¿Han oido ustedes hablar de las Plataformas por la Vivienda Digna?. Es un movimiento que además de denunciar las dificultades para el acceso a la vivienda de los jóvenes propugna una lucha decidida contra la especulación urbanística y la corrupción que casi siempre lleva aparejada.
Los integrantes de estas plataformas, gente joven y con conciencia organizan manifestaciones y concentraciones por toda España. Reinvindicando ni más ni menos que la función social de la propiedad y el mandato constitucional al derecho a una vivienda digna.
En Estepona, cosas del destino, acaba de surgir algo que pretendía ser parecido a eso que se extiende por toda España. Hace falta, de eso estamos seguros. Estepona y toda la Costa del Sol son espejo de lo que no debe ser la gestión urbanística. Masificación, especulación, corrupción, precios desorbitados y escasa, casi nula, promoción y apoyo público para que los jóvenes accedan en condiciones dignas a una vivienda.
Lo curioso en este caso es que la mencionada plataforma esteponera nace con sus propias y peculiares características. Es curioso que la principal y pionera reivindicación sea la firma de un convenio urbanístico retenido por el Alcalde porque ni él mismo, que nunca puso pegas a nada, lo ve claro. Un convenio sobre el que cae la sospecha del pelotazo, del enriquecimiento de nuevo injusto de unos siempre avistados promotores. Aunque sea legal. La ley no siempre tiene que ver con la justicia.
Pero además, estos supuestos promotores de tan necesaria plataforma consiguieron convocar a exactamente cuatro personas, cuatro gatos, sí, para el viernes pasado. Contrasta el número de participantes con el de la gente que recibió un mensaje en su móvil citándolos a esa concentración. Dicen ellos que los mensajes se cursaron de manera espontánea, con la conocida fórmula del "pásalo". Posiblemente sea falsa esa espontaneidad. Conozco personalmente a más de doce personas, el triple que manifestantes, de receptores de mensaje móvil, siempre emitidos desde un solo teléfono. Siempre han sido solicitantes de VPO ante la Empresa Municipal de la Vivienda. Y si alguno de ellos presentó dos solicitudes recibió dos mensajes de móvil.
¿Quieren más curiosidades? El responsable máximo de esa empresa pública es militante de un partido, el PES, heredero "intelectual" de aquel gran defensor de la vivienda de promoción pública y de la limpieza y transparencia urbanística que fue Jesús Gil Gil. Al mismo tiempo, y para rematar el cúmulo de casualidades, es el mayor defensor de ese convenio urbanístico. Que cosas pasan ¿verdad?.
La utilización de bases de datos públicas con fines privados es un delito grave. La utilización de los deseos y las ilusiones de las personas es una canallada incalificable.
2 comentarios:
Lo dicho es cierto...la manipulación de las necesidades de las personas, de los ciudadanos, es una vileza.
Otro problema Gerardo: EL ABSENTISMO.
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