Publicado en Estepona Información el 31/12/2011
Por si a alguien le quedaba alguna duda el gobierno del PP se estrena con la insólita congelación del salario mínimo interprofesional. Toma ya, a tomar viento las caretas y las indefiniciones de la campaña. Cae un mito labrado en esta farsa democrática que vivimos. Se repetía que los gobiernos de derechas eran incapaces de acometer las reformas contra los trabajadores por miedo a la reacción de éstos, sus partidos y sus organizaciones sindicales.
Con las medidas prometidas por Rajoy -recortes de prestaciones y servicios sumados a la sumisión pública ante los grandes poderes financieros- se ha producido un salto cualitativo inédito en estas últimas décadas. Al Presidente Rajoy le importan tres pimientos la contestación social, los sindicatos, la izquierda alternativa y los perroflautas del 15M. Crecidos por las sucesivas victorias las hordas marianas impondrán a sangre y fuego sus consignas despreciando a todo el mundo, incluyendo por supuesto a los incautos votantes, millones de ellos, que ni son grandes empresarios ni juegan en bolsa regularmente.
Aprovechándose de que los liberal-socialistas de Zapatero convencieron a la población de que las medidas contra la crisis tenían que adoptarse contra las víctimas y no contra los culpables, Rajoy y sus mesnadas inciden en el modelo propuesto por su antecesor y con desvergüenza absoluta se atreven a todo, incluso a lo que ni el mismísimo Franco se atrevió, a la congelación del SMI.
No nos puede extrañar por tanto que su “hombre en la costa”, nuestro querido Notario, presuma de intolerancia y de imponer su único criterio ante los que deberían ser interlocutores y él convierte en palmeros o cobardes y callados espectadores. Se saltó la negociación colectiva, se merendó a los intrépidos músicos que tanto le apoyaron en campaña, ignora a todo el mundo y todavía recoge el aplauso de aquellos socialistas que tanto callaron durante los años de los billetes de quinientos. Y lo peor es que parece que esto es lo que los ciudadanos queríamos mayoritariamente. En fin, que feliz año nuevo, aunque sea Mariano.
Con las medidas prometidas por Rajoy -recortes de prestaciones y servicios sumados a la sumisión pública ante los grandes poderes financieros- se ha producido un salto cualitativo inédito en estas últimas décadas. Al Presidente Rajoy le importan tres pimientos la contestación social, los sindicatos, la izquierda alternativa y los perroflautas del 15M. Crecidos por las sucesivas victorias las hordas marianas impondrán a sangre y fuego sus consignas despreciando a todo el mundo, incluyendo por supuesto a los incautos votantes, millones de ellos, que ni son grandes empresarios ni juegan en bolsa regularmente.
Aprovechándose de que los liberal-socialistas de Zapatero convencieron a la población de que las medidas contra la crisis tenían que adoptarse contra las víctimas y no contra los culpables, Rajoy y sus mesnadas inciden en el modelo propuesto por su antecesor y con desvergüenza absoluta se atreven a todo, incluso a lo que ni el mismísimo Franco se atrevió, a la congelación del SMI.
No nos puede extrañar por tanto que su “hombre en la costa”, nuestro querido Notario, presuma de intolerancia y de imponer su único criterio ante los que deberían ser interlocutores y él convierte en palmeros o cobardes y callados espectadores. Se saltó la negociación colectiva, se merendó a los intrépidos músicos que tanto le apoyaron en campaña, ignora a todo el mundo y todavía recoge el aplauso de aquellos socialistas que tanto callaron durante los años de los billetes de quinientos. Y lo peor es que parece que esto es lo que los ciudadanos queríamos mayoritariamente. En fin, que feliz año nuevo, aunque sea Mariano.
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