domingo, enero 18, 2009

En la calle

Publicado en Estepona Información el 16/01/2009


Cuando escribo estas líneas faltan pocas horas para que el pueblo de Estepona salga a la calle, convocado por la Plataforma Ciudadana y alentado también por Los Verdes, a decirle a sus gobernantes que las cosas no se hacen como se están haciendo.

Si en anteriores ocasiones fueron el catastrazo, el IBI y la protesta contra la corrupción política parece que las cosas no han cambiado. Llegó enero y con él la anunciada tasa de la basura que incrementó la presión fiscal sobre un municipio castigado por la crisis económica, como todos, y por la corrupción, ineficacia, mala fe y desvergüenza de gran parte de su clase política. También como muchos de la costa española.

Algunos agoreros anuncian que quedan pocos días para que también nos asalte la tasa de alcantarillado, aquel servicio público privatizado por el gobierno de los “socialistas” en plena aplicación de los escasos principios de defensa de lo público que mantenía el gobierno del exalcalde Barrientos y el “izquierdista” Alarcón.

Ahora, aunque pasa el tiempo parece que poco ha cambiado y que se perpetúan las brillantes gestiones realizadas por un equipo de gobierno desideologizado, que lo mismo pactaba con los extremistas del GIL hoy condenados por el Tribunal de Cuentas que con los pseudo progresistas de IU o los esotéricos andalucistas.

Entonces no importaba nada, pues únicamente se trataba de acaparar el poder y ahora, pasada la tormenta Astapa, se repite la desvergüenza: David Valadez, los restos del PSOE e Izquierda Unida rompen el pacto antitransfuguismo e incorporan a su gobierno a dos concejalas que acompañaban al condenado gilista Crespo en su última aventura electoral.

Poco rédito le quedaba a este gobierno y escaso margen nos deja a aquellos que en su momento confiábamos en una forma distinta de hacer política. Lo siento, David, no hay nada que justifique el paso que acabas de dar salvo el último y desesperado intento de permanecer en un sillón que estás demostrando no merecerte. Estarán más que justificados los gritos que, en la calle, soliciten la disolución del ayuntamiento.

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