viernes, septiembre 14, 2018

Huevos de oro

Publicado en Estepona Press en septiembre de 2018


Acaba de terminar agosto y con él, como cada año, se repite la rutina que tan bien conocemos los habitantes de municipios turísticos. Cada vez menos visitantes, menos lenguas y acentos extraños a nuestro andaluz por las calles, las terrazas de los bares y restaurantes van tornándose lugares tranquilos y nuestras playas encaran el mejor momento de la temporada para disfrutar de sus reconfortantes baños. También, y no menos advertido por todos los locales, ahora es casi posible encontrar aparcamiento.
Y todo lo anterior –el final del verano… llegó, melancolía de los días cada vez más cortos, aire fresco de las tardes, atardeceres augurando otoño– evoca canciones silbadas mientras se pasea en bici y a un Dúo Dinámico casi tan terrible como el de esa canción insoportable para oídos extraños a nuestro país pero que forma parte de nuestro acervo cultural heredero de la dictadura.
Con nosotros se quedan, y hasta junio del año próximo, la Guadaña del fin de contrato y el Impenitente paro estacional de los trabajadores de la hostelería. Porque eso, esteponeros, también nos lo deja el turismo veraniego.
Cierto es que algunos recordarán que también dejan fondos en multitud de pequeños empresarios, trabajadores por cuenta propia, que necesitan estos dos meses para poder aguantar el largo periodo entre veranos. Y ellos, esforzados del pequeño restaurante, la churrería, el bar de copas y la freiduría están haciendo ahora mismo cuentas que espero les sean favorables. Aunque, y luego volveré sobre la cuestión, tampoco son inocentes en la situación que hoy nos ocupa.
No me alegraré tanto de los resultados de los grandes emporios hosteleros. Exprimen al turista y a los trabajadores de temporada, engañan a ambos en muchos casos, y repatrían los beneficios para seguir con la misma práctica en otros lugares del globo, justo siguiendo el movimiento de traslación de la tierra.
Mientras tanto, aquí, los trabajadores se han dejado la salud en jornadas interminables, en muchos casos superiores de largo a las máximas marcadas por la ley y en un porcentaje muy alto ajenas a los periodos marcados por los contratos registrados. Si los hay. Y en esto, vecinos míos, también tendremos que colocar como responsables a esos “pequeños empresarios”, los que no pueden especular con valores en bolsa ni pertenecen a multinacionales pero explotan el sudor de los demás con lo que pueden. Los que tienen un bar o un chiringuito y firman contratos de dos horas para tener metida en una cocina a una trabajadora durante catorce los meses de julio y agosto tienen su cuota de responsabilidad en la precariedad del trabajo veraniego y aunque económicamente pertenecen a clase explotada, son pobres trabajadores, sociológicamente pertenecen a la clase explotadora.
Diez, doce o catorce horas de trabajo en una cafetería es algo habitual en ese personal  al que algunos nos permitimos reprochar que no sean simpáticos o que muestren poco interés por lo que hacen. Diez o doce horas por mil euros si tienen suerte, si su empresario se enrolla, un día libre a la semana si tienen suerte y el horizonte del 31 de agosto como día de descanso y comienzo de la larga travesía invernal. Ese es el mayor beneficio que la industria turística deja en nuestra ciudad.
Sin embargo el único interés de  los poderes públicos utilizan el dinero de todos para fortalecer las infraestructuras destinadas a este tipo de turismo. Además del destrozo causado al litoral durante los años salvajes del urbanismo, que ahora quieren revivir, todo tiene que ser magnificado porque durante dos meses nuestra población se duplica. Todo tenemos que soportarlo entre todos y solo unos cuantos se quedan con el beneficio.
Solo hay una cosa que me impide compartir los lemas antituristas que se expanden por las grandes ciudades –Barcelona, Bilbao, Madrid, Palma–, quiero que todo el mundo conozca mi tierra, es el paraíso y me parece injusto impedir que alguien venga a disfrutarla. Eso sí, toca ponerse a trabajar para que no vengan todos a la vez, que conozcan más que bares clónicos a los de otros lugares y, sobre todo, que el reparto de los beneficios que obtengamos con su visita sea infinitamente más justo que el que ahora se realiza.
No tengo muchas esperanzas en que eso pase, vistas las ganas de todos los que nos gobiernan en acaparar cada huevo de esa gallina de oro solo para ellos mientras se ocupan en hacer creer a los trabajadores que “el verano ha sido muy bueno” cuando consiguieron echar dos meses pinchando espetos por 800 euros. Cuentan para eso con el fútbol, aderezado ahora con el nacionalismo español exacerbado, ese que convierte en enemigos a cuatro pobres manteros, al que salta la frontera de Ceuta desesperado o al chófer de VTC, sin saber que ellos también son víctimas del mismo sistema.
Porque en España, hoy también, es legal el latrocinio organizado desde el IBEX o la trata de armas con dictaduras mientras siguen en la cárcel políticos perseguidos por querer organizar una votación y chavales involucrados en una pelea de bar. Como están perseguidos los que se  cagan dios, escriben en twitter o componen canciones. Y mientras siga así, desde esta columna seguiremos levantando nuestro lazo amarillo en defensa de la libertad de expresión y de acción política.

