En ocasiones he tenido que oir como se nos denominaba, a mis compañeros y a mí mismo, como los extremistas, los radicales, los talibanes. Y tengo que decir que, aunque la intención de los que nos disparan esos adjetivos es peyorativa, no andan completamente descaminados.
Radical viene de raiz. Y talibán quiere decir estudiante. Que alguien nos diga que queremos ir a la raiz de los problemas y estudiarlos no me parece mal en absoluto. Aunque la intención sea equipararnos a los extremistas. Ahí sí que no tenemos nada que ver.
Somos radicales en tanto en cuanto intentaremos siempre estar lo más cerca posible de la razón, de lo más razonable, y eso significa no ceder a la fuerza del dinero, a la fuerza del poder establecido. Opondremos, radicalmente, la razón, lo razonable, a la fuerza. Y las conclusiones a las que llegaremos serán siempre fruto del estudio y no de la pasión o el propio interés.
Seguramente la intención de nuestros detractores al llamarnos radicales sea otra. Quizá nos están comparando con ellos mismos. Con los extremistas. Porque ser extremista significa llevar las cosas más allá de los límites de lo razonable. Y si analizan, si estudian la situación actual verán que justo eso es lo que está pasando en nuestra tierra.
Los que queman todas las naves, los que nos dejan sin futuro, los que machacan el territorio para pagar sueldos a estómagos agradecidos demuestran su extremismo. Los que no atienden a razones, los que no estudian la raiz de los problemas para mantener su cuota de poder son los extremistas.
Llamadnos si queréis talibanes o radicales. Estudiantes y razonables. No somos como vosotros, talibanes del ladrillo y radicales del euro fácil.
Radical viene de raiz. Y talibán quiere decir estudiante. Que alguien nos diga que queremos ir a la raiz de los problemas y estudiarlos no me parece mal en absoluto. Aunque la intención sea equipararnos a los extremistas. Ahí sí que no tenemos nada que ver.
Somos radicales en tanto en cuanto intentaremos siempre estar lo más cerca posible de la razón, de lo más razonable, y eso significa no ceder a la fuerza del dinero, a la fuerza del poder establecido. Opondremos, radicalmente, la razón, lo razonable, a la fuerza. Y las conclusiones a las que llegaremos serán siempre fruto del estudio y no de la pasión o el propio interés.
Seguramente la intención de nuestros detractores al llamarnos radicales sea otra. Quizá nos están comparando con ellos mismos. Con los extremistas. Porque ser extremista significa llevar las cosas más allá de los límites de lo razonable. Y si analizan, si estudian la situación actual verán que justo eso es lo que está pasando en nuestra tierra.
Los que queman todas las naves, los que nos dejan sin futuro, los que machacan el territorio para pagar sueldos a estómagos agradecidos demuestran su extremismo. Los que no atienden a razones, los que no estudian la raiz de los problemas para mantener su cuota de poder son los extremistas.
Llamadnos si queréis talibanes o radicales. Estudiantes y razonables. No somos como vosotros, talibanes del ladrillo y radicales del euro fácil.
3 comentarios:
se ta colao un paracaidista del pp jaja
Amigo Hellboy, seas quién seas supongo que serás amigo mío ... Eso de manada relativo a los que me acompañan es cuanto menos exagerado. Respecto a los puestos de trabajo, y a la trayectoria de cada uno, cada cual sabe cual es su historia.
Recrimíname a mí lo que te apetezca y podré contestarte si tengo argumentos, pero no te hablaré de mis compañeros. Que cada palo aguante su vela.
Aunque tendrás que reconocer que estás mirando la paja en ojo ajeno y dejas de lado vigas en todos los demás ojos. No sé como es el tuyo, por cierto.
Besitos, Hellboy.
Para mi niñata algo más, algo más, mucho más ...
Está lloviendo a cántaros, primo
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