¿Alguien ha oído a Rosa Díaz pronunciarse respecto a su imputación judicial? ¿Al Alcalde? ¿Al Coordinador Provincial de Izquierda Unida?
No, una vez más, y de la misma forma que en la posible imputación de David Valadez respecto al asunto de la vivienda de su anterior jefe de gabinete, la callada es la respuesta. Y si bien en el caso del Alcalde la imputación no es asimilable a la de un caso de corrupción en este caso la cosa sí que tiene ese carácter.
No se le negará a nadie la presunción de inocencia, pero sí que hay que ser coherente en todo momento con las máximas y principios que rigen nuestro comportamiento político. Y en esa línea, un imputado por delitos de corrupción urbanística, pese a no ser culpable, sí que debe ser apartado de la práctica del gobierno. Así se plantea en el código ético del PSOE y también, de forma expresa y rotunda, en los acuerdos programáticos de Izquierda Unida.
No se le puede pedir lo mismo al partido paraguas del comportamiento corrupto, que ya sabemos que en el PP desprecian la viga propia saltándosela a la torera e incluso justificando lo injustificable desde su más alta cúpula hasta el último de los militantes. Si no fuese así ya habrían asaltado las sedes exigiendo la cabeza de Bárcenas, Camps, Arenas o Rajoy.
Sin embargo, permítanme que a mí, desde la izquierda a la que siempre he pertenecido, ponga el grito en el cielo cuando desde mis “compañeros” de orilla se coquetea de manera tan irresponsable con la corrupción. Vaya desde aquí sin ninguna duda que valoro en lo que se merece el derecho de Rosa Díaz a la mejor defensa posible de su honorabilidad y comportamiento, pero también y de forma rotunda, tengo que exigir su cese inmediato como concejal con delegación de este ayuntamiento.
Hay tantos muertos en los armarios de los políticos locales, y han sido demasiados los devaneos con los herederos del gilismo que en Estepona no podemos permitirnos ni un gramo más de porquería. Y lo más importante es barrer para afuera, no debajo de la alfombra. Hasta que no huela a podrido, como en la Dinamarca hamletiana.