No sabemos si porque de perdidos al río o por continuar pagando inexplicables favores, el Alcalde de Estepona continúa cometiendo errores de bulto. Si ya le cuesta explicar su pasividad en el asunto del Tribunal de Cuentas y su apresurado paso al frente exigiendo tarde y mal el cumplimiento de las sentencias, ahora vuelve a no sorprendernos con otro pago de productividades injustificado y, además injusto, al político que está al cargo del departamento de recursos humanos del Ayuntamiento.
Digo injustificado por la evidente ausencia del cumplimiento de los requisitos legales necesarios para el pago de la productividad. Ni pertenece a un programa de incentivos pactado, escrito y que responda a criterios objetivos ni ha sido consensuado con las organizaciones sindicales.
Y si nos referimos a la injusticia cometida también hablamos de una evidencia. El citado político, que no técnico por su carácter de personal eventual de confianza, no ha resuelto ninguno de los problemas que aquejan a su departamento. Todo lo más, desde su llegada estos problemas se van incrementando exponencialmente.
Ha perdido todos los juicios que en lo laboral se le han planteado al Ayuntamiento. Ha sido incapaz de desarrollar estudios de la plantilla, miope respecto a la defectuosa estructura y no ha dado ni un solo paso para arreglar los defectos de los que adolece, muchos de ellos evidentes y palmarios.
Si que ha contribuido a la consolidación de derechos por parte de otros cargos políticos que han usurpado puestos municipales, a la discriminación de valiosos funcionarios y al enrarecimiento del ambiente entre todos los empleados. Por si fuera poco, se le premia al mismo tiempo que se continua adeudando haberes a empleados más modestos .
¿Qué tiene que recompensar el Alcalde a este cargo político? La respuesta a esa pregunta será la clásica, tan utilizada por Barrientos y otros, “tengo informes favorables”. Pobre recurso cuando conocemos la eficacia del dictamen a medida. No nos cabe duda, Valadez anda rodeado, y nadando cómodamente, entre amistades muy peligrosas.
Digo injustificado por la evidente ausencia del cumplimiento de los requisitos legales necesarios para el pago de la productividad. Ni pertenece a un programa de incentivos pactado, escrito y que responda a criterios objetivos ni ha sido consensuado con las organizaciones sindicales.
Y si nos referimos a la injusticia cometida también hablamos de una evidencia. El citado político, que no técnico por su carácter de personal eventual de confianza, no ha resuelto ninguno de los problemas que aquejan a su departamento. Todo lo más, desde su llegada estos problemas se van incrementando exponencialmente.
Ha perdido todos los juicios que en lo laboral se le han planteado al Ayuntamiento. Ha sido incapaz de desarrollar estudios de la plantilla, miope respecto a la defectuosa estructura y no ha dado ni un solo paso para arreglar los defectos de los que adolece, muchos de ellos evidentes y palmarios.
Si que ha contribuido a la consolidación de derechos por parte de otros cargos políticos que han usurpado puestos municipales, a la discriminación de valiosos funcionarios y al enrarecimiento del ambiente entre todos los empleados. Por si fuera poco, se le premia al mismo tiempo que se continua adeudando haberes a empleados más modestos .
¿Qué tiene que recompensar el Alcalde a este cargo político? La respuesta a esa pregunta será la clásica, tan utilizada por Barrientos y otros, “tengo informes favorables”. Pobre recurso cuando conocemos la eficacia del dictamen a medida. No nos cabe duda, Valadez anda rodeado, y nadando cómodamente, entre amistades muy peligrosas.
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