El valor de la amistad

Publicado en Estepona Información el 22/12/2012

Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro. Y si es en Estepona y tu amigo resulta ser el alcalde de la localidad parece que en lugar de un tesoro lo que tienes es una fábrica de hacerlos. Construirlos, concretamente.

 Con la historia de la Playa del Cristo no cabe duda que la amistad ha tenido que jugar un papel considerable. Sería inexplicable en otro caso el constante incremento de posibles beneficios que un empresario de la localidad, rico en amigos, rico en tesoros por tanto, experimenta cada cierto tiempo.

La primera gran operación en la que se vio favorecido por la amistad del alcalde, en aquel caso Jesús Gil, transmutó un pequeño vivero en Arroyo las Cañas en el asentamiento futuro de un espectacular centro comercial en Guadalmansa, y desde ahí todo fue bien, cultivando la amistad entre los políticos locales, ajardinando las avenidas, construyendo parques a cambio de parcelas públicas y recalificando éstas siempre con un incremento de la edificabilidad proporcional al tesoro que cada nuevo amigo significaba.

Puede que la memoria me falle, pero la adquisición de la empinada ladera de la Playa del Cristo también tuvo que ver con la inquebrantable amistad que se forja entre empresarios locales y nuestros ínclitos alcaldes. En aquel caso, el añorado Barrientos y el Parque del Calvario fueron testigos de aquella bonita historia de amistad y camaradería.

Y no parece que la imputación en la Operación Astapa hayan impedido que nuestro alcalde, El Notario, se sustrajera al irresistible encanto de la amistad con nuestro esteponero y familiar personaje. Porque ya  saben que el Notario es magnánimo y conmiserativo con los pobres imputados por corrupción que pueblan nuestra Costa del Sol. A todos les da el cariño que nuestra cainita sociedad les niega, protegiéndoles de ERE’s, ascendiéndoles o fortificando con ellos lazos sociales y societarios.

Nuestro Notario no ha tenido más remedio, amistad obliga, que comprarle dos solares a precio de viviendas, y  cambiar el ya generoso que traspasaba la edificabilidad de la parcela del Cristo por otra en el Velerín. 

Nos regocija que nuestro querido alcalde, quizá escaso de amigos del instituto, haya conseguido en la edad adulta rodearse de tan buenos amigos, casi todos constructores, promotores inmobiliarios y miembros de la jet set en general. Aunque es probable que prefiriéramos que todo fuese a su costa, y no a la del futuro de Estepona.