domingo, enero 20, 2013

Pantomima caritativa

Publicado en Estepona Información el 05/01/2013



Estos días está de moda el criticar cuánto cobran los concejales y alcaldes. Entre los interfectos se disparan cifras, reales o inventadas según el caso, para hacernos ver que aunque malos, siempre hay algún otro peor en el partido contrario.

La misma estrategia por parte de los dos grandes partidos, el “ytumás” llevado hasta el absurdo en un cruce de acusaciones que encubre el fondo del problema: La sumisión de la política a los intereses financieros y económicos de las grandes corporaciones.

Hay que recordar que fue un pleno plagado de presuntos corruptos el que redujo  el sueldo al gobierno Valadez  en una maniobra bastarda, encabezada por el PP de Ignacio Mena y secundada por lo peorcito de nuestros vecinos.

Pero que a toro pasado, David se empeñe en reinvindicar lo poco que cobraba cuando tan injustamente fue perseguido por el PP es cuanto menos ridículo. Sobre todo si obvia lo bien pagado que fue durante los años del gobierno Barrientos, aquel en el que circulaban las cajas de puros llenas de billetes de 500 con increíble desparpajo.

No vale hacerse el mártir, ni siquiera siéndolo. Pero además, resulta contraproducente desde la izquierda. Habría que recordar a Valadez que frente al populismo que reclama el desmantelamiento de las instituciones políticas democráticas, la izquierda debe enarbolar sin complejos el derecho de sus representantes a  vivir dignamente de ese trabajo sin necesidad de plegarse a intereses ajenos al de sus electores.

Y en ese contexto, el de jugar a la superficialidad, llega el generoso “regalo” que los concejales de la derecha hacen a tres entidades privadas asistenciales muy dignas.  Me cuesta pasar por alto que una de las afortunadas pertenece a la Iglesia Católica, esa que recibe miles de millones de euros por los que no responde, pero aún así no pienso poner en duda el derecho que estas instituciones tienen a financiación pública. Eso sí, no a la limosna de unos cuantos, sino a la financiación de proyectos con los principios de la transparencia, la libre concurrencia y la justificación exhaustiva de cada euro público.

El que unos señoritos hagan publicidad de su bondad “renunciando” a una paga extra que no necesitan y que han hurtado al conjunto de trabajadores públicos es un gesto soez, obsceno, y que no oculta la venta de los servicios públicos, el despido ideológico de trabajadores y el progresivo desmantelamiento de las políticas asistenciales y de igualdad.  

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