Lo habitual es que en los plenos municipales nuestros representantes se disparen múltiples acusaciones y lindezas como “mentiroso”, “chivato” o el recurrente “imputado”.
Es frecuente que las votaciones dibujen dos bloques, aparentemente irreconciliables, cuando de la reprobación de una concejal o los sueldos de los concejales se trata. En estos casos, además, es cuando las pasiones se desatan y podemos “disfrutar” de auténticas riñas callejeras entre bandas de juveniles golfillos. Valga la exagerada metáfora por supuesto, que afortunadamente nuestros ediles son, salvo deshonrosas excepciones, personas decentes y educadas que sólo se pelean dialécticamente.
Sin embargo, poderoso caballero es Don Dinero, cuando se trata de asuntos urbanísticos la unanimidad suele ser la posición más comúnmente adoptada. Tanto en tiempos de Barrientos como ahora mismo si de convenios urbanísticos se trata siempre conseguimos el mayoritario respaldo de la Corporación. En muchas ocasiones que un convenio quede sobre la mesa sólo es para que cuando vuelva a ser planteado venga con aumentos de edificación sobre los anteriormente planteados.
Hoy oímos aquellos tópicos de la peor etapa de nuestra historia. Todos los informes técnicos son favorables, apoyo de los “inversores”, miles de puestos de trabajo y enorme beneficio en aprovechamientos para la comunidad. Para revivir momentos pasados sólo eché en falta que la promotora financiase un “magnífico evento” deportivo o cultural tipo Campeonato de Futbito Interregional o Concierto de Rosa de España. A coste cero, eso sí.
No nos engañemos, el convenio firmado con representantes de la autodenominada Casa Real Saudí, esos dictadores que ejercen de gobierno criminal y expoliador de los recursos naturales, es una operación especulativa que dormirá en el cajón de esta honradísima familia oriental hasta que el mercado permita la venta de esas 1.500 viviendas que no se construirán ahora, ni a corto plazo. Eso sí, nuestro pleno seguirá apoyando, unánimemente la única política que conocen, la del ladrillo especulador.
Es frecuente que las votaciones dibujen dos bloques, aparentemente irreconciliables, cuando de la reprobación de una concejal o los sueldos de los concejales se trata. En estos casos, además, es cuando las pasiones se desatan y podemos “disfrutar” de auténticas riñas callejeras entre bandas de juveniles golfillos. Valga la exagerada metáfora por supuesto, que afortunadamente nuestros ediles son, salvo deshonrosas excepciones, personas decentes y educadas que sólo se pelean dialécticamente.
Sin embargo, poderoso caballero es Don Dinero, cuando se trata de asuntos urbanísticos la unanimidad suele ser la posición más comúnmente adoptada. Tanto en tiempos de Barrientos como ahora mismo si de convenios urbanísticos se trata siempre conseguimos el mayoritario respaldo de la Corporación. En muchas ocasiones que un convenio quede sobre la mesa sólo es para que cuando vuelva a ser planteado venga con aumentos de edificación sobre los anteriormente planteados.
Hoy oímos aquellos tópicos de la peor etapa de nuestra historia. Todos los informes técnicos son favorables, apoyo de los “inversores”, miles de puestos de trabajo y enorme beneficio en aprovechamientos para la comunidad. Para revivir momentos pasados sólo eché en falta que la promotora financiase un “magnífico evento” deportivo o cultural tipo Campeonato de Futbito Interregional o Concierto de Rosa de España. A coste cero, eso sí.
No nos engañemos, el convenio firmado con representantes de la autodenominada Casa Real Saudí, esos dictadores que ejercen de gobierno criminal y expoliador de los recursos naturales, es una operación especulativa que dormirá en el cajón de esta honradísima familia oriental hasta que el mercado permita la venta de esas 1.500 viviendas que no se construirán ahora, ni a corto plazo. Eso sí, nuestro pleno seguirá apoyando, unánimemente la única política que conocen, la del ladrillo especulador.