Publicado en Estepona Información el 07/04/2012
Ahora entendemos esa costumbre que mantienen los dirigentes del PP de exhibirse en las procesiones semanasanteras. Como ejemplos, valgan el capirote exministro Trillo, antaño azote de soldados marroquíes en la Isla Perejil –Viva Ejjpaña– o la Presidenta Cospedal, portando una enorme cruz de madera. Ambos presumen de su ¿íntima? devoción cristiana.
Y digo que ahora se nos convierte en comprensible porque por toda la geografía española andan representando los momentos más duros de la pasión del tal Jesucristo. Andan empeñados en encerrarnos en mazmorras, golpearnos, clavarnos lanzas y finalmente crucificarnos.
No se cortan un pelo reprimiendo a los trabajadores en huelga, a los justos indignados, a los que quieren expulsar del templo a los adoradores del becerro de oro que lo convirtieron en mercado y, sobre todo, a los pobres y humildes.
El recorte presupuestario previsto por el gobierno Rajoy pretende convertir a los que menos tienen en mártires que se ganarán el cielo nada más morir. Una oportunidad que se presentará cada vez más cerca tras el brutal recorte en sanidad. Eso sí, moriremos felices, porque así vivimos los menos cultos. La educación se lleva otro enorme tijeretazo que no afecta al segundo proveedor de escuelas del territorio nacional. La Iglesia Católica seguirá disfrutando del mismo presupuesto para continuar con su labor apostólica entre los que puedan pagar sus colegios. Sí, los hijos de Trillo y Cospedal.
No les preocupa a los señores del PP aquella parábola del camello y la aguja. El Ejército seguirá manteniendo su poder de intervención en tierra de camellos, y les harán pasar por las agujas aunque sea después de convertirlos en picadillo con moderno armamento adquirido al otro gran faro de Occidente, nuestro cristiano aliado americano.
Y no vale decir que no eres creyente, que prefieres colegios a mandar soldados a Afganistán, que quieres comer cada día. Aunque tengas que repartir la carne o el bacalao de tu plato. Nos toca a todos a sufrir esta Legislatura de Pasión. Y el que no quiera aprenderá. A cristianos latigazos.
Y digo que ahora se nos convierte en comprensible porque por toda la geografía española andan representando los momentos más duros de la pasión del tal Jesucristo. Andan empeñados en encerrarnos en mazmorras, golpearnos, clavarnos lanzas y finalmente crucificarnos.
No se cortan un pelo reprimiendo a los trabajadores en huelga, a los justos indignados, a los que quieren expulsar del templo a los adoradores del becerro de oro que lo convirtieron en mercado y, sobre todo, a los pobres y humildes.
El recorte presupuestario previsto por el gobierno Rajoy pretende convertir a los que menos tienen en mártires que se ganarán el cielo nada más morir. Una oportunidad que se presentará cada vez más cerca tras el brutal recorte en sanidad. Eso sí, moriremos felices, porque así vivimos los menos cultos. La educación se lleva otro enorme tijeretazo que no afecta al segundo proveedor de escuelas del territorio nacional. La Iglesia Católica seguirá disfrutando del mismo presupuesto para continuar con su labor apostólica entre los que puedan pagar sus colegios. Sí, los hijos de Trillo y Cospedal.
No les preocupa a los señores del PP aquella parábola del camello y la aguja. El Ejército seguirá manteniendo su poder de intervención en tierra de camellos, y les harán pasar por las agujas aunque sea después de convertirlos en picadillo con moderno armamento adquirido al otro gran faro de Occidente, nuestro cristiano aliado americano.
Y no vale decir que no eres creyente, que prefieres colegios a mandar soldados a Afganistán, que quieres comer cada día. Aunque tengas que repartir la carne o el bacalao de tu plato. Nos toca a todos a sufrir esta Legislatura de Pasión. Y el que no quiera aprenderá. A cristianos latigazos.