Si todas las mayorías absolutas suponen en sí mismas un peligro para el devenir democrático de las instituciones tenemos que reafirmarnos en que esta que padecemos, la del PP y su Notario, no es precisamente la excepción que confirma la regla.
Ahora, cien días después de la entronización del Notario, podemos resumir su mandato como una sucesión de actos que nos acerca a un gobierno personalista y autocrático y nos aleja cada vez más de los ideales de democracia participativa, “real”, tan demandada por los ciudadanos en las calles y plazas de España.
Ya durante el acto de investidura se orquestó una tangana para abuchear al alcalde saliente que fue jaleada por la militancia popular, actitud que continuó con la violencia con la que el católico esposo de una de las concejales electas se lanzó contra los participantes del movimiento 15M que gritaron “que no nos representan”. Ellos, silenciosos y respetuosos durante el acto se creyeron legítimamente autorizados tras los gritos proferidos por la horda pepera contra un representante del pleno municipal.
En el siguiente pleno se consumó la persecución de la oposición mediante la asfixia económica de sus miembros, compatible al parecer con el incremento sustancial de los sueldos de la troupe notarial. Todos ganarían mucho dinero menos el millonario y prepotente empresario, con populista generosidad.
Y todo eso no era más que el anuncio de la verdadera política, la de las cesiones gratuitas a los amigos, la de los favores a los ideológicamente afines. El Sr. Garó y la tremebunda iglesia católica malagueña han sido los primeros afortunados. Como su amigo Pepe Flores “El Señor de los Hilillos”, dios les cría y ellos se juntan, que pese a disfrutar de la libertad condicional y seguir imputado por graves delitos contra nuestro Ayuntamiento vuelve a ser casi todopoderoso, como antes. Lamentablemente la lista de amigos del Notario es grande, así que no nos queda más que esperar sentados a que vaya agraciando aquí y allá a los que más cercanos al Señor están. Y todo por su santa voluntad y en cien días, casi nada.
Ahora, cien días después de la entronización del Notario, podemos resumir su mandato como una sucesión de actos que nos acerca a un gobierno personalista y autocrático y nos aleja cada vez más de los ideales de democracia participativa, “real”, tan demandada por los ciudadanos en las calles y plazas de España.
Ya durante el acto de investidura se orquestó una tangana para abuchear al alcalde saliente que fue jaleada por la militancia popular, actitud que continuó con la violencia con la que el católico esposo de una de las concejales electas se lanzó contra los participantes del movimiento 15M que gritaron “que no nos representan”. Ellos, silenciosos y respetuosos durante el acto se creyeron legítimamente autorizados tras los gritos proferidos por la horda pepera contra un representante del pleno municipal.
En el siguiente pleno se consumó la persecución de la oposición mediante la asfixia económica de sus miembros, compatible al parecer con el incremento sustancial de los sueldos de la troupe notarial. Todos ganarían mucho dinero menos el millonario y prepotente empresario, con populista generosidad.
Y todo eso no era más que el anuncio de la verdadera política, la de las cesiones gratuitas a los amigos, la de los favores a los ideológicamente afines. El Sr. Garó y la tremebunda iglesia católica malagueña han sido los primeros afortunados. Como su amigo Pepe Flores “El Señor de los Hilillos”, dios les cría y ellos se juntan, que pese a disfrutar de la libertad condicional y seguir imputado por graves delitos contra nuestro Ayuntamiento vuelve a ser casi todopoderoso, como antes. Lamentablemente la lista de amigos del Notario es grande, así que no nos queda más que esperar sentados a que vaya agraciando aquí y allá a los que más cercanos al Señor están. Y todo por su santa voluntad y en cien días, casi nada.
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