miércoles, noviembre 25, 2015

Dónde estás, Ángel Garó

Publicado en Estepona Press el 17/11/2015



Estoy muy contento porque algo tan grande, tan majestuoso, tan rojo y tan verde como la Sierra Bermeja sea una semana más actualidad en nuestro pueblo. Esta semana la prensa se ha hecho eco de dos avances científicos que anunció el profesor José Gómez Zotano durante la presentación de la campaña “Sierra Bermeja, naturalmente, Parque Nacional”. El hallazgo de una cuenca acuática cerrada en las cumbres de Sierra Palmitera y la constatación de que esa zona estuvo poblada por pinsapos en tiempos pasados.  

Esto ha pasado pocos días después del apoyo prestado por la Diputación Provincial de Málaga a la declaración de Parque Nacional para nuestra montaña, en un acto que solo cabe calificar como de justicia. La moción, presentada por el concejal casareño de IU-Para la Gente Guzmán Ahumada, fue aceptada unánimemente por todos los miembros de la corporación provincial. 

Recalco la unanimidad en el apoyo de la moción para resaltar que lo fue todos los grupos políticos presentes, incluido el del Partido Popular. Aunque aquí, y solo por analogía inversa, podríamos parafrasear aquello tan conocido de Goscinny “¿Todos? No, porque una pequeña aldea resiste y siempre resistirá”. 

Tenemos en Estepona el claro ejemplo de empecinamiento anti Parque Nacional. En el Pleno Municipal de Estepona de este pasado jueves, y ante una pregunta de otro concejal de IU Para la Gente, Valentín Berrocal, nuestro Alcalde contestó con un “apoyaremos siempre que no cueste dinero el Parque Nacional”. Y se quedó tan pancho, obviando el apoyo de su partido a nivel provincial pero sobre todo obviando el interés que para el pueblo que dice trabajar tiene la declaración de protección. Como habrán observado, aquí se acaba el parecido entre nuestro alcalde y un luchador contra la injusticia como el pequeño Asterix, y aunque tragón insaciable, tampoco es un bonachón inocente como Obelix. 

Porque nuestro Alcalde, centrado como está en el modelo productivo del ladrillo, origen de su inmensa fortuna, no ve la Sierra más que como una inmensa tarta para devorar con un único aprovechamiento: el especulativo inmobiliario. Y eso le impide ver cómo se transforman para bien las comunidades que forman parte de estos espacios naturales. Aunque las actividades económicas asociadas a un Parque Nacional tienen el grave defecto de ser colectivas, de crecimiento lento aunque constante, socialmente diversificadas y de beneficios a medio y largo plazo. Nada que ver con la inmediatez del negocio urbanístico al que está acostumbrado.  

Para enmascarar su verdadero interés es tan poco honesto con sus vecinos que alude a la austeridad municipal aquel que no ha tenido reparo en comprar un busto del Sr. Borbón Grecia por 14.000 €, o invertir en equipamientos tan fracasados como el Orquidario o el Museo Garó. De estos dos inventos no conocemos el coste, pero sí las falsas estadísticas que se inventan para justificar su megalomanía o el trato de favor a los amigos. 

Porque no se creerán las cifras publicadas de visitantes al Orquidario. Según el Ayuntamiento desde su apertura el 29 de marzo, han entrado ¡200.000 personas!. Si así fuese, durante cada día que ha estado abierto han pasado una media de 1075 personas por la instalación. Todos los días, de martes a domingo, más de mil personas han colapsado la calle Terraza y alrededores para entrar de 75 en 75 personas cada media hora. 

Por cierto, ¿alguien se acuerda del Museo Garó y el tráfico inmenso de visitantes que iba a generar? ¿Cuántos millones se han generado para la localidad con una colección artística que podía eclipsar la Thyssen y el Picasso juntos? ¿Cuánto nos cuesta a nosotros? ¿Dónde está Ángel Garó? 

PS: No he olvidado lo que ha pasado en París, esa ciudad que en solo dos visitas me atrapó para siempre. Y ante esos terribles asesinatos, siento un dolor inmenso por las víctimas y sus allegados. Un dolor muy parecido al que tenemos todos cuando la muerte injusta nos golpea tan cerca y que se repite por muchos rincones del mundo. Solo los malvados no pueden sentir compasión ante crímenes tan horrendos. No me considero uno de ellos, y por eso, además, no puedo evitar el sentimiento de culpa por no haber hecho mi parte en evitar tanta injusticia. Tanta sangre inocente, tantos trabajadores y trabajadoras, niños y ancianos que caen cada día bajo el fuego y la metralla. No me siento responsable de los atentados de París, que repudio absolutamente, pero sí que quiero pedir perdón por la sangre derramada en Siria, Irak, Afghanistán, Libia, Palestina y tantos otros lugares en los que la fuerza criminal de las potencias occidentales masacra diariamente en nombre de un dios más poderoso que ninguno: el dinero. Ciudadanos del mundo, víctimas del imperialismo, perdonadme por no haber conseguido derrocar estos gobiernos asesinos. 

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