Cuando escribo esto el Presidente del Gobierno está anunciando la convocatoria anticipada de elecciones generales. Y aunque no dedicaré los escasos dos mil caracteres de mi columna a intentar analizar algo que a partir de hoy va a ocupar todos los medios de comunicación del país sí que haré un ejercicio profético a la manera de los dirigentes del PP.
Si todo se resuelve como dicen las encuestas a partir del 20N, aniversario de la muerte de Buenaventura Durruti, todo funcionará a la perfección en Estepona. En mi pueblo y en todo el Estado, por supuesto. Rajoy, la gran esperanza blanca, entronizará en Madrid posiblemente al mismo tiempo que el Señorito Javier Arenas tome posesión por fin de la Junta de Andalucía.
Todos los obstáculos que los malvados socialistas colocan en las ruedas de nuestro bienamado Notario desaparecerán por arte de magia, tal y como desaparecieron en dos días los muebles de la Casa de la Juventud.
Cautiva la Diputación Provincial y cercadas la Moncloa y San Telmo todo se pone de cara para que de inmediato comencemos a atar a nuestros perros con longaniza. Los inversores aparecerán por docenas con inmensas cantidades a gastar. Construiremos hoteles en Sierra Bermeja, en el casco urbano, en las dunas del Saladillo y allá donde haya un metro cuadrado para construir un hotel. Después, los llenaremos de millonarios turistas que pagarán los espetos de sardinas al precio que queramos y atiborrarán los comercios de la Calle Terraza quemando las máquinas de pasar tarjetas oro.
Ese es el futuro, solo ligeramente enturbiado por las dificultades que tendrán los de Intereconomía para encontrar objetivos en su encomiable labor periodística. Aunque posiblemente también tendrán que preocuparse los homosexuales casados, los que no tienen acceso a la sanidad privada, los usuarios de la escuela pública, los votantes de Bildu o ERC y los del 15M. Esos, los perroflautas, sí que se van a enterar de lo que vale un peine. Afeitados, con corbata y formando en filas en la preceptiva misa cada domingo. Vamos, hombre, ya está bien de democracia.
Si todo se resuelve como dicen las encuestas a partir del 20N, aniversario de la muerte de Buenaventura Durruti, todo funcionará a la perfección en Estepona. En mi pueblo y en todo el Estado, por supuesto. Rajoy, la gran esperanza blanca, entronizará en Madrid posiblemente al mismo tiempo que el Señorito Javier Arenas tome posesión por fin de la Junta de Andalucía.
Todos los obstáculos que los malvados socialistas colocan en las ruedas de nuestro bienamado Notario desaparecerán por arte de magia, tal y como desaparecieron en dos días los muebles de la Casa de la Juventud.
Cautiva la Diputación Provincial y cercadas la Moncloa y San Telmo todo se pone de cara para que de inmediato comencemos a atar a nuestros perros con longaniza. Los inversores aparecerán por docenas con inmensas cantidades a gastar. Construiremos hoteles en Sierra Bermeja, en el casco urbano, en las dunas del Saladillo y allá donde haya un metro cuadrado para construir un hotel. Después, los llenaremos de millonarios turistas que pagarán los espetos de sardinas al precio que queramos y atiborrarán los comercios de la Calle Terraza quemando las máquinas de pasar tarjetas oro.
Ese es el futuro, solo ligeramente enturbiado por las dificultades que tendrán los de Intereconomía para encontrar objetivos en su encomiable labor periodística. Aunque posiblemente también tendrán que preocuparse los homosexuales casados, los que no tienen acceso a la sanidad privada, los usuarios de la escuela pública, los votantes de Bildu o ERC y los del 15M. Esos, los perroflautas, sí que se van a enterar de lo que vale un peine. Afeitados, con corbata y formando en filas en la preceptiva misa cada domingo. Vamos, hombre, ya está bien de democracia.
1 comentario:
Te has desahogado gustosamente Gerardo.
Creo que el enfoque no va mal encaminado, pero si se te ha olvidado que en los tiempos del PSOE se ha hecho prácticamente lo mismo, cambiando solo que eran los amigos de estos los que se forraban.
Saludos
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