La dimisión de Antonio Sánchez, coincidente en el tiempo con el primer aniversario de la toma policial del Ayuntamiento de Estepona, ha debido ser un regalo nada agradable para nuestro Alcalde, David Valadez.
Dimisión anunciada que pone de manifiesto una más que evidente fragilidad de un PSOE fracturado sin remedio tras la intervención judicial. Antonio Sánchez, sin ninguna duda un bienintencionado socialista, ha mantenido durante este año lealtad a la institución para la que fue elegido y al partido al que pertenece, en claro contraste con la posición de los que fueron expulsados del PSOE por no acatar el código ético que asumieron con su militancia.
Sin embargo su capacidad de sacrificio y su voluntad de servicio público, sobre la que no tengo ninguna duda, ha sido insuficiente para llegar hasta el final en un gobierno municipal al que le quedan pocas alternativas para el desastre. Corren diversos rumores por el pueblo respecto a las auténticas causas que han provocado su marcha del consistorio, aunque en este caso creo que hay que aceptar, por ser absolutamente creíbles, las que nos presentó a los ciudadanos el día de su dimisión: Incapacidad para encontrar soluciones a la dramática situación económica del ayuntamiento y motivos personales.
Estos últimos están de seguro más que justificados para todos los que ahora tienen que lidiar con la gestión de un ayuntamiento lastrado por la gestión e incompetencia de varias corporaciones consecutivas. Todas las mañanas se desayunan con un problema que sumar a la larga lista sin solucionar del día anterior. La corrupción, el clientelismo y la pobreza moral de los gobernantes que hemos padecido no pueden tener más que el resultado que ahora contemplamos.
Mientras, algunos de los directamente responsables del drama, sentados en los sillones de la oposición pese a que sobre ellos pende la sospecha de comportamientos corruptos, practican la política de cuanto peor, mejor. Hasta que otro esperado regalo, la apertura del sumario Astapa, les desenmascare definitivamente ante sus vecinos.
Dimisión anunciada que pone de manifiesto una más que evidente fragilidad de un PSOE fracturado sin remedio tras la intervención judicial. Antonio Sánchez, sin ninguna duda un bienintencionado socialista, ha mantenido durante este año lealtad a la institución para la que fue elegido y al partido al que pertenece, en claro contraste con la posición de los que fueron expulsados del PSOE por no acatar el código ético que asumieron con su militancia.
Sin embargo su capacidad de sacrificio y su voluntad de servicio público, sobre la que no tengo ninguna duda, ha sido insuficiente para llegar hasta el final en un gobierno municipal al que le quedan pocas alternativas para el desastre. Corren diversos rumores por el pueblo respecto a las auténticas causas que han provocado su marcha del consistorio, aunque en este caso creo que hay que aceptar, por ser absolutamente creíbles, las que nos presentó a los ciudadanos el día de su dimisión: Incapacidad para encontrar soluciones a la dramática situación económica del ayuntamiento y motivos personales.
Estos últimos están de seguro más que justificados para todos los que ahora tienen que lidiar con la gestión de un ayuntamiento lastrado por la gestión e incompetencia de varias corporaciones consecutivas. Todas las mañanas se desayunan con un problema que sumar a la larga lista sin solucionar del día anterior. La corrupción, el clientelismo y la pobreza moral de los gobernantes que hemos padecido no pueden tener más que el resultado que ahora contemplamos.
Mientras, algunos de los directamente responsables del drama, sentados en los sillones de la oposición pese a que sobre ellos pende la sospecha de comportamientos corruptos, practican la política de cuanto peor, mejor. Hasta que otro esperado regalo, la apertura del sumario Astapa, les desenmascare definitivamente ante sus vecinos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario