Por tan repetido, parece que el título de la columna es una coletilla sin sentido en nuestra comarca, pues aunque repetida por alcaldes de todo tipo la actividad urbanística ha tenido como marca de fábrica justo lo contrario. Se ha desarrollado un urbanismo depredador del medio y los recursos que ha favorecido en enriquecimiento de unos cuantos, la corrupción generalizada entre la clase política y funcionarial y el empobrecimiento del conjunto de la población. En la actualidad, la Costa del Sol adolece de pérdida de patrimonio común, ayuntamientos endeudados hasta las cejas y la paralización casi absoluta de cualquiera actividad económica, demasiado tiempo vinculada a la construcción.
En Estepona, aparentemente alejado el fantasma de la corrupción, debería ser el momento de aparcar definitivamente la idea de que únicamente somos capaces de generar riqueza a partir del hormigón y el cemento y buscar otras formas posibles, alternativas y que supongan la defensa del medio natural y no su destrucción. Sin embargo, actualmente se cierne sobre la localidad una nueva amenaza en uno de sus espacios naturales de mayor valor.
La pretensión de urbanización de la finca de Saladillo – Matas Verdes, donde se ubica el último complejo dunar del municipio y uno de los pocos que restan en todo el litoral malagueño y frente a una zona de reserva marítima declarada por la Unión Europea ataca directamente contra los principios del urbanismo sostenible y, aunque parezca una paradoja, contra una de las fuentes de capacidad económica con la que puede contar Estepona en el futuro. La riqueza de nuestro patrimonio natural puede ser generadora de empleos “verdes”, tanto desde las mismas prácticas de conservación como en la potenciación de un turismo respetuoso, culto y concienciado con el medio ambiente. Nuestros espacios naturales, muy especialmente el citado de Saladillo y la Sierra Bermeja convertida en Parque Nacional, cambiarían radicalmente una economía actualmente destrozada por la práctica inmisericorde de la especulación inmobiliaria.
En Estepona, aparentemente alejado el fantasma de la corrupción, debería ser el momento de aparcar definitivamente la idea de que únicamente somos capaces de generar riqueza a partir del hormigón y el cemento y buscar otras formas posibles, alternativas y que supongan la defensa del medio natural y no su destrucción. Sin embargo, actualmente se cierne sobre la localidad una nueva amenaza en uno de sus espacios naturales de mayor valor.
La pretensión de urbanización de la finca de Saladillo – Matas Verdes, donde se ubica el último complejo dunar del municipio y uno de los pocos que restan en todo el litoral malagueño y frente a una zona de reserva marítima declarada por la Unión Europea ataca directamente contra los principios del urbanismo sostenible y, aunque parezca una paradoja, contra una de las fuentes de capacidad económica con la que puede contar Estepona en el futuro. La riqueza de nuestro patrimonio natural puede ser generadora de empleos “verdes”, tanto desde las mismas prácticas de conservación como en la potenciación de un turismo respetuoso, culto y concienciado con el medio ambiente. Nuestros espacios naturales, muy especialmente el citado de Saladillo y la Sierra Bermeja convertida en Parque Nacional, cambiarían radicalmente una economía actualmente destrozada por la práctica inmisericorde de la especulación inmobiliaria.
1 comentario:
Tienes toda la razón. Uno de los motores de la economía de la Costa del Sol es el turismo, y por qué no pontenciar el turismo verde, sostenible, rural, marino, etc. Puede ser la salvación del sector de la construcción, que podrian dedicarse a cuidar el medio ambiente, y de los hoteles de la zona que verian otro tipo de turistas, no solo los que vienen buscando sol y playa o jugar al golf.
Publicar un comentario