Rajoy y Martín Serón comparten mesa y mantel
Publicado en Estepona Información el 21/01/2012Es curioso contrastar el manido mensaje de la tolerancia cero contra la corrupción con la práctica habitual de los grandes partidos. Los corruptos, presuntos e incluso condenados, son protegidos mucho más allá de la duda razonable por los aparatos políticos.
Esta semana se ha condenado al Alcalde de Alhaurín el Grande, Sr. Martín Serón, por aceptar un soborno. Condenado por un tribunal de justicia a un año de suspensión de su cargo público y al pago de una multa.
La actitud del Sr. Martín Serón, valorando de forma negativa la sentencia, forma parte del normal desarrollo de los hechos. El que obtiene un resultado no favorable tras una sentencia judicial intenta desmontarla y, por supuesto, hacer uso de los recursos que la justicia pone a su alcance. En este caso llegar hasta el máximo tribunal intentando hacer valer lo que entiende su derecho.
Sin embargo, la actitud del Alcalde de Alhaurín, la misma persona como sabemos, roza la desvergüenza absoluta. La sentencia está emitida por un órgano judicial al que debe respeto y obediencia, y el que los ciudadanos le hayan reiterado la confianza en las últimas elecciones municipales lejos de justificar su actitud deberían hacerle abandonar su cargo inmediatamente. El Alcalde ha defraudado a sus vecinos, que creyeron en su inocencia votándole, y ha sido desautorizado para seguir representándoles. El recurso a su supuesto honor en boca de un condenado por soborno es risible, pese a que la sentencia no sea firme todavía. Porque el honor de un político no está sujeto a la firmeza de las sentencias sino a la confianza de los ciudadanos.
Ya he repetido en muchas ocasiones que una actitud honorable solo se le puede pedir a los que mantienen actitudes honorables. Los corruptos no suelen ser ese tipo de personas, así que me niego a pedir la dimisión del alcalde de Alhaurín. Pero sí que puedo exigir a su partido, el PP, que le expulse y exija la entrega de su acta. Eso sería practicar tolerancia cero contra la corrupción.
Aunque pedir algo así al partido de Camps, Fabra, Gürtel y compañía es una gilipollez.
Esta semana se ha condenado al Alcalde de Alhaurín el Grande, Sr. Martín Serón, por aceptar un soborno. Condenado por un tribunal de justicia a un año de suspensión de su cargo público y al pago de una multa.
La actitud del Sr. Martín Serón, valorando de forma negativa la sentencia, forma parte del normal desarrollo de los hechos. El que obtiene un resultado no favorable tras una sentencia judicial intenta desmontarla y, por supuesto, hacer uso de los recursos que la justicia pone a su alcance. En este caso llegar hasta el máximo tribunal intentando hacer valer lo que entiende su derecho.
Sin embargo, la actitud del Alcalde de Alhaurín, la misma persona como sabemos, roza la desvergüenza absoluta. La sentencia está emitida por un órgano judicial al que debe respeto y obediencia, y el que los ciudadanos le hayan reiterado la confianza en las últimas elecciones municipales lejos de justificar su actitud deberían hacerle abandonar su cargo inmediatamente. El Alcalde ha defraudado a sus vecinos, que creyeron en su inocencia votándole, y ha sido desautorizado para seguir representándoles. El recurso a su supuesto honor en boca de un condenado por soborno es risible, pese a que la sentencia no sea firme todavía. Porque el honor de un político no está sujeto a la firmeza de las sentencias sino a la confianza de los ciudadanos.
Ya he repetido en muchas ocasiones que una actitud honorable solo se le puede pedir a los que mantienen actitudes honorables. Los corruptos no suelen ser ese tipo de personas, así que me niego a pedir la dimisión del alcalde de Alhaurín. Pero sí que puedo exigir a su partido, el PP, que le expulse y exija la entrega de su acta. Eso sería practicar tolerancia cero contra la corrupción.
Aunque pedir algo así al partido de Camps, Fabra, Gürtel y compañía es una gilipollez.
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