Se despachó a gusto nuestro candidato popular esta semana en una reunión con una asociación de vecinos en la que nada más y nada menos dijo lo siguiente, sin inmutarse, sin que le temblara la voz o el pulso: “Los mejores alcaldes de Estepona han sido Farinós y Gil”.
Ya sé que no me debo impresionar conocido el perfil “democrático” del Sr. Urbano. Le gustan los alcaldes franquistas y el populismo gilista, algo ya leído en esta columna en otras ocasiones.
Me quejaré de su desconocimiento de la historia de Estepona que, como el presente y el futuro, le importan un pimiento visto lo visto. Intolerable que anteponga la figura del militar franquista a la de un personaje clave en nuestra historia como fue D. Félix Troyano, último alcalde de la República, brutalmente asesinado por los que décadas después colocaron a Farinós de alcalde de la dictadura, un puesto que únicamente a los esteponeros compete designar.
No negaré la obra por la que es recordado Ángel Farinós, el Paseo Marítimo, que le encumbró en la memoria colectiva como “un buen alcalde”. Pero el mismo hecho de su nombramiento, ilegítimo y en nombre de un gobierno criminal me impide recordarle como “el mejor alcalde”, y más teniendo el ejemplo de Félix Troyano, alcalde y mártir de la democracia.
Tampoco negaré las obras del otro ejemplo y lucero de nuestro “Notario” como le llaman en sus spots. No las negaré porque… ¿cuáles son? Del período gilista recordamos la doctrina de la opacidad en las empresas municipales, la expropiación manu militari de los terrenos de la Colonia del Ángel o los tristes episodios violentos protagonizados por algunos de sus concejales. Suponiendo que no quiera calcar esos comportamientos, me temo que pretenderá convertir al Ayuntamiento, como hizo Gil, en un cortijo, en lugar de una administración pública.
Malas referencias las del Notario, que supongo las elegirá para deslumbrar a un electorado que presume de derechas y, si el tiempo lo remedia, se revelará de izquierdas para colocarle en su sitio. Como a una estatua ecuestre de Franco, arrinconado en un desván.
Ya sé que no me debo impresionar conocido el perfil “democrático” del Sr. Urbano. Le gustan los alcaldes franquistas y el populismo gilista, algo ya leído en esta columna en otras ocasiones.
Me quejaré de su desconocimiento de la historia de Estepona que, como el presente y el futuro, le importan un pimiento visto lo visto. Intolerable que anteponga la figura del militar franquista a la de un personaje clave en nuestra historia como fue D. Félix Troyano, último alcalde de la República, brutalmente asesinado por los que décadas después colocaron a Farinós de alcalde de la dictadura, un puesto que únicamente a los esteponeros compete designar.
No negaré la obra por la que es recordado Ángel Farinós, el Paseo Marítimo, que le encumbró en la memoria colectiva como “un buen alcalde”. Pero el mismo hecho de su nombramiento, ilegítimo y en nombre de un gobierno criminal me impide recordarle como “el mejor alcalde”, y más teniendo el ejemplo de Félix Troyano, alcalde y mártir de la democracia.
Tampoco negaré las obras del otro ejemplo y lucero de nuestro “Notario” como le llaman en sus spots. No las negaré porque… ¿cuáles son? Del período gilista recordamos la doctrina de la opacidad en las empresas municipales, la expropiación manu militari de los terrenos de la Colonia del Ángel o los tristes episodios violentos protagonizados por algunos de sus concejales. Suponiendo que no quiera calcar esos comportamientos, me temo que pretenderá convertir al Ayuntamiento, como hizo Gil, en un cortijo, en lugar de una administración pública.
Malas referencias las del Notario, que supongo las elegirá para deslumbrar a un electorado que presume de derechas y, si el tiempo lo remedia, se revelará de izquierdas para colocarle en su sitio. Como a una estatua ecuestre de Franco, arrinconado en un desván.
1 comentario:
¿Y tú conoces la historia? ¿Si es así por qué no rectificas?
No te han dicho ya cientos de esteponero que Troyano murió en su casa décadas después de la guerra, de viejo. ¿Qué es eso de mártir de la democracia, a ver?
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