domingo, febrero 26, 2012

Neofranquistas

Publicado en Estepona Información el 11/02/2012

Antes de la elección del Notario como Alcalde de nuestra localidad ya le califiqué, por su manera de actuar, como un personaje cercano al franquismo ideológico al que la democracia le resbala. Desde que llegó al “trono” municipal no ha hecho otra cosa que dar argumentos para reafirmarnos en esa convicción, pues no hace más que alardear de autoritarismo tanto con los afectos a la causa como con los trabajadores municipales.

Sus concejales, que deberían ser representantes de la voluntad popular, no son más que meros ejecutores de sus órdenes. Asustados en unos casos y con claro Síndrome de Estocolmo en otros obedecen sin rechistar todas y cada una de las órdenes que emanan del intocable Notario, que se rodea así de un halo entre veneración y terror parecido al que emanaba de la famosa “lucecita del Pardo” durante la dictadura del General Franco.

Aunque tenemos otro paralelismo mucho más cercano tanto en el tiempo, como en la actividad económica, como en el comportamiento político. El Notario parece que ha bebido profundamente de las fuentes “ideológicas” y tal y tal del fallecido Jesús Gil Gil. Así, comparte con su mentor ideológico el convertir a los concejales en empleados, su afición al negocio inmobiliario, su libre interpretación de la legalidad y su ímpetu cuando de apartar a quien le molesta se trata.

Los episodios relatados por el Vicesecretario Municipal nos retrotraen al año 1991 y la batalla que libró Gil Gil con el entonces Secretario Accidental del Ayuntamiento de Marbella, Pedro Moreno Brenes. Las reuniones se convocaban cuando Gil quería, él redactaba las actas y requería la sumisión de un funcionario de carrera que tuvo que requerir el amparo de la administración al verse atropellado en su trabajo.

Ya sé que no es comparable la chabacanería y vulgaridad de Gil Gil con la formación y exquisita educación de la que presume nuestro Notario. Sin embargo, el fondo de los hechos es exactamente el mismo. Desprecio a las formas, a la legalidad y a la democracia abusando del poder que le prestaron los ciudadanos. El neofranquismo nos rodea.

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