Basta de corrección política. Lo diré sin acogerme a manidas fórmulas de cortesía y presunciones legales. La actual clase política esteponera, ya sea en prisión, en libertad bajo fianza, imputada o aún sin cargos, es culpable.
Colectivamente culpable de la situación económica desastrosa por la que pasa nuestro Ayuntamiento, y es culpable de la presión añadida que los ciudadanos particulares y las empresas tenemos que sufrir en momentos ya terribles en medio de la crisis económica mundial.
Que no nos vengan con más milongas, todos los grupos políticos actuales han participado del poder municipal desde tiempos inmemoriales. Todas las siglas, el PSOE, el PP, IU, PA, el GIL y todas las variantes y grupos pseudo independientes como PES y E2007 han participado de las mismas políticas durante décadas.
Y todos ellos han practicado, ampliando y mejorando en muchos casos, la “filosofía” política del fallecido Jesús Gil. Primero, practicar la depredación del medio natural mediante el urbanismo abusivo y el convenio que favorecía, casi siempre, a los promotores amigos. Después, mediante la interposición de empresas “municipales” para intentar escapar a los controles de la que debería ser rigurosa legislación administrativa. Finalmente, y para culminar con la situación actual, practicando el clientelismo político de forma abusiva, consentida, compartida y aplaudida por TODOS los partidos políticos convencionales. Todos los miembros de la actual corporación, sin excepción, han sido cómplices activos en la contratación irregular de personal municipal, de la mala gestión de las empresas públicas y del urbanismo salvaje.
La dificultad de Manilva para pagar los sueldos de su sobredimensionada plantilla se reproducen en Estepona aún antes de lo previsto en esta misma columna. El sistema se desmorona sobre nuestras cabezas de forma difícilmente evitable.