Quién no recuerda aquella proclama de Julio Anguita?. El, en aquel momento, Coordinador General de Izquierda Unida y Secretario General del Partido Comunista ponía sobre la mesa, de forma contundente, las tres únicas premisas sobre las que debía basarse cualquier negociación de gobierno.
En Estepona, el partido de Antonio Murcia ha desenterrado, de forma sorpresiva, la citada proclama. Insiste e insiste en “gobierno de progreso” en base a acuerdos programáticos concretos. Bonito intento de aparentar preocupación por el futuro de la ciudad si no se viese empañado por la historia más reciente de los de Murcia en la localidad.
Hace ahora cuatro años el exigente Murcia se “vendía” por un puñado de contrataciones y un poco de poder que llevar a su megalómana boca. En esa época, por ejemplo, se concretaron convenios urbanísticos con la bendición de la “Directora de Área” de IU. Es de suponer que entre los convenios que el gobierno “de progreso” debería auditar no estarán incluidos los de Parque Central o Explanada Ganada al Mar, bendecidos por Murcia mientras se gobernaba junto a socialistas de derechas y populistas del PES.
Otra de las exigencias del Sr. Murcia se refiere a la democratización de la televisión pública. Durante el gobierno tripartito le bastó con contratar a un ineficaz comisario político, el posteriormente miembro de la Gestora de Marbella Miguel Díaz.
La misma táctica ha seguido el obediente sucesor de Murcia. Alarcón aprobó los Presupuestos Municipales elaborados por los gilistas del PES sin conocer ni discutir origen, destino o intención de la utilización de los fondos públicos. Electoralismo puro y duro. ¿Y el programa?.
En Estepona, el partido de Antonio Murcia ha desenterrado, de forma sorpresiva, la citada proclama. Insiste e insiste en “gobierno de progreso” en base a acuerdos programáticos concretos. Bonito intento de aparentar preocupación por el futuro de la ciudad si no se viese empañado por la historia más reciente de los de Murcia en la localidad.
Hace ahora cuatro años el exigente Murcia se “vendía” por un puñado de contrataciones y un poco de poder que llevar a su megalómana boca. En esa época, por ejemplo, se concretaron convenios urbanísticos con la bendición de la “Directora de Área” de IU. Es de suponer que entre los convenios que el gobierno “de progreso” debería auditar no estarán incluidos los de Parque Central o Explanada Ganada al Mar, bendecidos por Murcia mientras se gobernaba junto a socialistas de derechas y populistas del PES.
Otra de las exigencias del Sr. Murcia se refiere a la democratización de la televisión pública. Durante el gobierno tripartito le bastó con contratar a un ineficaz comisario político, el posteriormente miembro de la Gestora de Marbella Miguel Díaz.
La misma táctica ha seguido el obediente sucesor de Murcia. Alarcón aprobó los Presupuestos Municipales elaborados por los gilistas del PES sin conocer ni discutir origen, destino o intención de la utilización de los fondos públicos. Electoralismo puro y duro. ¿Y el programa?.
En poco tiempo el Sr. Murcia ha pasado de mentir a su electorado, pervertir el programa de su partido y practicar el clientelismo político a declararse “anguitano” de manera radical. Una pose, que le conozco. En pocas horas veremos como el programa se lo pasan por donde se lo pasaron la última vez. Hay que llegar a acuerdos en todas partes, a cualquier precio, hay que contratar a muchos candidatos sin escaño.
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