lunes, agosto 26, 2013

Como una empresa

Publicado en VIVA Estepona Información el 24/08/2013


El nombramiento de Andrés Flores como Jefe de los Servicios Jurídicos del Alcalde, pese a no ser una sorpresa para los que lo denunciamos en marzo pasado, es  toda una declaración de principios emitida por el Sr. García Urbano, alcalde de nuestra localidad.

Asumiendo que lo que piensa se hace y va a misa con la aquiescencia del conjunto de la sociedad, el que se presentó a los esteponeros como garante de la legalidad y azote de la corrupción ha elegido a un imputado en Astapa para que trabaje, codo con codo y a su lado, en la gestión de cuantos asuntos urbanísticos se diriman en Estepona. Hay que recordar que las imputaciones del Sr. Flores se refieren, principalmente, a la presunta emisión de informes técnicos “a medida”.

Créanme que no tengo nada personal contra el Sr. Flores, de hecho mi escaso trato con él acabó justo cuando desde EVA, mi partido, y con todo el derecho del mundo a pedirlo, solicitamos formalmente que aquellos trabajadores municipales que habían sido imputados por la justicia de presuntos delitos cometidos contra el Ayuntamiento fuesen apartados de sus funciones de manera cautelar. Desde aquel día el Sr. Flores no se digna a cruzar palabra alguna conmigo, cosa por la que, para qué negarlo, le estoy agradecido. En realidad, nada tengo que hablar con él.

Sin embargo, y una vez expuesta que no hay ninguna animadversión y que solo me importa el interés público, reitero aquella petición que desde Espacio Verde formulamos en los primeros días de la Operación Astapa y hemos repetido cada vez que hemos tenido ocasión: Hay que apartar de la gestión pública a aquellos que puedan ser perjudiciales para el interés de la administración. Con las garantías legales precisas, con todas las protecciones que sus derechos cívicos les confieren, pero apartados de donde pueda hacer daño otra vez, si alguna vez lo hicieron.

Hay que recordar que en el vecino municipio de Marbella se apartó de su cargo al que era Jefe de la Policía Local durante la época del GIL, antes de mediar condena alguna sobre su comportamiento, y que tras diversas reclamaciones judiciales los tribunales terminaron dando la razón al Ayuntamiento presidido por la también militante del PP Ángeles Muñoz.

Si en Estepona se adopta el criterio contrario, es decir, el de la recompensa a los supuestos pringados en la corrupción, se debe exclusivamente a una decisión política que tendrá que explicar algún día el Sr. García Urbano.

Como deberá explicar por qué ninguno de los imputados pasó a formar parte de las listas del ERE incumpliendo hasta las más elementales normas de la aleatoria o la estadística. Todos quedaron a salvo de la quema manteniendo sus puestos. Y en algunos casos, como el de la mano derecha, factótum, jefe, “lorito colorao” o cabecilla de la partida, el técnico José Flores, incluso adquiriendo  responsabilidades para las que nunca demostró la más mínima habilidad, estando como ha estado siempre dedicado al trapicheo político de la peor calaña.

El ascenso de un imputado por decisión política es una muestra, inequívoca, directa, sin matices, del interés que demuestra nuestro alcalde en la lucha contra la corrupción. Ha elegido rodearse de los presuntos corruptos, aquellos a los que negaba el pan y la sal durante la campaña electoral “nunca hablaré con un imputado”.  Ya sabemos lo que le gusta al Sr. García Urbano repetir aquello de llevar el Ayuntamiento “como una empresa”, aunque también estoy seguro que jamás nombraría de gerente de cualquier empresa suya a un trabajador investigado judicialmente por tramar contra la misma. ¿Qué pretende entonces?

La excusa verde

Publicado en Estepona Información el 17/08/2013



Ya conocemos la facilidad que tienen los gobiernos para convertirse en ecologistas, medioambientalistas y defensores de la naturaleza cuando eso no supone más que la simple referencia verbal a asuntos “triviales”, alejados de los intereses de clase que defienden. En nuestra tierra, la encabezada por los especuladores inmobiliarios. 

Así, estos días hemos tenido la oportunidad de oír a Cañete, el hombre de Monsanto, convirtiéndose en feroz defensor de los pececillos de la Bahía de Algeciras, como si la vida le fuese en ello. A nuestro ministro no le preocupa la influencia de los transgénicos y los pesticidas y problemas asociados como tampoco nuestras costas, atacadas de muerte en la Ley que promete aprobar. Tampoco, por ejemplo, el peligro que supone la industria de los hidrocarburos en nuestra tierra. Solo está preocupado por un puñado de bloques de hormigón en las aguas de Gibraltar.

