Ayer se aprobó el presupuesto municipal 2008. Muchos millones de euros de los que bastantes quedarán invertidos para el futuro en nuestra ciudad. Un presupuesto equilibrado, realista y ajustado a las necesidades del municipio.
Exactamente igual a todos los que se han venido dictando durante al menos una década. Aunque, si nos atenemos a la realidad de las ejecuciones, éste será como los anteriores, un presupuesto fantasioso, equilibrado inflando las partidas de ingresos y que se inventa, literalmente, grandes obras faraónicas jamás realizadas.
Sabemos que poco margen de maniobra tiene un ayuntamiento en el que la mayoría de los recursos ordinarios se destinan al pago de una nómina sobredimensionada, gigantesca, que triplica el ratio de ayuntamientos como el de París y que soporta la pesada carga de una plantilla plagada de enchufados.
Sí, enchufados. El Ayuntamiento de Estepona tiene trabajadores buenos, trabajadores regulares y trabajadores malos. Lo que es difícil encontrar son trabajadores que hayan conseguido su puesto cumpliendo las normas de acceso a la función pública. Y los que no han llegado así se llaman, en nuestra lengua, enchufados.
Eso sí, todos devengan derechos salariales y seguridad social. Y hay que pagarles cada mes, religiosamente. Podremos seguir debiendo a la Seguridad Social y la Hacienda Pública como hasta ahora cuando no cuadren los números. Y tendremos que guardarnos las inversiones para otro año cuando no se realicen los ingresos urbanísticos o enajenaciones de patrimonio previstas imaginativamente en este presupuesto recién aprobado. Como todos los años.
El voto de los concejales ha sido el previsto. A favor los del gobierno, incluidos los que no saben leer un presupuesto y los que hace años colocaron sus ideales de progreso junto al extracto de la VISA. En contra, una oposición que hace unos meses aprobó uno exactamente igual de fantasioso y mentiroso por estar a dos días de las elecciones. Sólo les importan sus enchufados. Triste realidad de unos números los de ellos, y unos primos, nosotros.
Exactamente igual a todos los que se han venido dictando durante al menos una década. Aunque, si nos atenemos a la realidad de las ejecuciones, éste será como los anteriores, un presupuesto fantasioso, equilibrado inflando las partidas de ingresos y que se inventa, literalmente, grandes obras faraónicas jamás realizadas.
Sabemos que poco margen de maniobra tiene un ayuntamiento en el que la mayoría de los recursos ordinarios se destinan al pago de una nómina sobredimensionada, gigantesca, que triplica el ratio de ayuntamientos como el de París y que soporta la pesada carga de una plantilla plagada de enchufados.
Sí, enchufados. El Ayuntamiento de Estepona tiene trabajadores buenos, trabajadores regulares y trabajadores malos. Lo que es difícil encontrar son trabajadores que hayan conseguido su puesto cumpliendo las normas de acceso a la función pública. Y los que no han llegado así se llaman, en nuestra lengua, enchufados.
Eso sí, todos devengan derechos salariales y seguridad social. Y hay que pagarles cada mes, religiosamente. Podremos seguir debiendo a la Seguridad Social y la Hacienda Pública como hasta ahora cuando no cuadren los números. Y tendremos que guardarnos las inversiones para otro año cuando no se realicen los ingresos urbanísticos o enajenaciones de patrimonio previstas imaginativamente en este presupuesto recién aprobado. Como todos los años.
El voto de los concejales ha sido el previsto. A favor los del gobierno, incluidos los que no saben leer un presupuesto y los que hace años colocaron sus ideales de progreso junto al extracto de la VISA. En contra, una oposición que hace unos meses aprobó uno exactamente igual de fantasioso y mentiroso por estar a dos días de las elecciones. Sólo les importan sus enchufados. Triste realidad de unos números los de ellos, y unos primos, nosotros.
1 comentario:
¿He leído que la nómina triplica la de l'Hotel de la Ville de París? Qué local tan inmenso tendrá. Qué digo inmenso, ¡inmensísimo! Y lo extensa que será la familia de usted si el número tan elevdo, mejor dicho, elevadísimo, de funcionarios que tendrá, son todos primos suyos. No se me irrite, don Gerardo, hombre, que al fin y al cabo todo queda en familia.
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