Publicado en Estepona Información el 10/08/2013
Aunque esta semana mi intención era hablar sobre las playas para perros y la
insensibilidad medioambiental de nuestro gobierno municipal, tengo que aparcarlo
una semana para referirme a la última de nuestro nefasto Presidente del Gobierno
que, aunque en reñida competencia, puede acabar su mandato siendo uno de los
peores de la historia de este desdichado estado español.
En esta ocasión
tengo que referirme a los incidentes que están ocurriendo alrededor de
Gibraltar, esa Roca que basta con asomarse a nuestra playa para contemplarla
desde Estepona casi todos los días.
No voy a discutir sobre la
españolidad o no de la piedra. Sinceramente, me importa un pimiento que la
soberanía del Peñón la ostente la indecorosa familia real británica o la
corrupta familia real española, al mando ambas de las oligarquías financieras
mundiales. Me gustaría, como internacionalista, que fuésemos los trabajadores
campogibraltareños –los de ambos lados de la artificial frontera– los que
rigiésemos nuestro destino. Pero la realidad es que esto no es así, y muchos
seguimos haciendo el juego a los nacionalistas, esos que nos hacen creer que
compartimos intereses con los dueños del Banco Santander o los del Lloyds Bank
en lugar de con los trabajadores del puerto de Gibraltar o los campesinos de
Castellar de la Frontera.
Y son ellos, los que levantan la bandera
nacional, los que cada día nos intentan manipular y mentir. Poco antes de
escribir esta columna comparecía el Sr. Rajoy en Marivent refiriéndose al
“atentado medioambiental” que supone la inmersión de los bloques de hormigón que
ha lanzado el gobierno gibraltareño al mar.
Pues bien, como ha
declarado Greenpeace, la instalación de escolleras no solo no atenta contra los
fondos marinos sino, todo lo contrario, facilita escondites, refugios y lugares
de desove a un gran número de especies, contribuyendo a la regeneración de los
fondos esquilmados por las artes de arrastre.
También recuerda la
organización ecologista que el gran peligro medioambiental que se cierne sobre
nuestra tierra no son esas escolleras, sino las maniobras de atraque, carga,
almacenamiento y proceso de hidrocarburos que reiterada y constantemente se
desarrollan en nuestras costas. Operaciones que se llevan a cabo en la Roca,
pero también en la Bahía de Algeciras y las refinerías de su importante polo
industrial.
Mintiendo sobre la repercusión de una acción, los artífices
de la destrucción de La Tierra se colocan la camiseta verde para enmascarar sus
oscuros intereses.
Como ven, el Sr. Rajoy aprovecha las necesidades de
un puñado de marineros de La Línea para arremeter de forma demagógica contra
Gibraltar y el Reino Unido. Y los gobiernos británico y llanito entran al trapo
de la misma forma. A unos y a otros no les importa sumergirnos en un ambiente
falsamente prebélico para desviar la atención sobre las dificultades de sus
gobiernos. O como en el caso del Sr. Rajoy, para apartar la atención sobre sus
asquerosas conexiones corruptas. Hoy están usando esas banderas nacionales para
descargar los palos sobre los de siempre, en este caso contra los pobres diablos
que intentan traer una caja de pescado a casa o los que quieren pasar dos
cartones de tabaco por la aduana.
Mientras, los dos gobiernos siguen de
acuerdo en salvaguardar los intereses económicos de British Petroleum, Campsa o
Cepsa, y aunque ellos son gestores de casi todas las guerras del mundo, en este
caso no necesitan pegar ni un tiro. Les basta con entretenernos mientras
nosotros apoyamos a estos gobiernos corruptos. El británico y el español.
martes, agosto 13, 2013
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