Típica actuación, que no nos sorprende salvo por lo reiterada y por el efecto adormecedor que parece tener en los ciudadanos. En el plano local recordamos la promesa electoral del Sr. García Urbano de convertir Estepona en un “parque botánico al aire libre” con la plantación de 7.000 árboles en el casco urbano y la creación de un corredor verde para ciclistas y senderistas por los 21 km de costa.

Dejando a un lado la estupidez que supone lo de parque “al aire libre” –¿dónde si no se plantan los árboles? – la realidad es que esas promesas falsamente “verdes” encandilaron a un electorado que a estas alturas del mandato debería reflexionar sobre lo actuado. Quizá se darán cuenta que no hay la mitad de 21 km de costa enlazados en corredor verde o que no se han plantado esos 3.500 árboles que corresponden a los dos años transcurridos desde las elecciones.

Pero no es el medioambiente lo que preocupa a nuestro gobierno. Así, mientras en público El Notario se auto premia con banderas verdes compradas en el mercado de la egolatría, en privado sostiene el interés en la especulación urbanística que tan buenos resultados económicos ha proporcionado a sus jefes y también, imposible olvidarlo, a dirigentes locales, regionales y nacionales de su partido, como las tramas Gürtel, Bárcenas y otras está dando a conocer.

Así, los ya conocidos proyectos de Saladillo Matas Verdes o la urbanización proyectada con dinero de la criminal familia real saudí forman parte de un modelo que insiste en la destrucción del territorio y que no repercutirá en el bienestar de la mayoría de la población, sino en el enriquecimiento inmediato de unos cuantos.

Además del afán urbanizador, la insensibilidad medioambiental de nuestro Notario se refleja en otros pequeños detalles como la persecución a la que somete tanto a ciclistas como a propietarios de perros. Lejos de aprender del cercano ejemplo de Casares, en Estepona los perros han sido perseguidos incluso más allá de lo regulado en el Decreto 194/1998 que les permite el acceso a las playas entre el 1 de octubre y el 31 de mayo, así como la posibilidad de habilitar espacios adecuados para ellos durante todo el año. 

Es necesario recordar que, salvo salir en vídeo político promocional con algunos ciclistas, este gobierno municipal no ha tomado ninguna medida para fomentar el uso de la bicicleta. Quizá, todo lo contrario.

Aunque no le cuesta ningún trabajo, como a su equivalente en Madrid, enarbolar la excusa verde para cualquiera de sus actuaciones, compatible según ellos con la destrucción del territorio o la persecución a los amantes de la naturaleza. Todo vale para defender sus bastardos intereses.

martes, agosto 13, 2013

Banderita tú eres...

Publicado en Estepona Información el 10/08/2013

Aunque esta semana mi intención era hablar sobre las playas para perros y la insensibilidad medioambiental de nuestro gobierno municipal, tengo que aparcarlo una semana para referirme a la última de nuestro nefasto Presidente del Gobierno que, aunque en reñida competencia, puede acabar su mandato siendo uno de los peores de la historia de este desdichado estado español.

En esta ocasión tengo que referirme a los incidentes que están ocurriendo alrededor de Gibraltar, esa Roca que basta con asomarse a nuestra playa para contemplarla desde Estepona casi todos los días.

No voy a discutir sobre la españolidad o no de la piedra. Sinceramente, me importa un pimiento que la soberanía del Peñón la ostente la indecorosa familia real británica o la corrupta familia real española, al mando ambas de las oligarquías financieras mundiales. Me gustaría, como internacionalista, que fuésemos los trabajadores campogibraltareños –los de ambos lados de la artificial frontera–  los que rigiésemos nuestro destino. Pero la realidad es que esto no es así, y muchos seguimos haciendo el juego a los nacionalistas, esos que nos hacen creer que compartimos intereses con los dueños del Banco Santander o los del Lloyds Bank en lugar de con los trabajadores del puerto de Gibraltar o los campesinos de Castellar de la Frontera.

Y son ellos, los que levantan la bandera nacional, los que cada día nos intentan manipular y mentir. Poco antes de escribir esta columna comparecía el Sr. Rajoy en Marivent refiriéndose al “atentado medioambiental” que supone la inmersión de los bloques de hormigón que ha lanzado el gobierno  gibraltareño al mar.

Pues bien, como ha declarado Greenpeace, la instalación de escolleras no solo no atenta contra los fondos marinos sino, todo lo contrario, facilita escondites, refugios y lugares de desove a un gran número de especies, contribuyendo a la regeneración de los fondos esquilmados por las artes de arrastre.

También recuerda la organización ecologista que el gran peligro medioambiental que se cierne sobre nuestra tierra no son esas escolleras, sino las maniobras de atraque, carga, almacenamiento y proceso de hidrocarburos que reiterada y constantemente se desarrollan en nuestras costas. Operaciones que se llevan a cabo en la Roca, pero también en la Bahía de Algeciras y las refinerías de su importante polo industrial.

