Si la semana pasada hablaba de la valentía del alcalde, hoy me toca referirme a otros gestos regalados por nuestros políticos locales.
Podría decir, por ejemplo, que la bajada de sueldo de David Valadez, prometida en el mismo acto de investidura, parece un gesto demagógico y populista que no pasará de eso si no viene acompañado de medidas que realmente influyan en el desmesurado e injustificado gasto municipal. La reducción del número de cargos de confianza y personal de alta dirección nos indica que la intención del alcalde va más allá, afortunadamente.
Esta semana se produjo también la dimisión de Rafael Duarte y el abandono de su acta de concejal. Algo más que un mero gesto, una acción que le dignifica a él y que nos demuestra que, pese a la opinión generalizada, no todos los políticos son iguales. Rafael Duarte defenderá su inocencia en el caso Astapa fuera del Ayuntamiento, respetando a sus electores y las normas de su partido, que taxativamente le exigen el ser apartado de cualquier responsabilidad pública. De la actuación de Duarte deberían tomar ejemplo todos los demás implicados en la operación judicial.
Lamentablemente, el ejemplo que cunde es el contrario, y a la desvergüenza y falta de respeto al electorado demostrada por los exmilitantes socialistas y los gilistas encarcelados debemos sumar ahora la posición del accidental Montesinos, empeñado en mantener su cargo a toda costa y, según cuentan las malas lenguas, algo más que empecinado en seguir “gobernando” Estepona.
No debe temblar el pulso cuando de la regeneración democrática se habla, y la tan traída mención a los principios constitucionales debe convivir con una inequívoca posición de firmeza ante las actitudes sospechosas de corrupción. Que los implicados limpien su nombre fuera del paraguas municipal.
Ni la amenaza de una moción de censura instigada por la derecha y posiblemente apoyada por los que ahora pierden su posición privilegiada debe hacer perder de vista el horizonte necesario de la limpieza y transparencia. Es hora de dar pasos más allá de los gestos.
Podría decir, por ejemplo, que la bajada de sueldo de David Valadez, prometida en el mismo acto de investidura, parece un gesto demagógico y populista que no pasará de eso si no viene acompañado de medidas que realmente influyan en el desmesurado e injustificado gasto municipal. La reducción del número de cargos de confianza y personal de alta dirección nos indica que la intención del alcalde va más allá, afortunadamente.
Esta semana se produjo también la dimisión de Rafael Duarte y el abandono de su acta de concejal. Algo más que un mero gesto, una acción que le dignifica a él y que nos demuestra que, pese a la opinión generalizada, no todos los políticos son iguales. Rafael Duarte defenderá su inocencia en el caso Astapa fuera del Ayuntamiento, respetando a sus electores y las normas de su partido, que taxativamente le exigen el ser apartado de cualquier responsabilidad pública. De la actuación de Duarte deberían tomar ejemplo todos los demás implicados en la operación judicial.
Lamentablemente, el ejemplo que cunde es el contrario, y a la desvergüenza y falta de respeto al electorado demostrada por los exmilitantes socialistas y los gilistas encarcelados debemos sumar ahora la posición del accidental Montesinos, empeñado en mantener su cargo a toda costa y, según cuentan las malas lenguas, algo más que empecinado en seguir “gobernando” Estepona.
No debe temblar el pulso cuando de la regeneración democrática se habla, y la tan traída mención a los principios constitucionales debe convivir con una inequívoca posición de firmeza ante las actitudes sospechosas de corrupción. Que los implicados limpien su nombre fuera del paraguas municipal.
Ni la amenaza de una moción de censura instigada por la derecha y posiblemente apoyada por los que ahora pierden su posición privilegiada debe hacer perder de vista el horizonte necesario de la limpieza y transparencia. Es hora de dar pasos más allá de los gestos.