(Publicado en Estepona Información el 23/06/2007)
Hace cuatro años disfrutamos de una de las primeras promesas postelectorales del recién reelegido alcalde. En aquella ocasión soltó un "en cuatro meses tiraré el edificio de Prasa". Nuestro bocazas alcalde ha vuelto a prometerlo justo cuatro años después.
En aquella ocasión no le creí. O peor aún, me imaginé a los dueños del urbanismo local del momento, Flores y Crespo, negociando con Prasa multimillonarias compensaciones. En aquella ocasión los ¿garantes del urbanismo transparente? gerentes por IU y PSOE, disfrutaban como espectadores en barrera de todas las negociaciones que se desarrollaban. Si bien es cierto que a Victoria Domínguez y a Patricia Rojo les cubrían la visión con un mantón de manila ricamente bordado y que les iba tan bien que nunca se les oyó quejarse o manifestar alguna opinión discrepante. Bueno, nunca se les oyó manifestar ninguna opinión.
En esta ocasión un profesional del urbanismo, otro garante del urbanismo transparente, Rafael Duarte, tendrá la misión de sentarse con los de Prasa para negociar el futuro de la mole.
Hay que recordar ahora que si bien es cierto que los intereses de Prasa pueden haber resultado lesionados por la administración, no es menos cierto que el promotor incumplió las licencias, edificó por encima de lo permitido de manera consciente y en absoluto inocente. Hay que recordar también que la tramitación de los expedientes, misteriosa pérdida de la documentación incluida, fue irregular. Y, aunque no venga al caso, decir que si hay funcionarios y políticos que incumplen las normas favoreciendo a particulares, el particular suele estar detrás promoviendo esos irregulares hechos.
Que no se les conceda beneficios en otra zona del municipio saltándose el modelo de ciudad, que no veamos de nuevo convenios ad-hoc para alegría de promotores y deterioro de la calidad urbanística. Los culpables de los desastres, que paguen. Y si han sido funcionarios, políticos o empresarios, que paguen ellos. No hagamos más ricos a los ricos a costa de nuestro patrimonio.
En aquella ocasión no le creí. O peor aún, me imaginé a los dueños del urbanismo local del momento, Flores y Crespo, negociando con Prasa multimillonarias compensaciones. En aquella ocasión los ¿garantes del urbanismo transparente? gerentes por IU y PSOE, disfrutaban como espectadores en barrera de todas las negociaciones que se desarrollaban. Si bien es cierto que a Victoria Domínguez y a Patricia Rojo les cubrían la visión con un mantón de manila ricamente bordado y que les iba tan bien que nunca se les oyó quejarse o manifestar alguna opinión discrepante. Bueno, nunca se les oyó manifestar ninguna opinión.
En esta ocasión un profesional del urbanismo, otro garante del urbanismo transparente, Rafael Duarte, tendrá la misión de sentarse con los de Prasa para negociar el futuro de la mole.
Hay que recordar ahora que si bien es cierto que los intereses de Prasa pueden haber resultado lesionados por la administración, no es menos cierto que el promotor incumplió las licencias, edificó por encima de lo permitido de manera consciente y en absoluto inocente. Hay que recordar también que la tramitación de los expedientes, misteriosa pérdida de la documentación incluida, fue irregular. Y, aunque no venga al caso, decir que si hay funcionarios y políticos que incumplen las normas favoreciendo a particulares, el particular suele estar detrás promoviendo esos irregulares hechos.
Que no se les conceda beneficios en otra zona del municipio saltándose el modelo de ciudad, que no veamos de nuevo convenios ad-hoc para alegría de promotores y deterioro de la calidad urbanística. Los culpables de los desastres, que paguen. Y si han sido funcionarios, políticos o empresarios, que paguen ellos. No hagamos más ricos a los ricos a costa de nuestro patrimonio.
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