miércoles, agosto 08, 2018

Robagallinas

Publicado en EsteponaPress en agosto de 2018


La entrada en la cárcel del último miembro de “La Manada” involucrado en un escándalo vuelve a poner de manifiesto aquello que manifestase hace tiempo algún ilustre jurista español: En nuestro estado la cárcel está hecha para los robagallinas, el resto de delincuentes puede vivir tranquilo. 

Abundando un poco más en esa expresión podríamos añadir que en el estado español nacido de julio de 1936, el que sufrimos actualmente, el único bien protegido de forma inequívoca es la propiedad privada. Este tal Boza ha tenido la osadía de robar unas gafas en el otrora sacrosanto templo del consumismo, El Corte Inglés. Y eso, señores míos, es imperdonable en el país del Valle de los Caídos, el Concordato con la Santa Sede y la Guardia Civil. 

Condenado anteriormente a nueve años de cárcel por abusos sexuales continuados, tuvo la fortuna de cometer ese delito acompañado de un militar y un guardia civil, algo que asegura la mejor defensa posible para cualquier delincuente. Aquí se respeta el uniforme militar mucho más allá de lo que la prudencia requiere, y son prácticamente los únicos delincuentes pobres a los que se les asegura, incluso después de las condenas, la presunción de inocencia. 

Eso es así incluso después del advenimiento del “progresista” gobierno del PSOE, que como ya sabemos consiguió acabar con la tortura en Euskal Herria en sus primeros mandatos, relevó a todos los mandos provenientes de la dictadura implicados en delitos, renovó las academias militares y policiales sustituyendo mandos y profesores por militares que habían luchado contra el franquismo y acabó con los tribunales especiales, la persecución de las ideas y los ataques contra la libertad de expresión. 

Y una vez conseguida la limpieza institucional, el gobierno recién nombrado ya ha puesto en marcha la retirada de la “Ley Mordaza”, contrarreformado la “Reforma Laboral” y democratizado la RTV pública. 
O más bien no, los primeros gobiernos socialistas condecoraron a los torturadores, promovieron a los fascistas o integraron ellos mismos bandas parapoliciales de asesinos y secuestradores. De rebote,  -por obedecer al Imperio y su afán colonialista- convirtió el ejército de criminales de guerra franquistas e incultos chusqueros en avanzadilla de la OTAN en el tercer mundo, dispuestos como siempre a ametrallar moros y negros en una suerte de nostalgia por el Protectorado perdido. 

