Publicado en Estepona Información el 07/01/2012
Entre republicanos no necesitamos excusas para renegar de la monarquía. Nos basta con apelar a la igualdad de todos ante la ley para que cualquier argumento, economicista o pretendidamente historicista sea inválido cuando se renuncia a la soberanía popular y se designa a los miembros de una familia concreta como representantes de todos nosotros.
Así, resulta risible el cuento de los que hablan del “importantísimo papel” que jugó el Sr. Borbón en la cimentación del régimen constitucional. O cuando les oímos hablar de lo barato que resulta la monarquía frente al coste que supondría un Presidente de la República Española.
El Sr. Borbón, heredero político del criminal fascista Franco, únicamente intentó y consiguió mantener su propio status y el de su familia durante el proceso constituyente. Y además, como queda más que demostrado pese a la pantomima de la presentación de cuentas, nos sale caro. Muy caro.
Pese a los intentos de ocultación a la opinión pública es notorio que la revista Forbes le sitúa como una de las mayores fortunas del mundo. Fortuna acaparada mientras ejercía su cargo de Jefe de Estado y sobre las que no ha presentado cuenta alguna a sus “súbditos”, esos que deberíamos ser sus iguales. Una fortuna acaparada ilegalmente, opaca a los impuestos, obtenida abusando de su posición y, de seguro, beneficiando de rebote a los de siempre, los listos que le dieron uno para recibir diez.
Que un pobre desgraciado como Urdangarín haya querido medrar a su sombra no debería extrañarnos. Por muy bueno que fuese, fue a parar a un cesto de manzanas podridas. No deberíamos ni indignarnos, es justo lo que hemos propiciado todos manteniendo a tan nefasta institución. Lo que es para cabrearse, y mucho, es la labor de aquellos que dicen ser representantes de la voluntad popular y desde sus escaños rojos aplauden al sátrapa sin escrúpulo alguno. Vergonzosa exhibición la que hicieron estos crápulas detentadores de las siglas honrosas de Pablo Iglesias y Largo Caballero en la apertura de las Cortes. Estos socialistas monárquicos darían pena si no dieran asco.
Así, resulta risible el cuento de los que hablan del “importantísimo papel” que jugó el Sr. Borbón en la cimentación del régimen constitucional. O cuando les oímos hablar de lo barato que resulta la monarquía frente al coste que supondría un Presidente de la República Española.
El Sr. Borbón, heredero político del criminal fascista Franco, únicamente intentó y consiguió mantener su propio status y el de su familia durante el proceso constituyente. Y además, como queda más que demostrado pese a la pantomima de la presentación de cuentas, nos sale caro. Muy caro.
Pese a los intentos de ocultación a la opinión pública es notorio que la revista Forbes le sitúa como una de las mayores fortunas del mundo. Fortuna acaparada mientras ejercía su cargo de Jefe de Estado y sobre las que no ha presentado cuenta alguna a sus “súbditos”, esos que deberíamos ser sus iguales. Una fortuna acaparada ilegalmente, opaca a los impuestos, obtenida abusando de su posición y, de seguro, beneficiando de rebote a los de siempre, los listos que le dieron uno para recibir diez.
Que un pobre desgraciado como Urdangarín haya querido medrar a su sombra no debería extrañarnos. Por muy bueno que fuese, fue a parar a un cesto de manzanas podridas. No deberíamos ni indignarnos, es justo lo que hemos propiciado todos manteniendo a tan nefasta institución. Lo que es para cabrearse, y mucho, es la labor de aquellos que dicen ser representantes de la voluntad popular y desde sus escaños rojos aplauden al sátrapa sin escrúpulo alguno. Vergonzosa exhibición la que hicieron estos crápulas detentadores de las siglas honrosas de Pablo Iglesias y Largo Caballero en la apertura de las Cortes. Estos socialistas monárquicos darían pena si no dieran asco.
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