Las amenazas de corte a las que se ven sometidos los ayuntamientos de Manilva y Estepona por parte de Endesa, son casi un ejemplo de todo lo que se ha hecho mal en la Costa y enseñanza de cómo hubiesen sido las cosas de hacerlas mejor.
Me comenta esta mañana el Coordinador de Ecologistas en Acción, Felipe Román, que con una buena gestión sería Endesa la que debería pagar a los Ayuntamientos los aportes energéticos a la red que podrían hacerse desde explotaciones fotovoltaicas aprovechando los tejados de colegios y edificios públicos en general.
Aunque hacer eso hubiese sido algo absolutamente fuera de lugar en unos municipios que se han caracterizado por todo lo contrario a la buena gestión de los recursos. El desaforado urbanismo consumidor voraz de todos los recursos naturales ha necesitado para su desarrollo la permisividad con las canteras ilegales, el descontrol en el consumo de agua, el abuso del territorio, la deformidad del paisaje y, por si todo esto fuera poco, la depredación de los recursos fiscales en administraciones dirigidas al enriquecimiento de unos cuantos afortunados en lugar de al servicio de sus comunidades.
Muchos de nuestros vecinos piensan que el modelo basado en la corrupción y en el desmadre del ladrillo nos llevó a épocas de prosperidad que contrastan con las actuales de crisis y paro. Nada más lejos de la realidad, pues el modelo del conveniazo y el pelotazo sólo ha servido para despojar a generaciones futuras de nuestro patrimonio natural y económico mientras los más golfos de nuestros vecinos se enriquecían sin pudor alguno.
Y ahora ralentizado el proceso unas veces por la acción de la justicia y otras por la propia inercia de la burbuja inmobiliaria, nuestros ayuntamientos se encuentran en manos de los mismos que propiciaron su empobrecimiento, aunque gestionando miserias en lugar de repartir regalos entre militantes agradecidos y empresarios afines al perverso modelo de la corrupción.
Ya sólo falta que para rematarnos, además, nos dejen a oscuras. Y en ferias, que dice la preocupada alcaldesa de Manilva.
Me comenta esta mañana el Coordinador de Ecologistas en Acción, Felipe Román, que con una buena gestión sería Endesa la que debería pagar a los Ayuntamientos los aportes energéticos a la red que podrían hacerse desde explotaciones fotovoltaicas aprovechando los tejados de colegios y edificios públicos en general.
Aunque hacer eso hubiese sido algo absolutamente fuera de lugar en unos municipios que se han caracterizado por todo lo contrario a la buena gestión de los recursos. El desaforado urbanismo consumidor voraz de todos los recursos naturales ha necesitado para su desarrollo la permisividad con las canteras ilegales, el descontrol en el consumo de agua, el abuso del territorio, la deformidad del paisaje y, por si todo esto fuera poco, la depredación de los recursos fiscales en administraciones dirigidas al enriquecimiento de unos cuantos afortunados en lugar de al servicio de sus comunidades.
Muchos de nuestros vecinos piensan que el modelo basado en la corrupción y en el desmadre del ladrillo nos llevó a épocas de prosperidad que contrastan con las actuales de crisis y paro. Nada más lejos de la realidad, pues el modelo del conveniazo y el pelotazo sólo ha servido para despojar a generaciones futuras de nuestro patrimonio natural y económico mientras los más golfos de nuestros vecinos se enriquecían sin pudor alguno.
Y ahora ralentizado el proceso unas veces por la acción de la justicia y otras por la propia inercia de la burbuja inmobiliaria, nuestros ayuntamientos se encuentran en manos de los mismos que propiciaron su empobrecimiento, aunque gestionando miserias en lugar de repartir regalos entre militantes agradecidos y empresarios afines al perverso modelo de la corrupción.
Ya sólo falta que para rematarnos, además, nos dejen a oscuras. Y en ferias, que dice la preocupada alcaldesa de Manilva.
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