Así se desarrollaron los primeros gobiernos del PSOE, incumpliendo todas las promesas hechas de un país mejor, rompiendo las esperanzas del pueblo que confió en ellos. Justo como está haciendo el títere gobierno de Pedro Sánchez que a tantos compañeros está engañando. No, no se va a hacer ninguna de las reformas y, también de rebote y como siempre, la monarquía borbónica podrá seguir delinquiendo protegida por la ley. 
Triste país que nunca ha querido pasar página y acabar con el histórico latrocinio al que somos sometidos. Triste país que cuando un puñado de personas hambrientas lanza excrementos contra los guardias civiles en la frontera se lamenta por los pobres guardias en lugar de preguntarse cómo han llegado esas personas a tan terrible situación. Triste país al que le duele más tener que lavar los uniformes manchados de mierda que los cientos de heridos provocados por ese cuerpo militar ocupado en perseguir robagallinas y proteger los bienes de los privilegiados. 

Ese es nuestro país, el de la corrupción institucional, el que desprecia los bienes comunes y solo respeta la propiedad privada aunque haya sido obtenida explotando, maltratando, violando, matando o robando. Ese país que elogia al que consigue engañar a sus vecinos y quedarse con el patrimonio común, el que exalta al defraudador fiscal y al alcalde fullero. El que acaba con la carrera política de una delincuente solo si la pillan robando crema en un supermercado o de un violador cuando entra a robar en el Corte Inglés. 

Así, con este panorama, tengo que reconocerles que no me extraña que en nuestro Ayuntamiento sigamos teniendo como Alcalde a un amigo de ladrones que protege a los imputados por corrupción, que les alienta y promueve. De qué me voy a extrañar, si cuando miras hacia arriba pasa exactamente lo mismo. 

Porque ya saben, estamos en esta puta España, la que decía Rubianes. Esa en la que Felipe Borbón pronto heredará todo lo robado por su padre, como heredó su padre lo que heredó de su abuelo y bisabuelo. Esa puta España en la que 181 militares que siempre han servido al franquismo sin que nadie les reprochase nada se permiten la chulería de decirlo en voz alta, restregándonoslo. Puta España que encarcela y exilia a políticos, a osados chavales que se enfrentan a guardias civiles borrachos en un bar, se persigue a raperos o tuiteros y se engaña a todos los habitantes con falsas promesas que nunca quisieron cumplir. No, en este último mes tampoco se ha resuelto ninguna de esas dolorosas situaciones.

lunes, julio 09, 2018

Con justicia, pero solo a veces

Publicado en Estepona Press en julio 2018


Ya sé que va a resultar extraño que comience mi columna alabando una decisión de nuestro alcalde, el Notario García Urbano. Pero a uno no le duelen prendas para decir lo que piensa, incluso cuando eso favorezca el hacer de una persona que no se merece más que el desprecio político de quien esto escribe. 

Pues bien. Felicidades, Alcalde, por tu rápida actuación en el caso de la agresión sufrida por una chica a manos de dos policías locales. Presuntamente, claro. Ninguna duda, ninguna dilación y lo que se podía hacer desde el Consistorio, apartarles del servicio y del sueldo, hecho a la primera. 

Dicho esto, ahora toca hacer algunas preguntas sobre lo que no se ha hecho, o al menos no se ha dado a conocer a los vecinos de mi pueblo. Durante la crisis de nuestra uniformada manada se publicó en todos los medios que la reputación de los policías era cuestionada por los vecinos y, muy especialmente, por sus propios compañeros de trabajo. Concretamente yo he recibido desde muy, muy cerca del cuerpo policial que “nadie quería salir con ellos, porque temían buscarse la ruina”. Así que, Alcalde, ahora me toca preguntar si después de estas publicaciones e informaciones has citado en tu despacho a los responsables de la Policía Local para preguntar qué fondo tienen, qué compañeros se negaban a ir con ellos y por qué, cuántos episodios como el de ahora no han sido elevados a la categoría de públicos y cuándo has ordenado la investigación interna necesaria para depurar las responsabilidades cometidas, si las hubiese. 

