Publicado en VIVA Estepona Información el 07/12/2013
Ha muerto Nelson Mandela. Madiba, el gran luchador. Incansable, íntegro y
entregado por la causa de la igualdad en la humanidad. Hay que recordar que,
pese a lo que puedan y están contando los líderes mundiales, las televisiones y
los periódicos, Nelson Mandela no solo luchó por la igualdad entre
negros y blancos. Tan importante como su lucha contra el racismo fue la que
mantuvo por la igualdad entendida como superación de la injusticia social y
económica.
Por eso, por intentar obviar el contenido profundamente
socialista tanto de su pensamiento como del de su partido, el ANC, me resulta
doloroso leer panegíricos emitidos por gobernantes como Obama, presidente de un
país que hasta 2008 mantenía a Nelson Mandela en la lista de terroristas. O a
esos miembros de la familia real británica, país que fue soporte político y
económico del criminal régimen de Pretoria durante el apartheid.
De
patéticas, por quien las pronuncia, cabe calificar las palabras del Sr. Borbón,
que hoy calificaba a Mandela como “ejemplo de integridad y grandeza” envidiando
quizá esas virtudes, por él mismo desconocidas. Gobernantes hipócritas, que se
ven obligados a elogiar a aquel al que desearon encarcelado o muerto durante
décadas, aunque solo consiguieron engrandecer su memoria. Vaya desde aquí mi
más sentido homenaje al gran Madiba, compañero, que la tierra te sea leve.
Este comportamiento de los políticos en activo, la hipocresía, es una de
las causas de la creciente desafección que se vive respecto a la Política en
mayúsculas. Esa que permite cambiar el mundo, transformarlo, convertir la
injusticia en justicia y practicar la solidaridad en lugar del egoísmo. Eso que
nos enseñaron Mandela y otros como él.
Sin embargo, lo generalizado es
lo contrario. Esta semana tenía intención de clamar contra aquellos que se
llaman socialistas en nuestro país y que hace décadas que aparcaron las ideas
que les dan nombre, abrazando de forma insolente y perversa las prácticas contra
las que dicen luchar.
H e de reconocer que tengo muchos conocidos entre
las filas del PSOE, y a algunos y algunas les considero amigos. Así, no es
extraño que cuando tropiezo con cualquiera de ellos, PSOE en la calle, o
debatiendo en televisión, todos estén contra la reforma constitucional del
merkelazo, contra los recortes incluidos los de Zapatero o contra la regresión
democrática. Todos, también, se declaran laicos –algunos se atreven con el
ateísmo– y republicanos.
Sin embargo, la realidad del partido al que
pertenecen es otra. Una con la que conviven perfectamente y que no les produce
ningún rechazo. El PSOE es el que esta semana presentó una propuesta para
revisar los acuerdos con el Estado Vaticano pese a que han gobernado más de 20
años en perfecta armonía con la depredadora Iglesia Católica, y a la que solo
ahora, cuando están en la oposición como recordaba el Obispo Catalá, se atreven
a señalar.
Un partido que aprueba por amplísima mayoría respaldar una
institución monárquica que nunca tuvo que ser apoyada desde el socialismo
–culpables el PSOE y el PCE de la transición– pero que en este momento, al
descubierto sus tejemanejes, deberíamos aprovechar los ciudadanos más
conscientes, los socialistas, para repudiarla definitivamente.
Esa
agrupación política es la misma que desenmascara al gobierno de García Urbano
cuando pide un Estatuto para la RTV pública esteponera obviando que ha gobernado
en nuestra ciudad tres períodos distintos por un total de 8 años. Aprovechándose
obscenamente del poder que proporciona el control absoluto de un medio de
comunicación pagado con dinero de todos. Ellos, como Obama o Guillermo de
Inglaterra, son hipócritas, indignos de mencionar el nombre de Mandela.
jueves, diciembre 12, 2013
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