Publicado en Estepona Información el 28/01/2006
NO HAY FUTURO
“No future”, ese era el grito de guerra en torno al cual se movieron miles de jóvenes a finales de la década de los 70 del pasado siglo. El movimiento punk, rompedor, iconoclasta, transgresor, surge casi inevitablemente de una sociedad cada vez más desnaturalizada y urbana que presentaba para los jóvenes un horizonte de paro, cemento y desesperanza.
No hay futuro, un grito que bien podría ser lanzado hoy mismo desde ciertos ámbitos de la sociedad esteponera. No hay futuro para unas empresas municipales diseñadas como instrumentos para malgestionar. Como instrumentos para la contratación de trabajadores a espaldas de los principios de igualdad de oportunidades y concurso de méritos.
Estos días hemos tenido la oportunidad de oir a nuestros políticos referirse a lo que no se debe hacer en las empresas municipales con una alegría que sólo puede proporcionar el desconocimiento más absoluto o la más absoluta de las desvergüenzas.
En el debate de Estival Televisión de hace unos días el representante del PA, José María García, repitió en varias ocasiones que “ellos”, o sea, los del PA, tan sólo habían contratado a 12 personas en este período de gobierno. Y se quedó tan ancho. Como si saltarse a la torera las normas de acceso a un puesto de trabajo público fuese cuestión de 1, 12 o 160 personas, incremento aproximado que reconoció el también presente Delegado de Personal, Manuel Reina, del PES.
También hemos oido al Primer Teniente de Alcalde, el gilista Sr. Crespo, quejarse de que nadie quiere asumir el riesgo de pertenecer a los Consejos de Administración de las empresas públicas. Según él, es un cargo no remunerado, sin ánimo de lucro y no voluntario que, sin embargo, puede acarrear responsabilidades personales. No le gusta la nueva legislación societaria. Que, recuerda, ya era “dura” en la época de sus empresas XXI.
El Sr. Crespo olvida que el representar a mi pueblo es también algo voluntariamente elegido, socialmente muy valorado y, por cierto, excelentemente remunerado. Alguna pega tenía que tener el cargo, Sr. Crespo. Y sí, debe ser desagradable tener que depositar fianzas millonarias y comparecer ante los tribunales. Aunque eso se podría evitar, quizá, gestionando de manera más respetuosa con el ordenamiento.
Sin embargo, y con ser interesantes las peleas, las discusiones, los números y toda la algarabía política de nuestro pueblo, voy a quedarme con algo que me preocupa de verdad. Como vecino pero, sobre todo, como padre.
No hay futuro para al menos una generación de jóvenes de mi localidad que podrían tener vocación de servicio público. Jóvenes que están estudiando para asumir el reto de una futura vida laboral y que encontrarán cerrado el acceso a un puesto de trabajo tan digno como servir al Ayuntamiento de su pueblo. Jóvenes que tendrán que buscar fuera de Estepona el lugar para saciar sus legítimas aspiraciones de servir a los demás desde el empleo público.
Porque en Estepona ya hay 700 trabajadores en unas empresas municipales que, hay unanimidad, están sobredimensionadas y mal gestionadas. 700 trabajadores que nunca se presentaron a unas oposiciones y que hasta su jubilación impedirán el que otros puedan hacerlo. 12, o 160 de ellos han sido contratados en el último período. Todos ellos cumplen su labor de la mejor manera posible. Y todos tienen derecho, como cualquier hijo de vecino, a la estabilidad laboral. Y, por supuesto, no son responsables individuales de la situación creada.
Los responsables son otros, políticos sin ánimo de lucro, administradores no voluntarios y gestores en manos de los tribunales. Pero la realidad es la que es, no se han hecho bien las cosas desde que Gil y el gilismo inventaron esta suerte de empresas municipales.
No hay futuro, si lo que quieres es conseguir, por tus propios méritos, acceder a un puesto de trabajo en el Ayuntamiento.
No hay futuro, un grito que bien podría ser lanzado hoy mismo desde ciertos ámbitos de la sociedad esteponera. No hay futuro para unas empresas municipales diseñadas como instrumentos para malgestionar. Como instrumentos para la contratación de trabajadores a espaldas de los principios de igualdad de oportunidades y concurso de méritos.
Estos días hemos tenido la oportunidad de oir a nuestros políticos referirse a lo que no se debe hacer en las empresas municipales con una alegría que sólo puede proporcionar el desconocimiento más absoluto o la más absoluta de las desvergüenzas.
En el debate de Estival Televisión de hace unos días el representante del PA, José María García, repitió en varias ocasiones que “ellos”, o sea, los del PA, tan sólo habían contratado a 12 personas en este período de gobierno. Y se quedó tan ancho. Como si saltarse a la torera las normas de acceso a un puesto de trabajo público fuese cuestión de 1, 12 o 160 personas, incremento aproximado que reconoció el también presente Delegado de Personal, Manuel Reina, del PES.
También hemos oido al Primer Teniente de Alcalde, el gilista Sr. Crespo, quejarse de que nadie quiere asumir el riesgo de pertenecer a los Consejos de Administración de las empresas públicas. Según él, es un cargo no remunerado, sin ánimo de lucro y no voluntario que, sin embargo, puede acarrear responsabilidades personales. No le gusta la nueva legislación societaria. Que, recuerda, ya era “dura” en la época de sus empresas XXI.
El Sr. Crespo olvida que el representar a mi pueblo es también algo voluntariamente elegido, socialmente muy valorado y, por cierto, excelentemente remunerado. Alguna pega tenía que tener el cargo, Sr. Crespo. Y sí, debe ser desagradable tener que depositar fianzas millonarias y comparecer ante los tribunales. Aunque eso se podría evitar, quizá, gestionando de manera más respetuosa con el ordenamiento.
Sin embargo, y con ser interesantes las peleas, las discusiones, los números y toda la algarabía política de nuestro pueblo, voy a quedarme con algo que me preocupa de verdad. Como vecino pero, sobre todo, como padre.
No hay futuro para al menos una generación de jóvenes de mi localidad que podrían tener vocación de servicio público. Jóvenes que están estudiando para asumir el reto de una futura vida laboral y que encontrarán cerrado el acceso a un puesto de trabajo tan digno como servir al Ayuntamiento de su pueblo. Jóvenes que tendrán que buscar fuera de Estepona el lugar para saciar sus legítimas aspiraciones de servir a los demás desde el empleo público.
Porque en Estepona ya hay 700 trabajadores en unas empresas municipales que, hay unanimidad, están sobredimensionadas y mal gestionadas. 700 trabajadores que nunca se presentaron a unas oposiciones y que hasta su jubilación impedirán el que otros puedan hacerlo. 12, o 160 de ellos han sido contratados en el último período. Todos ellos cumplen su labor de la mejor manera posible. Y todos tienen derecho, como cualquier hijo de vecino, a la estabilidad laboral. Y, por supuesto, no son responsables individuales de la situación creada.
Los responsables son otros, políticos sin ánimo de lucro, administradores no voluntarios y gestores en manos de los tribunales. Pero la realidad es la que es, no se han hecho bien las cosas desde que Gil y el gilismo inventaron esta suerte de empresas municipales.
No hay futuro, si lo que quieres es conseguir, por tus propios méritos, acceder a un puesto de trabajo en el Ayuntamiento.