Me cuenta un compañero de mi sindicato, el SAT, que hace unos días pasó nuestro
alcalde por las puertas de la sede en calle Portada. Se detuvo a leer cada uno
de los carteles en los que ese compañero suele expresar su indignación y su
visión de esta sociedad podrida del liberalismo económico.
Unos carteles plagados de grandes verdades. También es cierto que plagados de errores ortográficos, propios de quien no ha tenido oportunidad de cursar estudios. Errores que quedan ocultos ante la sabiduría que demuestra aquel que ha tenido que pelear cada día de su vida para conseguir el sustento familiar.
Ya sabemos que para la derecha local, extrema derecha filo fascista en el caso del alcalde, el valor se confunde con el precio y para ellos es mucho más importante la fortuna amasada por sus amigos de la especulación urbanística y la corrupción que la capacidad de un trabajador para querer organizarse junto a otros para acabar con esta sociedad injusta.
Estamos seguros que a nuestro alcalde-notario le resulta muy agradable sentarse a cenar con cualquier socio, como el presunto delincuente e hijo del dirigente nazi Hoffman, o incluso con un inculto cateto que han hecho fortuna a costa de los demás. Valgan como ejemplos el fallecido Gil Gil o Juan José Hidalgo, acaparador de los terrenos de la llamada Herencia Nadal.
También se siente cómodo en actos benéficos, aquellas situaciones en las que los ricos reparten unas cuantas migajas a personas que encuentran en la caridad la única solución a sus insoportables problemas cotidianos. A ellos no les importará dejar calderilla en misa o aportar cuatro duros en una ONG, siempre que se le expida el correspondiente recibo desgravable.
Sin embargo, cuando los trabajadores no se resignan y en lugar de demandar limosna exigen justicia social sí que tienen un grave problema. Es el caso de nuestro compañero y sus carteles. Puede que escritos con los mismos errores que cometerán Hidalgo, Sandokán o el Pocero, pero increíblemente cargados de razón, de sentimiento y de justicia.
El Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras ha presentado dos escritos en el Ayuntamiento de Estepona que no han sido contestados por nadie. Y eso que conocen nuestra sede perfectamente, como recordamos al comienzo de esta columna. El SAT solicitaba de forma respetuosa la puesta en marcha de una política de uso del suelo público, exigiendo el cumplimiento de la función social de la propiedad, para resolver el grave problema económico que sufre gran parte de nuestros vecinos.
Los huertos comunitarios que proponía el SAT proporcionarían bienestar económico y también psicológico a unos trabajadores que acumulan tiempo sin encontrar empleo y que ocuparían las horas en esa actividad tan beneficiosa para el cuerpo y la mente.
Pero mucho nos tememos que el interés municipal sigue empeñado en la especulación urbanística. Una actividad que no genera riqueza al conjunto de la población pero que es la que ha conseguido que nazis, corruptos y otras gentes de mal vivir acumulen sus fortunas. Y que, de camino, también ha contribuido al enriquecimiento de notarios, registradores y políticos de la peor calaña.
Que el Notario lea nuestros carteles pero ignore los escritos oficiales del SAT supone una falta de respeto a una de las instituciones protegidas por el actual ordenamiento constitucional y una invitación a nuestra organización a insistir en la demanda de lo que consideramos justo. Y que seguiremos pidiendo, presentando escritos y también de otras formas diferentes, esas que luego salen en los periódicos. Él sabrá si eso es lo que quiere.
Unos carteles plagados de grandes verdades. También es cierto que plagados de errores ortográficos, propios de quien no ha tenido oportunidad de cursar estudios. Errores que quedan ocultos ante la sabiduría que demuestra aquel que ha tenido que pelear cada día de su vida para conseguir el sustento familiar.
Ya sabemos que para la derecha local, extrema derecha filo fascista en el caso del alcalde, el valor se confunde con el precio y para ellos es mucho más importante la fortuna amasada por sus amigos de la especulación urbanística y la corrupción que la capacidad de un trabajador para querer organizarse junto a otros para acabar con esta sociedad injusta.
Estamos seguros que a nuestro alcalde-notario le resulta muy agradable sentarse a cenar con cualquier socio, como el presunto delincuente e hijo del dirigente nazi Hoffman, o incluso con un inculto cateto que han hecho fortuna a costa de los demás. Valgan como ejemplos el fallecido Gil Gil o Juan José Hidalgo, acaparador de los terrenos de la llamada Herencia Nadal.
También se siente cómodo en actos benéficos, aquellas situaciones en las que los ricos reparten unas cuantas migajas a personas que encuentran en la caridad la única solución a sus insoportables problemas cotidianos. A ellos no les importará dejar calderilla en misa o aportar cuatro duros en una ONG, siempre que se le expida el correspondiente recibo desgravable.
Sin embargo, cuando los trabajadores no se resignan y en lugar de demandar limosna exigen justicia social sí que tienen un grave problema. Es el caso de nuestro compañero y sus carteles. Puede que escritos con los mismos errores que cometerán Hidalgo, Sandokán o el Pocero, pero increíblemente cargados de razón, de sentimiento y de justicia.
El Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras ha presentado dos escritos en el Ayuntamiento de Estepona que no han sido contestados por nadie. Y eso que conocen nuestra sede perfectamente, como recordamos al comienzo de esta columna. El SAT solicitaba de forma respetuosa la puesta en marcha de una política de uso del suelo público, exigiendo el cumplimiento de la función social de la propiedad, para resolver el grave problema económico que sufre gran parte de nuestros vecinos.
Los huertos comunitarios que proponía el SAT proporcionarían bienestar económico y también psicológico a unos trabajadores que acumulan tiempo sin encontrar empleo y que ocuparían las horas en esa actividad tan beneficiosa para el cuerpo y la mente.
Pero mucho nos tememos que el interés municipal sigue empeñado en la especulación urbanística. Una actividad que no genera riqueza al conjunto de la población pero que es la que ha conseguido que nazis, corruptos y otras gentes de mal vivir acumulen sus fortunas. Y que, de camino, también ha contribuido al enriquecimiento de notarios, registradores y políticos de la peor calaña.
Que el Notario lea nuestros carteles pero ignore los escritos oficiales del SAT supone una falta de respeto a una de las instituciones protegidas por el actual ordenamiento constitucional y una invitación a nuestra organización a insistir en la demanda de lo que consideramos justo. Y que seguiremos pidiendo, presentando escritos y también de otras formas diferentes, esas que luego salen en los periódicos. Él sabrá si eso es lo que quiere.
5 comentarios:
Mejor critica lo que haceis cada tarde o la mayoria delas tardes en tu sede. Refresquitos y cervecitas.
Sois unos aprovechados y vividores que solo sabeis engañar a los ciudadanos. No te molestes en desmentir porque tengo fotos de las fiestecitas que os montais.
Cada uno hace lo que quiere con su tiempo. Si a ti te parece mejor perderlo haciendo fotos desde la calle que entrando a ver de qué se habla en el sindicato, es una elección. Tu elección, aunque me parezca estúpida.
¿Robados al SAT? ¿Que es para la Interviú?
Jajaja, no Trabu, no son pa Interviú. Es que el amigo ACdH se cree un espía internacional que las va a vender al Mossad, a la CIA y al KGB.
Bueno, yo por lo pronto dejo el enlace a unos vídeos que hice de esas "fiestecitas" que nos montamos (El segundo tiene mucho que ver con el post, por cierto):
http://www.youtube.com/watch?v=01YzFEQ3hE8
http://www.youtube.com/watch?v=jwUDv3AYmIA
Publicar un comentario