domingo, noviembre 15, 2009

Numancia

Publicado en Estepona Información el 14/11/2009

Aunque la posición de los defensores de Numancia ha gozado siempre de una excelente propaganda entre los españoles, no me discutirán que resistir hasta morir es, cómo mínimo, escasamente inteligente. La cabezonería, la insistencia, la cerrazón casi nunca son buenas consejeras y cuando son la única bandera de un líder acarrean irreparables daños al mismo liderazgo y a todos los que están bajo su influencia.

La numantina posición de David Valadez sería elogiable si viniese acompañada de un proyecto claro, de la defensa de lo ya conseguido, de algún éxito en la lucha contra el implacable enemigo al que se enfrenta. Entiendo, comparto y aplaudo el esfuerzo y el tesón de David cuando encabezó su lucha contra los corruptos y lo más podrido de la vida política local. No puedo entender ni compartir que, una vez constatada su derrota, haya pretendido apoyarse en casi cualquier cosa para seguir blandiendo una desarrapada bandera despojada de todo sentido.

Porque esa es la situación actual, David Valadez ha perdido. Ahora mismo no es capaz de controlar a sus propios compañeros de partido, ni a los miembros del grupo municipal ni a los máximos dirigentes provinciales o andaluces, todos ellos mucho más compañeros de los expresidiarios Barrientos y Flores que de él mismo. Tampoco es capaz de concitar a su alrededor más apoyos que los económicamente conseguidos de concejales absolutamente apartados de cualquiera de las realidades sociales ciudadanas o, incluso, apestados de sus lugares de procedencia.

En esta situación le oímos pedir desesperadamente ayuda a una administración que convivió durante décadas de forma estrecha con el manijero local, José Flores, reconociendo de forma expresa que ha sido incapaz de acometer ninguna medida que permita sacar al municipio del agujero en el que su propio partido, ayudado por otros, le metió.

Ni dinero para nóminas, ni gasolina, ni papel higiénico ni teléfonos. ¿Qué es mejor? ¿Seguir defendiendo numantinamente la alcaldía o cederle los trastos a la Junta definitivamente? Quizá aún esté a tiempo de reflexionar.

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