sábado, noviembre 21, 2009

Tristeza

Publicado en Estepona Información el 21/11/2009

La crisis económica ha sumido a nuestra ciudad en un ambiente general de tristeza, de desconfianza en el futuro, de una incertidumbre que no permite más que las alegrías de las pequeñas cosas.

No es algo exclusivo de Estepona, sino extensivo a todo el estado y acentuado muy especialmente en las precarias economías construidas tan irresponsablemente en torno al ladrillo y la especulación inmobiliaria. El otro sector productivo importante, el turístico, está también brutalmente afectado por el descenso de capacidad adquisitiva de los trabajadores del continente y maltrecho a la par por la mismas políticas urbanísticas que han propiciado el destrozo de nuestros litorales y espacios naturales.

En Estepona, además, contamos con la particular situación política y financiera de nuestro Ayuntamiento sumido desde hace mucho tiempo, mucho antes de Astapa, en una situación de quiebra propiciado por gestores más preocupados de su interés personal y la propia subsistencia que del futuro de sus convecinos.

Si el ambiente general es de tristeza, la carita que lleva el alcalde, los concejales con delegación y los trabajadores municipales es de auténtica pena. En unos casos porque conocen de su incapacidad para resolver los problemas cotidianos y en otro porque desconocen cuál será el día que cobrarán el mes de noviembre y si cobrarán alguna vez diciembre y la extra.

En este ambiente de desánimo compartido, de malas caras, de compungimientos colectivos pareciese que nada podría arrancarnos una sonrisa. Sin embargo, Dios aprieta pero no ahoga, vemos como algunos sí que sonríen y disfrutan con esta tragedia colectiva. Los que siguen siendo concejales pese a saberse culpables de la situación actual. Son los que se rebajaron el 5% de sus nóminas, ni para echar gasolina en una moto con sidecar, sabiendo que aún hay cajas de puros llenas de billetes de 500 euros o palacios en Marruecos de los que disfrutar. Esa gente no va a dimitir jamás, sería un acto de una vergüenza que desconocen, así que ¿por qué no disolver el Ayuntamiento para al menos hacerles perder su sonrisa?

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