Hace unos años, durante el gran incendio de 1995, el brillante alcalde que fue Jesús Gil junior tuvo la idea de privatizar la aún humeante montaña y llenarla de fieras para disfrute de millonarios de todo el mundo. Qué barbaridad, ¿verdad?
Pues ahora su heredero intelectual, el candidato popular García Urbano, ha tenido otra brillante y parecida idea: Asfaltar hasta el último metro posible de término municipal. Si se leen con detenimiento el documento emitido por el Partido Popular no encontrarán salvedad ni límite alguno al fenómeno denominado de “los campitos”. Para la derecha local llegó el momento de legalizarlos todos. Sin excepción, imaginamos que argumentando el sacrosanto derecho a la propiedad y de paso obviando las leyes del suelo y el aparentemente despreciable límite constitucional, que habla de su función social.
Todas las construcciones que salpican nuestro territorio serán legalizadas, da igual su tamaño, su ubicación o el tipo de construcción. Y todos los propietarios podrán vender, multiplicado su valor actual, unas viviendas perfectamente legalizadas por fin.
Obvia el candidato popular pequeños detalles, algunos referidos a la ubicación de algunas viviendas, por ejemplo las construidas sobre zonas inundables, de especial protección o invadiendo dominios públicos, que de todo hay. Obvia también, en el resto de los casos, los costes de esa prometida urbanización, quiénes los pagarán, qué mecanismos se establecerán, a qué obligará el pertenecer a Juntas de Compensación y qué derechos recibirá nuestro Ayuntamiento por todo ello. Olvida al parecer la cesión obligatoria de los aprovechamientos medios, los equipamientos, los viales y las reservas para viviendas de VPO.
La publicitada amnistía será una condena, tanto para las parcelas edificadas como para las que no lo están, inmersas en procesos urbanizadores caros y posiblemente indeseados. Y de paso para todos los habitantes de Estepona, pues cerrará para siempre dos recursos económicos inexplotados: La pequeña explotación agrícola y el paisaje rural de nuestro municipio.¿Todo por unas barbacoas?
Pues ahora su heredero intelectual, el candidato popular García Urbano, ha tenido otra brillante y parecida idea: Asfaltar hasta el último metro posible de término municipal. Si se leen con detenimiento el documento emitido por el Partido Popular no encontrarán salvedad ni límite alguno al fenómeno denominado de “los campitos”. Para la derecha local llegó el momento de legalizarlos todos. Sin excepción, imaginamos que argumentando el sacrosanto derecho a la propiedad y de paso obviando las leyes del suelo y el aparentemente despreciable límite constitucional, que habla de su función social.
Todas las construcciones que salpican nuestro territorio serán legalizadas, da igual su tamaño, su ubicación o el tipo de construcción. Y todos los propietarios podrán vender, multiplicado su valor actual, unas viviendas perfectamente legalizadas por fin.
Obvia el candidato popular pequeños detalles, algunos referidos a la ubicación de algunas viviendas, por ejemplo las construidas sobre zonas inundables, de especial protección o invadiendo dominios públicos, que de todo hay. Obvia también, en el resto de los casos, los costes de esa prometida urbanización, quiénes los pagarán, qué mecanismos se establecerán, a qué obligará el pertenecer a Juntas de Compensación y qué derechos recibirá nuestro Ayuntamiento por todo ello. Olvida al parecer la cesión obligatoria de los aprovechamientos medios, los equipamientos, los viales y las reservas para viviendas de VPO.
La publicitada amnistía será una condena, tanto para las parcelas edificadas como para las que no lo están, inmersas en procesos urbanizadores caros y posiblemente indeseados. Y de paso para todos los habitantes de Estepona, pues cerrará para siempre dos recursos económicos inexplotados: La pequeña explotación agrícola y el paisaje rural de nuestro municipio.¿Todo por unas barbacoas?