Eso pasa por carecer de ideas. Quien no tiene referentes a los que recurrir siempre puede encontrar una solución, o la contraria, para cualquier movimiento. Esa es la situación actual de la política en Estepona. Se da marcha atrás o adelante sin rubor sobre cualquier propuesta, puesto que nadie sabe a qué ideario o programa pertenece.
Pasó con el Concejal de Urbanismo, que pese a manifestar en público su intención de poner en marcha un diseño de ciudad accesible con un centro urbano progresivamente peatonalizado se vio forzado a dar marcha atrás en su tímida primera propuesta, la del giro a la izquierda en calle Terraza.
Un mínimo paso adelante que ha visto cercenado por someterse a la presión de un colectivo de empresarios anclado en una visión absolutamente errónea, según el juicio que el concejal reiteró públicamente. Los comerciantes del centro se han visto apoyados no tan sólo por los que siempre andan a la que salta sino, y eso es lo más grave, por el amplísimo y dominante colectivo local del PSOE que, como todos sabemos, carece de ideología. Y si la tiene, en todo caso, está más cercana a la que viene de su propia extracción social: La burguesía esteponera más reaccionaria.
Un ejemplo de cómo es posible renunciar a lo que se decide por intentar contentar a todo el que da dos gritos. Al fin y al cabo, la mayoría de las cosas que se deciden no están apoyadas en ideologías ni programas. Así, es fácil ver como un concejal “comunista” defiende la privatización de servicios municipales mientras posa bajo la foto del Comandante Guevara, o como se leen las ordenanzas aprobadas meses después de hacerlo, para observar que igual están mal calculadas.
Hemos leído esta semana que los socialistas vascos no son precisamente seguidores incondicionales de los promotores actuales del gran espónsor municipal, Valle Romano. Los de Euskadi consideran que se debe poner punto y final a “proyectos especulativos inmobiliarios” Quizá estos vascos no compartan las ideas de sus correligionarios esteponeros. O quizá, simplemente, las tengan.
Pasó con el Concejal de Urbanismo, que pese a manifestar en público su intención de poner en marcha un diseño de ciudad accesible con un centro urbano progresivamente peatonalizado se vio forzado a dar marcha atrás en su tímida primera propuesta, la del giro a la izquierda en calle Terraza.
Un mínimo paso adelante que ha visto cercenado por someterse a la presión de un colectivo de empresarios anclado en una visión absolutamente errónea, según el juicio que el concejal reiteró públicamente. Los comerciantes del centro se han visto apoyados no tan sólo por los que siempre andan a la que salta sino, y eso es lo más grave, por el amplísimo y dominante colectivo local del PSOE que, como todos sabemos, carece de ideología. Y si la tiene, en todo caso, está más cercana a la que viene de su propia extracción social: La burguesía esteponera más reaccionaria.
Un ejemplo de cómo es posible renunciar a lo que se decide por intentar contentar a todo el que da dos gritos. Al fin y al cabo, la mayoría de las cosas que se deciden no están apoyadas en ideologías ni programas. Así, es fácil ver como un concejal “comunista” defiende la privatización de servicios municipales mientras posa bajo la foto del Comandante Guevara, o como se leen las ordenanzas aprobadas meses después de hacerlo, para observar que igual están mal calculadas.
Hemos leído esta semana que los socialistas vascos no son precisamente seguidores incondicionales de los promotores actuales del gran espónsor municipal, Valle Romano. Los de Euskadi consideran que se debe poner punto y final a “proyectos especulativos inmobiliarios” Quizá estos vascos no compartan las ideas de sus correligionarios esteponeros. O quizá, simplemente, las tengan.
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