domingo, septiembre 14, 2008

Fin del clientelismo

Publicado en Estepona Información el 13/09/2008

En Manilva ya están sufriendo los trabajadores municipales los perjuicios de una forma burda de hacer política, el clientelismo, que permitió a un número importante de ellos acceder irregularmente a lo que suponían la panacea de sus problemas laborales.



Sin embargo, la lógica de un sistema basado en el despilfarro y el desvío de los ingresos urbanísticos hacia fines no previstos por la ley acaba superada por la realidad. No es posible soportar plantillas municipales que han estado diseñadas en función de los intereses políticos inmediatos y bastardos de unos políticos que se demuestran cada día como el ejemplo de lo que no debe ser una persona con vocación de servicio a los demás.



Si bien lo más escandaloso y llamativo ante la opinión pública es el paso de alcaldes y concejales por las cárceles, hay otras formas de corromper la convivencia ciudadana mucho más sutiles y a la vez más persistentes en el tiempo. En nuestros municipios se han creado castas dividiendo a los ciudadanos. De un lado de la frontera, los que no participan de la vida política, de otro los militantes de los partidos políticos.



Los ciudadanos “normales” se ven abocados a pagar impuestos y ser víctimas de la falta de servicios, el crecimiento desproporcionado de las ciudades y la destrucción del medio natural y añadiendo, por si fuera poco, la imposibilidad de acceder a un puesto de trabajo en la administración local.



Porque la mayoría de las contrataciones se han producido en un entorno muy reducido alrededor de los partidos políticos que han ido gobernando. Así, es fácil ubicar a la mayoría de “funcionarios” en virtud del partido que les facilitó el trabajo. PSOE, PP, PA, IU, GIL-PES y sus variantes independientes como la ASM o E-2007 a pueden contar a casi todos sus fieles militantes en el interior de las dependencias municipales.



Hay que acabar con un modelo injusto todos los ciudadanos, incluso con los trabajadores municipales ahora convertidos en víctimas, implantando la racionalidad y la justicia en la forma de acceder a la función pública. Basta de clientelismo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querido Gerardo,

Excelente. Sólo añadir que la musculación de nuestro sistema educativo es uno de los antídotos.

Un sistema en que el mérito del estudiante y su esfuerzo sea premiado desde chiquito ... y los tramposos avergonzados...

Trabajo de una generación...
Vamos a emprenderlo...

javier Usero