sábado, diciembre 08, 2012

Lisa

Publicado en Estepona Información el 08/12/2012


Muchos de los que me conocen saben de mi afición a la montaña, al campo, a la naturaleza de nuestra zona. Puede que eso haya influido de forma determinante en mi ideología política, en la que aun manteniendo posiciones firmes respecto a la justicia social y a la distribución equitativa de la riqueza  -sigo en la izquierda- también ha venido alejándome de las posiciones obreristas y productivistas de los partidos comunistas europeos, todavía incapaces de comprender que La Tierra es finita y que sin una eficaz gestión de los recursos que nos brinda seremos incapaces de construir ningún mundo nuevo.

Y así, entre la pasión por la naturaleza y la innata tendencia al proselitismo, a la propaganda de los valores propios, algunos compañeros convertimos nuestra práctica privada del excursionismo en actividad pública propagandística de nuestras montañas y campos, de sus valores naturales, antropológicos, etnográficos y culturales. De ser un puñado de caminantes unidos por la amistad a querer convertirnos, junto con otros grupos locales, en difusores del amor a la naturaleza.

Semana tras semana disfrutamos de nuestra afición, recorriendo todos los rincones de nuestras  sierras.  Y en ocasiones, además del esfuerzo deportivo, o la lúdica interrelación con el medio natural hemos pretendido ampliar nuestro grupo incluyendo a los que pronto deberían tomar posesión de nuestro mundo: Los niños.

Este jueves, aprovechando el día de fiesta decidimos caminar por un paraíso cercano, la Sierra de la Utrera. Y lo hicimos acompañados de un puñado de niños, con sus madres y padres, caminando por una ruta señalizada por la Junta de Andalucía como sendero de interés natural. Guiados por los que conocemos el terreno, los niños disfrutaban de un alegre día de campo que se vio truncado por un acto criminal que se llevó por delante la vida de uno de nuestros más fieles acompañantes. Lisa, la perra de Rafa y Laura murió envenenada por un cebo hecho de carne cruda de chivo o cordero mezclado con un potente tóxico que acabó con la vida de la perrita en cuestión de minutos.

Una costumbre ancestral que no consigue ninguno de los supuestos fines que la anima, el envenenamiento con cebos es un hecho a denunciar y perseguir, a erradicar de nuestra tierra de todos los lugares, pero sobre todo de aquellos en los que la fauna salvaje, la doméstica y puede que hasta los niños entren en contacto con tan terribles sustancias. Te queremos, Lisa.

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