Como ejemplo más allá de las especulaciones, hay unas imágenes, emitidas por una televisión nacional, en las que se ve como el conocido “Ken” la emprende a patadas con un detenido cuando ya estaba inmovilizado en el suelo por otros agentes en lo que parece una actuación mesurada de estos. Sin embargo, la aparición de Ken en un escenario en el que no se le requería para propinar patadas a un joven indefenso en el suelo no significó, o al menos no se ve en el vídeo, que sus propios compañeros le detuviesen en el acto por agresión y abuso policial. Cabría preguntar a esos modélicos agentes por qué permitieron tan bárbaro comportamiento y si elevaron los debidos informes a su superioridad. 

Esperamos por tanto, Alcalde, que además de tu temprano acto de suspensión de empleo y sueldo vayas un poco más e investigues qué pasa en tu policía cada día. Una policía que, como todos los cuerpos policiales del Estado, parece que fomenta más el gimnasio y la testosterona que el conocimiento y defensa de los derechos civiles. 

Cuando estaba escribiendo esta columna tengo conocimiento del tan ansiado auto de calificaciones de la Fiscalía en el denominado Caso Astapa. Y aquí, Alcalde, no tengo ningún motivo para seguir alabando tu conducta. No sabemos, todavía no se ha publicado la lista completa, los nombres de los trabajadores municipales que finalmente están incluidos en ese auto y comparecerán a juicio. Pero es muy previsible que los que finalmente han sido señalados por la Fiscalía no sufran ninguna repercusión en su puesto de trabajo. Ninguno de los más de veinte de las actuaciones procesales previas fue incluido en el ERE, en un acto que desafía a cualquier estadística. Todos mantuvieron los mismos puestos de trabajo desde el que presuntamente se cometieron los delitos salvo los que fueron promocionados y ascendidos.

Esas decisiones, en absoluto arbitrarias, suponen el comportamiento habitual del Alcalde. Acostumbrado a rodearse de corruptos –especialmente su socio y amigo Juan Alberto Hoffman, huido de la justicia, pero también tantos dirigentes del PP con los que ha compartido mesa, mantel y decisiones políticas–, entiende que aquellos que fueron enemigos de Estepona por la corrupción no tienen que ser apartados, sino ascendidos en nuestro Ayuntamiento. Nunca se adoptó ninguna medida cautelar sobre ellos, pese al peligro evidente que suponían para nuestro Ayuntamiento. En coherencia con estos actos no espero que el interés del municipio sea defendido de forma adecuada en el juicio, con el ejercicio de una acusación adecuada a la gravedad de los hechos relatados ahora por la fiscalía. 

Contrasta, y seguro que indigna, con  la encarnizada y cara defensa judicial contra los trabajadores ganadores de sentencias en los tribunales de lo laboral.  Contra ellos no hay clemencia que valga. 

Aunque nada de esto me sorprende en un país que coloca en el Spa de Brieva al cuñado del rey, libera a guardias civiles condenados por abusos sexuales y condena a cantantes o raperos. Ese país que mantiene en la cárcel a unos chavales por una pelea de bar u organizar unas votaciones. Como nada ha cambiado desde el mes pasado,  aquí seguimos exigiendo la libertad de los presos políticos catalanes, los chavales de Altsasu y el cese de la persecución política e ideológica impulsada por el condenado partido de nuestro Alcalde y sostenida por el PSOE y sus otros cómplices.

domingo, junio 03, 2018

¿Que viva Estepona?

Publicado en Estepona Press, junio 2018



Hace un par de semanas tuve la “fortuna” de oír el discurso de José María García Urbano celebrando lo que él denomina sus 100 calles remodeladas. 

No las he contado, y sé que hay opiniones diversas respecto a la calidad de lo actuado en esas afortunadas calles tocadas por la mano de nuestro Gran Benefactor. Así que hoy voy a soslayar lo referente a ordenación del tráfico, buen gusto ornamental y, mucho más importante, canalizaciones y acondicionamientos de futuro de esas vías urbanas. Aunque, como digo, muchos piensan que un lavado de cara, cuatro macetas y falso adoquinado no es suficiente, aunque sí vistoso. 

Me centraré en esta ocasión en el mantra más repetido durante su intervención: ¡Que viva Estepona!. No sé cuántas veces llegó a repetirlo en un discurso de pocos minutos porque creo que dejé de prestar atención sobre la octava repetición más o menos: “–No importa decirlo otra vez, así que lo diré por cuarta vez ¡que viva Estepona! …/… y voy a repetirlo por octava vez, ¡que viva Estepona”. Pienso que para cualquier persona con eso sería más que suficiente, aunque me imagino oyéndole por catorceava ocasión “Y como trece dan mala suerte lo repetiré una vez más para que sean catorce, ¡que viva Estepona!”. 

Podrán entender que tras esos minutos oyendo el insustancial discurso de nuestro alcalde, al parecer reputado intelectual en su vida privada pero de una debilidad cultural preocupante en sus intervenciones públicas,  me invadía una profunda vergüenza ajena. 

No la que me provocaba este señor, sino la que sentía cada vez que mis vecinos presentes en el acto aplaudían enfervorizados cada “Viva Estepona” proferido por nuestro prócer. Lo siento, vecinos, pero no soy capaz de compartir ese grito por muchas veces que se profiera.

Por supuesto entiendo la actitud de nuestro desvergonzado alcalde. Cuanto menos diga en un discurso más fácil será conseguir el aplauso y menos tendrá que explicar respecto a sus actos. Aunque esa práctica sea habitual de estos populistas no deja de demostrar la poca vergüenza, insisto, de su comportamiento. 

Que viva Estepona dijo nuestro alcalde cuando preparó el ERE que dejó sin trabajo a 174 esteponeros sin cumplir ningún criterio objetivo: Echaron a buenos trabajadores, dejaron dentro a imputados por delitos de corrupción, por ejemplo. 

Que viva Estepona, repitió, mientras dedicaba recursos públicos a custodiar el patrimonio de sus amigos de la extrema derecha, De Santiago o Garó. 

Que viva Estepona, repite de forma insistente, cuando su socio de Construcciones Solís o su amigo y camarada de Grupo O.V. se adjudica una nueva obra pública. ¡Cómo no decir eso cuando es Estepona la que genera beneficio para tu socio!

Una vez que su avaricia le dejó fuera de la política nacional, también repitió que viva Estepona, contentísimo con tantos esteponeros votantes incondicionales de tan peculiar personaje, amante del dinero, megalómano y soberbio. 

Sin embargo, pese a esos gritos Estepona malvive, cada día menos capaz de manejar su propio destino, cada vez más encadenada al capricho de los llamados ciclos económicos, en realidad estrategias de los dominantes para colocar aquí o allá el interés momentáneo para mantener a los trabajadores pendientes de una supuesta diosa fortuna que les señale para recibir migajas miserables. 

Las cifras de paro, la generalización del empleo precario hasta niveles casi esclavistas, la amenaza constante del empresario que actúa como dueño y señor de personas y voluntades, el fomento de un único turismo que expolia los recursos naturales a cambio de un salario menos que mileurista y por tres meses en la mayoría de los casos es el auténtico “Viva Estepona” fomentado por estos señores del ladrillo, la especulación y la delincuencia. 

Sí, la delincuencia. No olvidamos su conexión con condenados por delincuencia practicada en en el entorno de las entidades públicas. Otro socio suyo, Juan Alberto Hoffman, sigue condenado y en busca y captura por delitos que perjudicaron al Ayuntamiento de Marbella –Que viva Marbella– y ahora tenemos el caso de un ex cargo de confianza suyo, Ricardo Galeote, condenado también por producir daños a nuestro Ayuntamiento y contratado cuando ya se conocía su implicación en el caso. 

