Este viernes tuve oportunidad de oír por la radio municipal el adelanto de lo
que será el verano cultural esteponero. Sabemos que será verano por este terrá
que ahora mismo nos azota, aunque los dos calificativos siguientes difícilmente
podrán adjudicárseles a la programación que ha preparado la Delegación de
Cultura del Ayuntamiento de Estepona.
Como bien saben, aprovechando la ideología imperante, el Ayuntamiento ha concedido a una empresa privada la explotación del mayor recinto escénico posible en nuestro municipio: La Plaza de Toros. Y la empresa adjudicataria, con escaso interés por la cultura y no sabemos si con alguna pericia comercial, ya ha programado los tres primeros eventos que se celebrarán en el coso local. Todos ellos anunciados entusiásticamente por la concejala de Cultura y dentro del verano cultural de la Villa.
Una corrida de toros, el Bisbal y la Pantoja. Casi ná. Una auténtica declaración de intenciones, un canto a la España profunda que nos lleva a un pasado que creíamos lejano en la que la cultura española se hacía coincidir oficialmente con los toros, las folklóricas y la música enlatada.
Que el Ayuntamiento de Estepona considere que una corrida de toros es un acto cultural y que en la radio municipal se recuerde que los menores, en lugar de tener prohibida la entrada, tendrán descuentos en su entrada son síntomas de la escasa sensibilidad que atesora la derecha local.
La publicidad taurina muestra las corridas como la noble lucha entre héroes y bestias en las que el triunfo de la inteligencia del torero terminará con el reconocimiento del pueblo rendido a su valentía. Sin embargo, con el patrocinio y la ayuda del Ayuntamiento de Estepona, con mi participación involuntaria por tanto, la plaza de toros de mi pueblo volverá a acoger un espectáculo en el que matarifes sin corazón asesinarán a bellos animales después de debilitarles mediante torturas. Y los niños podrán ver eso con descuento.
Toros, folklóricas y triunfitos son las apuestas culturales de esta Estepona del PP que cada día se parece más a una película de Manolo Escobar.
Como bien saben, aprovechando la ideología imperante, el Ayuntamiento ha concedido a una empresa privada la explotación del mayor recinto escénico posible en nuestro municipio: La Plaza de Toros. Y la empresa adjudicataria, con escaso interés por la cultura y no sabemos si con alguna pericia comercial, ya ha programado los tres primeros eventos que se celebrarán en el coso local. Todos ellos anunciados entusiásticamente por la concejala de Cultura y dentro del verano cultural de la Villa.
Una corrida de toros, el Bisbal y la Pantoja. Casi ná. Una auténtica declaración de intenciones, un canto a la España profunda que nos lleva a un pasado que creíamos lejano en la que la cultura española se hacía coincidir oficialmente con los toros, las folklóricas y la música enlatada.
Que el Ayuntamiento de Estepona considere que una corrida de toros es un acto cultural y que en la radio municipal se recuerde que los menores, en lugar de tener prohibida la entrada, tendrán descuentos en su entrada son síntomas de la escasa sensibilidad que atesora la derecha local.
La publicidad taurina muestra las corridas como la noble lucha entre héroes y bestias en las que el triunfo de la inteligencia del torero terminará con el reconocimiento del pueblo rendido a su valentía. Sin embargo, con el patrocinio y la ayuda del Ayuntamiento de Estepona, con mi participación involuntaria por tanto, la plaza de toros de mi pueblo volverá a acoger un espectáculo en el que matarifes sin corazón asesinarán a bellos animales después de debilitarles mediante torturas. Y los niños podrán ver eso con descuento.
Toros, folklóricas y triunfitos son las apuestas culturales de esta Estepona del PP que cada día se parece más a una película de Manolo Escobar.
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