El día que se publica la EPA con la creciente cifra de parados, cerca de 6
millones, se da a conocer la sentencia del ERE en el Ayuntamiento de Estepona.
Al parecer, la descubre el público en general, que los mandamases del PP la
conocían hace un par de días, pese a que no se pueda explicar eso legalmente.
No es una coincidencia, todos los días se suceden las desgracias desde
que hace ahora poco más de un año se aprobase en las Cortes la reforma
constitucional. Auspiciada por el Gobierno del PSOE y el aspirante PP, el
principal objetivo de nuestra carta magna pasaba a ser, además de seguir
manteniendo los lujosde la familia Borbón, el de contener el déficit público.
Más allá del bienestar de los vecinos de la Piel de Toro, más allá del
derecho a la vivienda, al trabajo, a la educación o a la sanidad, el Estado
Español garantizaba a partir de ese momento, e inexcusablemente, que el
interés general quedaba constreñido al interés particular de unos entes ajenos y
al parecer perversos: Los mercados financieros.
Oiremos ahora las quejas
y golpes de pecho de dirigentes políticos locales y nacionales: Hay que ver lo
malísimos que son el Notario y Rajoy, que todo lo enmierdan. Sin embargo, pocos
harán memoria y reconocerán su activo papel en el progresivo deterioro de las
condiciones de vida de todos nosotros. Los primeros recortes se produjeron
durante el Gobierno Zapatero, el primer “rescate” a la banca fue un logro
personal suyo y la reforma constitucional pacto demoníaco firmado a espaldas de
todos los ciudadanos.
Las consecuencias son evidentes, y están asumidas
por todos los grupos políticos que han participado del poder a nivel estatal,
autonómico o local. El actual gobierno andaluz, con los supuestamente
izquierdistas de IU, consiente la política de recortes y déficit dictada por el
gobierno central de forma sumisa y obediente, aceptando por tanto su alícuota
parte de responsabilidad en la situación actual. Incluso en la de destrucción de
empleo público.
Ya sé que hoy tocaba hablar del ERE, pero qué quieren
que les diga que no haya reiterado en estas páginas. Hacía falta racionalizar
los servicios públicos, pero ni se hicieron los estudios necesarios ni esa era
la intención. Y ahí están, 176 trabajadores en la calle de los cuales solo
algunos son cargos políticos con contratos fraudulentos y ninguno pertenece al
amplio colectivo de imputados por corrupción. Creo que todo está dicho ya.
1 comentario:
Y de los ERES FALSOS de la Junta? De esos creo que nos has hablado, supongo que el tiempo que le dedicas a tu enemigo "el Notario" te resta tiempo para "investigarlos".
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