Es curiosa la coincidencia entre los dos alcaldes peperos más cercanos a
nosotros. Tanto uno como la otra han decidido perfumar las calles del pueblo con
ocasión de lo que se ha dado en llamar Semana Santa. Por cierto, santa para los
católicos, que en este país sigue pareciendo que no hay ciudadanos que tienen
otras confesiones religiosas o no tenemos ninguna. La triste realidad es que a
todos nos toca soportar la mezcla entre lo público y lo privado en estas fechas,
soportando que a las imágenes –magníficas obras de arte en otros sitios, poco
más que ídolos de cartón piedra en nuestros pueblos– les escolten las fuerzas
del orden portando sus armas reglamentarias mientras algunos políticos les
rinden hipócrita pleitesía.
Como decía, a los dos les ha dado por comprar ingentes cantidades de productos químicos con “aroma” a flores. El azahar, que olería por las calles de forma natural si no hubiesen sido talados y maltratados la mayoría de los naranjos, es la estrella. Es obligatorio recrear el perfume semanasantero de la forma más artificial posible. Litros y litros de productos que, por lo que he percibido paseando, no han servido para aromatizar las calles aunque puede que sí para aumentar el hediondo perfume de unos alcaldes tan incompetentes como peligrosos.
Incompetentes por incumplir las promesas electorales relativas al empleo y mejora de los servicios y peligrosos por persistir con el populismo en la exaltación de los peores valores de nuestra comunidad. En la recreación de una cultura que cada vez recuerda más a una película de la España de los sesenta. De aquellas españoladas de Ozores, que ni de lejos se parecen a las brillantes comedias de García Berlanga o al neorrealismo de Bardem.
¿A qué mente enferma se le ocurre echar perfumes químicos en la tierra de María Santísima? Quizá hubiese sido más inteligible que hubiesen usado algunos litros para intentar borrar de nuestras pituitarias el tremendo olor a podrido que despide el partido en el que militan, la destrucción que deja a su paso la política económica del PP o el desprecio que tienen, incluso estos días, por los más pobres.
Pero no ha sido así, las cifras del paro se disparan, cada día más personas tienen que recurrir a eso tan cristiano que es la caridad y los suicidios por desahucios se multiplican mientras ellos compran azahar embotellado y aplauden a los legionarios, que sí que les representan. Estos del PP son los novios de la muerte.
Como decía, a los dos les ha dado por comprar ingentes cantidades de productos químicos con “aroma” a flores. El azahar, que olería por las calles de forma natural si no hubiesen sido talados y maltratados la mayoría de los naranjos, es la estrella. Es obligatorio recrear el perfume semanasantero de la forma más artificial posible. Litros y litros de productos que, por lo que he percibido paseando, no han servido para aromatizar las calles aunque puede que sí para aumentar el hediondo perfume de unos alcaldes tan incompetentes como peligrosos.
Incompetentes por incumplir las promesas electorales relativas al empleo y mejora de los servicios y peligrosos por persistir con el populismo en la exaltación de los peores valores de nuestra comunidad. En la recreación de una cultura que cada vez recuerda más a una película de la España de los sesenta. De aquellas españoladas de Ozores, que ni de lejos se parecen a las brillantes comedias de García Berlanga o al neorrealismo de Bardem.
¿A qué mente enferma se le ocurre echar perfumes químicos en la tierra de María Santísima? Quizá hubiese sido más inteligible que hubiesen usado algunos litros para intentar borrar de nuestras pituitarias el tremendo olor a podrido que despide el partido en el que militan, la destrucción que deja a su paso la política económica del PP o el desprecio que tienen, incluso estos días, por los más pobres.
Pero no ha sido así, las cifras del paro se disparan, cada día más personas tienen que recurrir a eso tan cristiano que es la caridad y los suicidios por desahucios se multiplican mientras ellos compran azahar embotellado y aplauden a los legionarios, que sí que les representan. Estos del PP son los novios de la muerte.
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