miércoles, agosto 04, 2010

¿Tanto monta?

Publicado en Estepona Información el 24/07/2010

Los ciudadanos tenemos derecho a una fiscalidad clara, con criterios inteligibles y razonables, que responda a fórmulas matemáticas escritas y bien definidas y que no esté al albur de un decreto, una decisión matinal o un calentón de las cuatro de la tarde.

Quiero referirme hoy a la polémica suscitada en torno al IBI y demás tributos y tasas locales. El modelo tributario parido por el PSOE en tiempos de los extintos, políticamente, Barrientos y Zamorano ha resultado paradigma de lo que no debe ser una fiscalidad de izquierdas. Ni en su formulación, ni en su progresividad ni, especialmente, el destino de los fondos recaudados.

Desde la óptica progresista sabemos que los impuestos son no sólo imprescindibles sino también deseables y la única forma que el sistema económico y político nos permite para acortar las diferencias entre los más ricos y los más desfavorecidos de la sociedad. Que paguen los que tienen para repartir entre los que no tienen. Así de fácil y simple. En el caso de los tributos municipales, para “repartir” en forma de servicios de los que se beneficiará toda la población. Sin embargo, no ha sido esa ni la filosofía ni la práctica de los últimos gobiernos municipales. Se ha hecho recaer la carga impositiva en los hombros de los ciudadanos más modestos mientras se fomentaba el clientelismo y presuntamente se favorecía a determinados intereses empresariales mientras se vaciaba de contenido una administración municipal que lleva años sin dotación presupuestaria que devolver a los vecinos.

Lamentablemente, esa práctica no habría sido distinta de haber estado en las manos del PP. La derecha esteponera nunca criticó un clientelismo del que fue cómplice activo, ni tampoco criticó un urbanismo mayoritariamente certificado con su voto en los plenos municipales. Tanto monta, monta tanto. No es el IBI el culpable de todos los males de la economía esteponera, como tampoco es el liberalismo la solución a los problemas. Se impone, al contrario, la solidaridad, la justicia y el esfuerzo conjunto de la sociedad. Comenzando por los ricos.

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