domingo, julio 03, 2011

Minimalismo

Publicado en Estepona Información el 02/07/2011

Alguien tuvo una idea brillante, algo sencillo y que sin embargo ningún gobierno anterior lo puso en práctica: Señalizar los accesos, la forma de llegar a los lugares más dignos de visita de nuestro pueblo.

Cuando leí la noticia en la prensa me dije “vaya, me va a tocar felicitar a estos del PP”. No crean que me costaría hacerlo si encontrase algo, pero sí que estaba seguro que sería altamente improbable verme en esa situación.

Y así ha sido, ha bastado un paseo por el centro de la localidad para entrar en modo carcajada ante la ridícula señalización colocada. Pequeña, casi ilegible a pie e imposible de detectar si vas circulando en coche, no ayudará a los visitantes a localizar esos puntos de interés que deberíamos fomentar.

Cabe preguntarse ahora si esta agilidad en la señalización forma parte del famoso estilo empresarial tantas veces anunciado por el Notario. Se piensa, se decide, se compra y se instala en el menor tiempo posible. Hay que constatar que, por el escaso tiempo transcurrido desde la toma de posesión, si las cosas se hiciesen correctamente este trabajo habría correspondido a la anterior corporación, a la que ahora podríamos culpar de tan nefastas señales. Aunque por el entusiasmo que demuestra la concejala del ramo, Sra. Segovia, todo parece cosa del actual gobierno.

Así, parece que todo se ha hecho sin abrir los deseables concursos para la adjudicación de los trabajos. Que ya sé que ese formalismo legal de la contratación pública encorseta a estos defensores a ultranza de los “mercados”, pero no me negarán que recibir varias ofertas puede hasta servir para descartar aquellas señales que, por pequeñas e ilegibles, nos parecieron bien en un catálogo.

Como se puede observar los actuales gobernantes no necesitan cien días para meter la pata, se las arreglan de maravilla para, hasta en las cosas más evidentes y sencillas, demostrar que no tienen ni idea a las primeras de cambio. El minimalismo en las ideas y el mínimo criterio estético parece que se impone, como cuando gobernaba el GIL. Inevitable resulta, por tanto, compararles.

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