Algunos se han pasado meses pidiendo, con la boca chica, que se levantase el secreto del sumario Astapa. Los más brillantes oradores de entre los imputados han alegado persecución, indefensión, vulneración de derechos fundamentales y no sé cuántas cosas más intentando convencernos de una inocencia que quedaría fuera de toda duda cuando, por fin, todos pudiésemos conocer la verdad de sus actuaciones.
Estoy seguro de que pronto les oiremos renegar de los juicios paralelos, acusar a todo el mundo de revelar actuaciones sumariales y defendiendo un valor constitucional y democrático, la presunción de inocencia, como si fuese el único que mereciese defensa. Porque resulta que nos estamos enterando que, presuntamente, la mujer de un concejal ha recibido en su empresa cientos de miles de euros de parte de promotores con expedientes en el ayuntamiento, o que la de otro compra bienes de todo tipo sin tener ingresos que puedan justificar ese ritmo. O que el más inteligente de todos podía estar utilizando la firma de su propia madre en operaciones inmobiliarias no aclaradas .
Y también sabemos que los billetes de 500 euros corrían como el agua de la Tejilla para cubrir gastos faraónicos de eventos municipales y privados destinados exclusivamente a mayor gloria de los únicos beneficiarios de la gestión pública: Comerciantes que pagaban y políticos que recibían. Y que no me cuenten milongas, todo empresario que paga dinero fuera de la legalidad espera recibir, sin merecérselo, al menos el doble de lo que se gasta.
Uno, que no se cree la monarquía pero sí el resto de valores democráticos de la Constitución, incluida la presunción de inocencia, sabe que estos individuos que tan lamentablemente nos han representado son absolutamente inocentes de los delitos que se les imputa hasta que no caigan sobre ellos sentencias firmes. Lo que no evita que una vez conocidos sus secretitos y manteniendo mis profundas convicciones democráticas, me reafirme en la opinión que sobre ellos tenía desde hace bastantes años: Vaya panda de indeseables.
Estoy seguro de que pronto les oiremos renegar de los juicios paralelos, acusar a todo el mundo de revelar actuaciones sumariales y defendiendo un valor constitucional y democrático, la presunción de inocencia, como si fuese el único que mereciese defensa. Porque resulta que nos estamos enterando que, presuntamente, la mujer de un concejal ha recibido en su empresa cientos de miles de euros de parte de promotores con expedientes en el ayuntamiento, o que la de otro compra bienes de todo tipo sin tener ingresos que puedan justificar ese ritmo. O que el más inteligente de todos podía estar utilizando la firma de su propia madre en operaciones inmobiliarias no aclaradas .
Y también sabemos que los billetes de 500 euros corrían como el agua de la Tejilla para cubrir gastos faraónicos de eventos municipales y privados destinados exclusivamente a mayor gloria de los únicos beneficiarios de la gestión pública: Comerciantes que pagaban y políticos que recibían. Y que no me cuenten milongas, todo empresario que paga dinero fuera de la legalidad espera recibir, sin merecérselo, al menos el doble de lo que se gasta.
Uno, que no se cree la monarquía pero sí el resto de valores democráticos de la Constitución, incluida la presunción de inocencia, sabe que estos individuos que tan lamentablemente nos han representado son absolutamente inocentes de los delitos que se les imputa hasta que no caigan sobre ellos sentencias firmes. Lo que no evita que una vez conocidos sus secretitos y manteniendo mis profundas convicciones democráticas, me reafirme en la opinión que sobre ellos tenía desde hace bastantes años: Vaya panda de indeseables.
1 comentario:
"Uno, que no se cree la monarquía pero sí el resto de valores democráticos de la Constitución"
Valores democraticos en la constitucion española, ¿cuales? si ni siquiera se le puede llamar constitucion.
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