Supongo que la brillante idea notarial de esta semana ha sido la peculiar celebración del día sin coches. Una jornada que hace tiempo dejó de ser ula reivindicación activa de un uso alternativo al automóvil en las ciudades y quedó relegada a otra más de las jornadas pretendidamente verdes que esconden las auténticas acciones de los gobiernos.
En Estepona, el corte de dos vías no relacionadas entre sí y que por separado vertebran gran parte del tráfico cotidiano ha supuesto todo lo contrario a lo que sería una idílica visión de una ciudad con menos humo y ruidos. Los atascos en las vías que confluían con las calles San Roque y Terraza, las molestias a los ciudadanos y el incumplimiento por parte de la Policía Local de sus propios avisos han generado justa indignación que más que ayudar a la conciencia sobre la reducción del vehículo a motor parece dar alas a los defensores de la gasolina.
Me contaron el jueves que una señora que tenía que estar con en el hospital de Málaga a las 8 de la mañana no fue capaz de encontrar su coche, retirado por la grúa con alevosía y nocturnidad la madrugada anterior. Los avisos decían que a partir de las 8 de la mañana, pero se retiraron coches desde las doce de la noche anterior. Me cuentan también las dificultades que tuvieron los transportistas para entregar mercancías en los comercios. Un gran número de ciudadanos perjudicados y muchos policías desplegados para dar argumentos contrarios a lo que pretendidamente se pretendía.
Porque no es con medidas florero como se consigue mejorar la movilidad en la ciudad sino con la puesta en marcha rigurosa de planes que alivien la presión del automóvil en los núcleos residenciales y comerciales. La extensión del transporte urbano, la conversión en peatonal del casco antiguoy el fomento del uso de la bicicleta no se consiguen cabreando a los ciudadanos con un corte de tráfico injustificado, policial y abusivo que no lleva parejas campañas de concienciación o auténticas medidas tendentes a facilitar otro tipo de movilidad en la ciudad. Así no, Notario.
En Estepona, el corte de dos vías no relacionadas entre sí y que por separado vertebran gran parte del tráfico cotidiano ha supuesto todo lo contrario a lo que sería una idílica visión de una ciudad con menos humo y ruidos. Los atascos en las vías que confluían con las calles San Roque y Terraza, las molestias a los ciudadanos y el incumplimiento por parte de la Policía Local de sus propios avisos han generado justa indignación que más que ayudar a la conciencia sobre la reducción del vehículo a motor parece dar alas a los defensores de la gasolina.
Me contaron el jueves que una señora que tenía que estar con en el hospital de Málaga a las 8 de la mañana no fue capaz de encontrar su coche, retirado por la grúa con alevosía y nocturnidad la madrugada anterior. Los avisos decían que a partir de las 8 de la mañana, pero se retiraron coches desde las doce de la noche anterior. Me cuentan también las dificultades que tuvieron los transportistas para entregar mercancías en los comercios. Un gran número de ciudadanos perjudicados y muchos policías desplegados para dar argumentos contrarios a lo que pretendidamente se pretendía.
Porque no es con medidas florero como se consigue mejorar la movilidad en la ciudad sino con la puesta en marcha rigurosa de planes que alivien la presión del automóvil en los núcleos residenciales y comerciales. La extensión del transporte urbano, la conversión en peatonal del casco antiguoy el fomento del uso de la bicicleta no se consiguen cabreando a los ciudadanos con un corte de tráfico injustificado, policial y abusivo que no lleva parejas campañas de concienciación o auténticas medidas tendentes a facilitar otro tipo de movilidad en la ciudad. Así no, Notario.
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