Aunque por la calle me feliciten constantemente con un “lo habéis conseguido”, tengo que decir que el proyecto de carril-bici actualmente en ejecución no se parece en nada a lo que los defensores del uso de la bicicleta habíamos demandado para Estepona.
No pretendíamos la construcción de una obra faraónica, a juzgar por el presupuesto manejado, que no va a fomentar alternativas al coche para la movilidad urbana sino a restringir a los ciclistas en un “ghetto” cerrado, que está aislada en el entramado vial de la ciudad y que definitivamente consagra a la bicicleta como elemento extraño a la circulación.
La Avda. del Carmen era una de las pocas vías, si no la única, por la que los ciclistas podíamos circular con relativa seguridad ya que tenía suficiente anchura para absorber cómodamente el tráfico de automóviles. Además, éstos no podían conducir a velocidades excesivas controlados por rotondas y bandas resaltadas. En este caso, la Delegación de Infraestructuras del Ayuntamiento ha elegido la peor de las opciones posibles para comenzar su publicitado plan de apoyo a la bicicleta.
Y todo esto teniendo en cuenta que, puedo afirmarlo de primera mano, la opinión de los representantes de la Plataforma Bici Estepona en las diferentes reuniones mantenidas con el Ayuntamiento era que el carril bici proyectado no serviría para cambiar la movilidad en la ciudad, que seguirá condenada al uso y abuso del vehículo a motor particular mientras no se planteen medidas de mucho mayor calado que pasan por cambiar la filosofía de los desplazamientos y no el firme de las vías.
Y por si todo eso fuese poco, y desde el punto de vista de mi militancia política, el enorme coste de la obra hace que a Los Verdes se nos pongan los pelos de punta al comprobar como popularmente se nos responsabiliza de una obra que de verde sólo tiene el nombre. Una obra que contradice flagrantemente una de las premisas principales de nuestras ideas, la economía y la gestión eficaz de los recursos. Definitivamente, el carril bici de la Avda. del Carmen tampoco nos gusta.
No pretendíamos la construcción de una obra faraónica, a juzgar por el presupuesto manejado, que no va a fomentar alternativas al coche para la movilidad urbana sino a restringir a los ciclistas en un “ghetto” cerrado, que está aislada en el entramado vial de la ciudad y que definitivamente consagra a la bicicleta como elemento extraño a la circulación.
La Avda. del Carmen era una de las pocas vías, si no la única, por la que los ciclistas podíamos circular con relativa seguridad ya que tenía suficiente anchura para absorber cómodamente el tráfico de automóviles. Además, éstos no podían conducir a velocidades excesivas controlados por rotondas y bandas resaltadas. En este caso, la Delegación de Infraestructuras del Ayuntamiento ha elegido la peor de las opciones posibles para comenzar su publicitado plan de apoyo a la bicicleta.
Y todo esto teniendo en cuenta que, puedo afirmarlo de primera mano, la opinión de los representantes de la Plataforma Bici Estepona en las diferentes reuniones mantenidas con el Ayuntamiento era que el carril bici proyectado no serviría para cambiar la movilidad en la ciudad, que seguirá condenada al uso y abuso del vehículo a motor particular mientras no se planteen medidas de mucho mayor calado que pasan por cambiar la filosofía de los desplazamientos y no el firme de las vías.
Y por si todo eso fuese poco, y desde el punto de vista de mi militancia política, el enorme coste de la obra hace que a Los Verdes se nos pongan los pelos de punta al comprobar como popularmente se nos responsabiliza de una obra que de verde sólo tiene el nombre. Una obra que contradice flagrantemente una de las premisas principales de nuestras ideas, la economía y la gestión eficaz de los recursos. Definitivamente, el carril bici de la Avda. del Carmen tampoco nos gusta.