición durante el siguiente gobierno participado por IU, exigiendo la redacción y puesta en marcha del estatuto de la Radio Televisión Estepona para garantizar que sus trabajadores jamás se vieran mediatizados por intereses políticos.

El Barriento-Crespismo, con el inestimable apoyo de la IU de Murcia, entendió que debía seguir haciendo uso y abuso de los medios de comunicación públicos en su propio beneficio, con descaro, sin pudor y con el aplauso de todos los concejales del PSOE de aquel momento. Y aquel fue uno de los determinantes en nuestra salida de IU, entendíamos que se traicionó su espíritu y nuestras convicciones.

Esta semana he tenido la desagradable experiencia de leer otra publicación, Estepona 3.0, apócrifa, que renuncia a darnos a conocer a su director, los medios de financiación o el nombre de sus redactores. Sin embargo, sí que repite hasta veinte veces la foto de nuestro alcalde y evita cualquier aspecto mínimamente crítico con la situación actual de nuestra ciudad. Huele a panfleto que espanta, y duele sospechar que recursos públicos estén implicados en su distribución. ¿Alguien lo sabe?

martes, agosto 24, 2010

De locos

Publicado en Estepona Información el 21 de agosto de 2010

Prometí evitar el trapicheo de la politiquilla en esta columna y aportar propuestas en positivo para una Estepona necesitada de lo segundo y hastiada de lo primero. Sin embargo reconocerán que cuesta abstraerse del batiburrillo de los políticos de cuarta categoría que nos representan y los advenedizos que pretenden hacerlo.

El ruido provocado por la demagogia y la descalificación gratuita pretende colocar en segundo plano la situación que vive la ciudad para colocar de forma visible el rostro de un Salvador, el victimismo de otro o la sonrisa malévola de los que ven el espectáculo desde la privilegiada barrera que les da un acta de concejal que detentan pese a estar investigados por graves delitos.

Tengo que criticar la posición de un PP que lleva dos años empeñado en obstruir la acción de gobierno y que jamás ha mantenido una posición leal con la institución municipal. No era su obligación participar de ningún gobierno municipal encabezado por el PSOE, pero también es cierto que disponía de elementos suficientes para colaborar en evitar la desintegración intencionada de cualquier posibilidad de futuro. Manifestando gran cobardía política no fue capaz de encabezar una moción de censura para la que contaba con votos suficientes en las filas de los imputados por corrupción, sus aliados estratégicos. Pero eso le pondría en la tesitura de gobernar y no en la estrategia destructiva con la que pretenden ganar las próximas elecciones.

Peor aún que la actitud del PP, es la mantenida por el débil David Valadez. Valiente y honrado en lo personal, entregado, cobarde, obtuso y desgraciado en lo político. Absurdamente esclavo de un PSOE que no le representa en sus valores sino que pertenece ideológicamente a la cultura de los herederos del pelotazo que iniciaron González y Solchaga y tan bien representada en Estepona por Barrientos, Flores y casi todos de su partido. Por cobardía no propició la disolución de la corporación y ha sido rehén de tránsfugas, pseudo izquierdistas y traidores a su causa. Pero, aunque lo parezca, nada de todo esto es culpa de un puñado de locos.

lunes, agosto 09, 2010

Obamanía

Publicado en Estepona Información el 07/08/2010

La visita que la primera dama mundial y su hija han hecho a nuestra comarca ha destapado en todos los medios de comunicación y en los representantes políticos más cercanos una afición a la información “rosa” con momentos francamente hilarantes.

No cabe duda que el que la esposa del Presidente de los EE.UU, el imperio, haya decidido visitar nuestra maravillosa tierra es noticiable. Merece la pena que los aspectos colaterales políticos y económicos de la visita sean conocidos y analizados debidamente. Sin embargo, más allá de todo eso hemos visto como los periódicos más sesudos y los analistas más rigurosos discuten sobre aspectos tan banales como el color del vestido que lleva puesto la “Presidenta” o los helados que comió su hija pequeña.

Por parte de la Prensa española se ha tratado el asunto como la visita de una reina consorte en el país más monárquico del mundo. Una mujer sin duda extraordinaria pero que nos llega con el exclusivo mérito personal de ser esposa del Sr. Obama, que sí que puede considerarse el personaje más relevante de lo que llevamos de siglo.

En un país que debería estar empeñado en superar los prejuicios de sexo parece un paso atrás en la lucha por la igualdad el destacar a una mujer por su matrimonio o su maternidad. Y en este sentido, la Prensa española ha caído de lleno en el papanatismo más zafio, compitiendo con la telebasura reinante en plano de igualdad, colocando al mismo nivel a Shasha Obama y Andreíta Esteban.

