Publicado en Estepona Información el 09/02/2013
Ya, ya sé que la cita original dice “mil veces”, ahora les explico. Dicen que
circula por ahí un panfleto titulado “Cien obras” -del Notario, imagino-, cien
plasmaciones físicas de la brillante política de nuestro no menos brillante
prócer. Si en otro momento entraremos en la materia propia del panfleto -las
“obras” que se quedan más bien en lavados de cara gatunos- hoy quiero hablarles
de la manía que tienen los alcaldes de Estepona en publicar este tipo de
documentos.
Dicen los que han visto el panfleto que no contiene mucho texto. Que todo son imágenes y que en muchas de ellas aparecen las agraciadas figuras de nuestros nobles mandatarios. No me han contado, aunque supongo que no será así, que en las fotos van vestidos casi como personas normales, así que descartaré verles subidos sobre blancos corceles.
Así, en un documento impreso en carísimo papel satinado, con muchas fotos a color y con escaso texto, el Notario intenta convencer a los que menos leen de sus vecinos sobre la grandísima labor efectuada en este año y medio que lleva sentado en el trono municipal.
Sinceramente, no veo nada novedoso ni genial en este tipo de panfletos. Todos los alcaldes anteriores emitieron los suyos, y todos escapando de los textos como del agua escaldada, no vaya a ser que alguien contradiga la letra impresa. Este tipo de comportamiento denota una profunda falta de respeto para sus conciudadanos, impropia de aquellos que presumen de superior cultura y educación. ¿Por qué no publican memorándums explicando cuáles son los objetivos buscados con esas “obras”, los medios públicos destinados a realizarlas, el impacto social y económico de las mismas o el proyecto en que están integradas? Puede que eso les obligase a explicar también los concursos, las empresas adjudicatarias, los beneficios empresariales que se derivarían de ahí y los perjuicios a las finanzas municipales. Y, sobre todo, eso a lo que ya me he referido, los planes a que se refieren.
Relatar esas circunstancias colocaría a nuestros mandatarios frente a las promesas electorales, y así todos podríamos comparar lo prometido con lo efectuado, lo conseguido con lo frustrado. En su lugar prefieren publicar fotos en los que ellos aparecen siempre sonriendo contentos de no sabemos qué. Y hacerlo en miles de copias sobre papel couché, que sin saber quién los paga, nos lo imaginamos: Nosotros. Como decía Goebbels, una mentira repetida mil veces termina convertida en verdad.
Dicen los que han visto el panfleto que no contiene mucho texto. Que todo son imágenes y que en muchas de ellas aparecen las agraciadas figuras de nuestros nobles mandatarios. No me han contado, aunque supongo que no será así, que en las fotos van vestidos casi como personas normales, así que descartaré verles subidos sobre blancos corceles.
Así, en un documento impreso en carísimo papel satinado, con muchas fotos a color y con escaso texto, el Notario intenta convencer a los que menos leen de sus vecinos sobre la grandísima labor efectuada en este año y medio que lleva sentado en el trono municipal.
Sinceramente, no veo nada novedoso ni genial en este tipo de panfletos. Todos los alcaldes anteriores emitieron los suyos, y todos escapando de los textos como del agua escaldada, no vaya a ser que alguien contradiga la letra impresa. Este tipo de comportamiento denota una profunda falta de respeto para sus conciudadanos, impropia de aquellos que presumen de superior cultura y educación. ¿Por qué no publican memorándums explicando cuáles son los objetivos buscados con esas “obras”, los medios públicos destinados a realizarlas, el impacto social y económico de las mismas o el proyecto en que están integradas? Puede que eso les obligase a explicar también los concursos, las empresas adjudicatarias, los beneficios empresariales que se derivarían de ahí y los perjuicios a las finanzas municipales. Y, sobre todo, eso a lo que ya me he referido, los planes a que se refieren.
Relatar esas circunstancias colocaría a nuestros mandatarios frente a las promesas electorales, y así todos podríamos comparar lo prometido con lo efectuado, lo conseguido con lo frustrado. En su lugar prefieren publicar fotos en los que ellos aparecen siempre sonriendo contentos de no sabemos qué. Y hacerlo en miles de copias sobre papel couché, que sin saber quién los paga, nos lo imaginamos: Nosotros. Como decía Goebbels, una mentira repetida mil veces termina convertida en verdad.
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