Lo siento, pero mi Viva Estepona no puede referirse a esos que esquilman, se aprovechan, maltratan o directamente roban nuestro patrimonio municipal y nuestro entorno natural. Que es nuestro aunque en los registros de la propiedad aparezcan a nombre de tan solo un puñado de personas. 

Para terminar, y como las cosas no cambian en el Estado Español –Que viva España– sino que los casos de persecución política siguen aumentando mientras delincuentes confesos y condenados campan a sus anchas, voy a seguir clamando por la libertad de los presos políticos, el retorno de los exiliados, el fin de la represión a los artistas y la defensa sin límites a la libertad de expresión. Que vivan Estepona, Andalucía, Cataluña y el resto de los pueblos de España libres. Libres de explotadores, corruptos, violentos con uniformes públicos,  ladrones a los trabajadores y con plena decisión sobre su futuro. 

viernes, mayo 04, 2018

Cuatro por tres

Publicado en Estepona Press el 01 de mayo de 2018



Cuatro por tres

Estos días en Estepona, he visto algo que puede resumir en una imagen lo que estamos viviendo cada día los vecinos de nuestro pueblo. En un cartel publicitario se anuncian tres tenores, que no son los “Tres Tenores” por todos conocidos y, por si no fuese bastante, en la foto aparecen cuatro. Duros a cuatro pesetas, bulevares del todo a cien, alcaldes de saldo. 

No, no fui a disfrutar con el magnífico espectáculo que seguo dieron en el teatro municipal y de antemano pido disculpas a los “Tres tenores” por utilizar su propaganda para escribir esta modesta columna. Pero ellos mismos serán conscientes de la incongruencia entre el título y el número de personas que aparecen en la foto. Primero me llevó a la risión, y luego a la curiosidad por saber cuál de los cuatro fotografiados no llega, según sus compañeros, a tenor. 
Luego llegué a una conclusión mucho más triste: En Estepona nos pueden ofrecer, nos ofrecen de hecho, constantes mentiras respecto a los números y nos quedamos impasibles, todo nos parece bien y nadie va a conseguir cambiar esta tendencia. 

Nos dijeron que al Museo Garó acudirían miles de turistas, como los que no llenan cada día el Orquidario. También nos contaron que este mandato sería el último, nuestro Alcalde estaba destinado a ser Ministro de España y V de Alemania y partiría en su caballo blanco hacia Madrid. Longaniza para atar perros y platos de oro para las cenas de todos los esteponeros. 

La realidad es otra. Solo está demostrado el incremento de negocio proveniente de la administración público del que disfrutan los socios de nuestro alcalde. Y eso que llaman espectacular crecimiento no es más que la precarización infame del empleo y la intensificación de las peores prácticas turísticas. Esas que destrozan más que crean y que empujan las ciudades a la gentrificación. 

Esperamos tener tiempo en este medio impreso –mucha suerte para los editores– para desgranar en detalle las matemáticas creativas de nuestro Alcalde y prometemos estar aquí regularmente con nuestro punto de vista siempre re-verde. Ese Re-Verde que también clamará por la democracia, por la libertad de expresión y por el derecho a la participación política de todos los que hoy sufren prisión, exilio o persecución.

miércoles, noviembre 25, 2015

A nosotros, en Estepona

Publicado en Estepona Press el 24/11/2015




Aunque no es la primera vez que nos pasa, y sin ánimo alguno de crear alarmismos, sería de ilusos negar que la situación geopolítica internacional camina firme y decididamente hacia la superación de la supuesta balsa de aceite en la que navegaba el mundo occidental. 

No quiero, ni puedo ni debo, elucubrar sobre cuál va a ser el futuro, aunque se presenta bastante negro si seguimos confiando en la política de guerra que se impone desde los Estados Unidos y esos gobiernos aliados entre los que el nuestro se encuentra. 

Sin embargo, sí que me puedo permitir hacer notar algunas obviedades en lo que a nuestro pueblecito se refiere. Primero, como en toda Europa en Estepona estamos obligados a no movernos ni un milímetro de la defensa de la igualdad de todas las personas y por tanto del multiculturalismo como principio positivo, que nos aleja del militarismo, la xenofobia, el nacionalismo y el odio racial. 

Luego, y de manera obligada, el análisis de la situación económica también nos obliga a reafirmarnos en unos principios que parecen tan de Perogrullo como los anteriores. Como ellos, están constantemente puestos en duda por unos gobernantes empeñados en repetir los mismos esquemas. Deberíamos saber que repitiendo una receta, lo lógico es obtener los mismos resultados. 

Así, y simplificando, impelo a nuestros vecinos y a sus gobernantes a dar por finiquitado el modelo de vida basado en el consumo de combustibles fósiles sin límite y de manera asociada la economía del turismo residencial. 

Tienen que saber que no hay petróleo para mucho tiempo, y las guerras actuales casi ni se  justifican por un botín que será escaso y poco duradero. Como tampoco hay alternativas tecnológicas para el desplazamiento de mercancías y personas que cada vez serán más caros y más difíciles.  

La economía del turismo residencial, asociada al sol, la playa, la construcción y los viajes en avión, jamás volverá tal y como la hemos conocido. Cabría decir que afortunadamente, pues puede que sea la única forma en la que nos veamos obligados a cambiar de verdad nuestro modelo productivo. 

Hay que decir que ya estaba herida de muerte, pero puede que el incremento de las acciones militares en el mundo sea la puntilla que se necesitaba para acabar con un sector que dejó en nuestra zona algunos millonarios, cientos de políticos corruptos y una masa trabajadora empobrecida y endeudada hasta las cejas, engañada por los que vendieron la burbuja inmobiliaria como algo que jamás dejaría de crecer. 

Por eso, y conocedores como son de la reciente historia, resulta desesperanzador oír a nuestros políticos hablar de la actividad urbanística como generadora de ingresos y riqueza. Y es habitual que ese discurso sea compartido por casi todo el “arco ideológico”, si tal concepto existiese en un mundo de discurso único neoliberal. Este viernes el portavoz del PSOE de Marbella el que defendía el crecimiento de la ciudad en base a las “inversiones” del sector inmobiliario, pero es habitual el mismo mensaje en los miembros del PP y, de forma incomprensible, incluso entre los denominados nuevos partidos o los de la izquierda clásica. 

  Quedan pocas opciones salvo la potenciación del sector primario y sus valores únicos, y solo podremos dejar margen a la industria de transformación agropecuaria de producción comarcal y a un turismo alejado de la masificación. No queda más que ponerse las pilas en fomentar el uso de las energías renovables, que cada vez nos haga menos dependientes de los combustibles fósiles y por tanto del exterior. Aunque no basta con eso, sabemos que no se trata de cambiar coches de gasolina por otros eléctricos, sino que eso implicará la reducción drástica del uso de los coches tal y como ahora lo conocemos. 

Y el de los coches es solo un ejemplo, extensible al resto de maquinarias, productos químicos y demás objetos diarios. En el mundo que nos llega, no será una opción practicar otra agricultura, ganadería y pesca que no sean ecológicas, pues la obtención de los actuales  fertilizantes y pesticidas se verá limitada por la misma limitación energética que el resto de productos actuales.
No estamos todavía en esos parámetros, pero sí que conviene ponerse manos a la obra en la defensa de nuestro medio natural, olvidando el crecimiento y pensando cuántas  futilidades tendremos que eliminar para seguir subsistiendo. Lo primero a tirar por la ventana es la percepción de la inmutabilidad del sistema, capitalista, depredador y opresivo. Otro mundo es posible, y es nuestra obligación pelear por él allá donde nos toca. A nosotros, en Estepona.