Aunque no hay que extrañarse de lo que hacen los medios buscando rentabilidad comercial cuando por parte de los dirigentes de la zona, nuestros líderes más preclaros, se empeñaron en una burda batalla por adjudicarse territorialmente una decisión que se tomó en Washington sin tener en cuenta si el Guadalmina corría en un término municipal u otro. El espectáculo de carteles, banderolas, declaraciones engoladas y ganas de ser recibidos personalmente por la Emperatriz Michelle resulta hilarante y ridículo. A pesar de todos ellos, seguro que las ilustres turistas han disfrutado con nosotros.

miércoles, agosto 04, 2010

Plaza de Oriente

Publicado en Estepona Información el 31/07/2010

Supongo que si uno lleva tres días en la política pensará que los mítines sirven de algo. Es decir, que valorará como gran éxito la masiva comparecencia de tus más fanáticos seguidores, los menos críticos a la par que ociosos, esos que siempre están dispuestos a aplaudir al “jefe” diga éste lo que diga.

Desde la experiencia, desde los múltiples traslados en autobús a seguir a mi compañero candidato, o secretario general, o coordinador nacional del partido puedo afirmar sin temor a equivocarme que un “multitudinario mitin” no significa absolutamente nada ni en términos de apoyo popular ni, muchísimo menos, en el ámbito de las propuestas o el aporte de ideas.

Los militantes acuden animados por el espíritu gregario que les empuja a gritar al unísono y jalear y espolear a cualquier personaje, incluidos perdedores seculares como Rajoy y Arenas, sin emitir el más mínimo sonido discrepante, crítico o tan siquiera inquisitivo respecto a programas, ideas o equipos de trabajo.

La euforia de los propios no aporta ningún valor extra ni a las candidaturas ni a las propuestas políticas de los candidatos, teniendo un valor exclusivamente íntimo que puede elevar la autoestima, o desatado ego, del político novato. Los profesionales conocen a casi todos los asistentes a los mítines. Los mismos de pueblo en pueblo, de autobús en autobús, en romerías diseñadas por la poderosa estructura organizativa y económica de los grandes partidos.

La cuestión más importante, y lo saben todos, es el impacto en la opinión pública de estos actos. Ahí, los medios de comunicación juegan un efecto imprescindible que puede ser perverso si se camufla la verdad de actos tan inocentes. Por ejemplo, me gustaría conocer cuál es el criterio, científico a ser posible, que siguió la edición digital de este periódico a la hora de contar los asistentes al último mitin celebrado en Estepona. La verdad, me cuesta mucho creerme aquellos números que daba la prensa de Franco cuando de la Plaza de Oriente se trataba. Y aunque los paralelismos sean muchos preferiría enterrarlos a revivirlos.

¿Tanto monta?

Publicado en Estepona Información el 24/07/2010

Los ciudadanos tenemos derecho a una fiscalidad clara, con criterios inteligibles y razonables, que responda a fórmulas matemáticas escritas y bien definidas y que no esté al albur de un decreto, una decisión matinal o un calentón de las cuatro de la tarde.

Quiero referirme hoy a la polémica suscitada en torno al IBI y demás tributos y tasas locales. El modelo tributario parido por el PSOE en tiempos de los extintos, políticamente, Barrientos y Zamorano ha resultado paradigma de lo que no debe ser una fiscalidad de izquierdas. Ni en su formulación, ni en su progresividad ni, especialmente, el destino de los fondos recaudados.

Desde la óptica progresista sabemos que los impuestos son no sólo imprescindibles sino también deseables y la única forma que el sistema económico y político nos permite para acortar las diferencias entre los más ricos y los más desfavorecidos de la sociedad. Que paguen los que tienen para repartir entre los que no tienen. Así de fácil y simple. En el caso de los tributos municipales, para “repartir” en forma de servicios de los que se beneficiará toda la población. Sin embargo, no ha sido esa ni la filosofía ni la práctica de los últimos gobiernos municipales. Se ha hecho recaer la carga impositiva en los hombros de los ciudadanos más modestos mientras se fomentaba el clientelismo y presuntamente se favorecía a determinados intereses empresariales mientras se vaciaba de contenido una administración municipal que lleva años sin dotación presupuestaria que devolver a los vecinos.

Lamentablemente, esa práctica no habría sido distinta de haber estado en las manos del PP. La derecha esteponera nunca criticó un clientelismo del que fue cómplice activo, ni tampoco criticó un urbanismo mayoritariamente certificado con su voto en los plenos municipales. Tanto monta, monta tanto. No es el IBI el culpable de todos los males de la economía esteponera, como tampoco es el liberalismo la solución a los problemas. Se impone, al contrario, la solidaridad, la justicia y el esfuerzo conjunto de la sociedad. Comenzando por los ricos.