Mintiendo sobre la repercusión de una acción, los artífices de la destrucción de La Tierra se colocan la camiseta verde para enmascarar sus oscuros intereses.

Como ven, el Sr. Rajoy aprovecha las necesidades de un puñado de marineros de La Línea para arremeter de forma demagógica contra Gibraltar y el Reino Unido. Y los gobiernos británico y llanito entran al trapo de la misma forma. A unos y a otros no les importa sumergirnos en un ambiente falsamente prebélico para desviar la atención sobre las dificultades de sus gobiernos. O como en el caso del Sr. Rajoy, para apartar la atención sobre sus asquerosas conexiones corruptas. Hoy están usando esas banderas nacionales para descargar los palos sobre los de siempre, en este caso contra los pobres diablos que intentan traer una caja de pescado a casa o los que quieren pasar dos cartones de tabaco por la aduana.

Mientras, los dos gobiernos siguen de acuerdo en salvaguardar los intereses económicos de British Petroleum, Campsa o Cepsa, y aunque ellos son gestores de casi todas las guerras del mundo, en este caso no necesitan pegar ni un tiro. Les basta con entretenernos mientras nosotros apoyamos a estos gobiernos corruptos. El británico y el español.

lunes, agosto 05, 2013

López, El Facha

Publicado en VIVA Estepona Información el 03/08/2013


Leyendo la entrevista que este periódico realizó la semana pasada al cesado director del Sierra Bermeja, José López, he revivido las mismas sensaciones que siempre me han producido declaraciones parecidas de otros personajes de su cuerda ética y política cuando han sido pillados con el carrito del helado.

Así, y salvando las distancias, todavía es posible oír a Mario Conde argumentando ante el que quiera prestarle atención que “lo suyo” fue una persecución, una conspiración de sus enemigos. Esos que se creó por ser tan buena persona, y que la condena del Tribunal Supremo es un episodio conspirativo más y no la demostración de su condición de vulgar ratero.

También cuestionando las sentencias del mismo alto Tribunal, en Estepona tenemos un caso muy relacionado con el personaje que hoy nos ocupa. José Ignacio Crespo, concejal del GILcomo Pepe López  –hoy  ex preso preventivo pendiente del caso Astapa– negaba y perjuraba que hubiese cometido ninguna incorrección pese a que el Supremo le condenó como responsable directo de daños cometidos contra nuestro municipio, Estepona.

En la entrevista de este periódico Pepe López niega hasta lo más evidente. Al parecer, que la autoridad educativa le cese de su puesto de director de colegio no se debe a un asunto docente, sino a una persecución política sin base alguna y dirigida por los de siempre, “el enemigo”.

Con la misma desfachatez que Conde o Crespo, López, se auto exculpa negando a  la decisión tomada por la Junta de Andalucía el mínimo fundamento profesional. Todo es inventado, es una persecución política.

Pues bien, asumiré que –como rojiverde– soy uno de los que quería verle fuera de la dirección. Porque López, El Facha, es un facha de los de toda la vida, de los de OJE y Falange franquistas.  Los rojillos no le tragamos por esa condición. Así, nos molesta que discrimine a los niños que no asisten a clase de religión. Como el calendario ultracatólico al que somete a toda la comunidad educativa, convirtiendo su centro en un “rosario” de festividades religiosas que deberían ser privadas, propias de la secta a la que pertenece, alejadas de las escuelas por ser  ajenas al conocimiento, a la ciencia y a la conciencia crítica, imprescindible para el crecimiento personal de los niños. 

Pero créanme, lo peor no es eso, sino la hipocresía y demagogia que estos personajes suelen desplegar y con la que pretenden conseguir el apoyo de la población. Así, tanto Conde, como Crespo, como López, El Facha, reafirman una supuesta condición piadosa en público mientras pretenden que olvidemos cuál es su comportamiento privado.

Vuelvo aquí, porque es obligado, a las sentencias del Tribunal Supremo que condenaban al Sr. Crespo a devolver un millón de euros a nuestro Ayuntamiento. En esos documentos se declaraban como pagos indebidos los correspondientes a unos denominados “Comités de Coordinación”. Unos pagos, con dinero público, que beneficiaban a diversos cargos del GIL con 50.000 pesetas por unas reuniones inexistentes pese a que devengaban derechos hasta nueve veces en la misma mañana.  9 veces por  50.000 pesetas de la época.

¿Saben quién fue uno de los que cobró aquellas jugosas cantidades? ¿Creen ustedes que las dedicó a beneficencia?  Conociendo de primera mano esos datos, no me extraña un ápice que todo lo sufrido por Pepe López sea, como él dice, cosa de una familia. Esa a la que pertenecían los monitores que cobraban por el trabajo que hacían los niños en el comedor. O la que utilizaba las instalaciones del colegio como si fuesen suyas. Su familia, la de López, El Facha.